Genesis 9 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 29 versitos |
1 Entonces Dios bendijo a Noé y a sus hijos, diciéndoles: "Sean fecundos, multiplíquense y llenen la tierra.
2 Ante ustedes sentirán temor a todos los animales de la tierra y todos los pájaros del cielo, todo lo que se mueve por el suelo, y todos los peces del mar: ellos han sido puestos en manos de ustedes.
3 Todo lo que se mueve y tiene vida les servirá de alimento; yo les doy todo eso como antes les di los vegetales.
4 Sólo se abstendrán de comer la carne con su vida, es decir, con su sangre.
5 Y yo pediré cuenta de la sangre de cada uno de ustedes: pediré cuenta de ella a todos los animales, y también pediré cuenta al hombre de la vida de su prójimo.
6 Otro hombre derramará la sangre de aquel que derrame sangre humana, porque el hombre ha sido creado a imagen de Dios.
7 Ustedes, por su parte, sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y domínenla".
8 Y Dios siguió diciendo a Noé y a sus hijos:
9 "Además, yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes,
10 y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra.
11 Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra".
12 Dios añadió: "Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros:
13 yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra.
14 Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco entre ellas,
15 me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales.
16 Al aparecer mi arco en las nubes, yo lo veré y me acordaré de mi alianza eterna con todos los seres vivientes que hay sobre la tierra.
17 Este, dijo Dios a Noé, es el signo de la alianza que establecí con todos los mortales".
18 Los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet. Cam es el padre de Canaán.
19 A partir de estos tres hijos de Noé, se pobló toda la tierra.
20 Noé se dedicó a la agricultura y fue el primero que plantó una viña.
21 Pero cuando bebió vino, se embriagó y quedó tendido en medio de su carpa, completamente desnudo.
22 Cam, el padre de Canaán, al ver a su padre desnudo, fue a contárselo a sus hermanos, que estaban afuera.
23 Entonces Sem y Jafet tomaron un manto, se lo pusieron los dos sobre la espalda y, caminando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre. Como sus rostros miraban en sentido contrario, no vieron a su padre desnudo.
24 Cuando Noé despertó de su embriaguez y se enteró de lo que había hecho su hijo menor,
25 dijo: "¡Maldito sea Canaán! El será para sus hermanos el último de los esclavos".
26 Y agregó: "Bendito sea el Señor, Dios de Sem, y que Canaán sea su esclavo.
27 Que Dios abra camino a Jafet, para que habite entre los campamentos de Sem; y que Canaán sea su esclavo".
28 Después del Diluvio, Noé vivió trescientos cincuenta años,
29 y en total, vivió novecientos cincuenta años. Al cabo de ellos, murió.

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Introducción a Genesis


Génesis

GÉNESIS es una palabra griega, que significa "origen". El primer libro de la Biblia lleva ese nombre, porque trata de los orígenes del universo, del hombre y del Pueblo de Dios.
El libro del Génesis se divide en dos grandes partes. La primera es denominada habitualmente "Historia primitiva", porque presenta un amplio panorama de la historia humana, desde la creación del mundo hasta Abraham (caps. 1-11). La segunda narra los orígenes más remotos del pueblo de Israel: es la historia de Abraham, Isaac y Jacob, los grandes antepasados de las tribus hebreas. Al final de esta segunda parte, adquiere particular relieve la figura de José, uno de los hijos de Jacob, ya que gracias a él su padre y sus hermanos pudieron establecerse en Egipto. La historia de los Patriarcas se cierra con el anuncio del retorno de los israelitas a la Tierra prometida, cuyo cumplimiento comienza a relatarse en el libro del Éxodo.
Estas dos partes presentan notables diferencias en cuanto a la forma literaria y al contenido, pero están íntimamente relacionadas. El Génesis se remonta primero a los orígenes del mundo y de la humanidad. Luego, mediante una serie de genealogías cada vez más restringidas, establece una sucesión ininterrumpida entre Adán, el padre de la humanidad pecadora, y Abraham, el padre del Pueblo elegido. Este vínculo genealógico pone bien de relieve que la elección de Abraham no fue un simple hecho al margen de la historia humana. La elección divina no era un privilegio reservado para siempre a una sola persona o a una sola nación. Si Dios manifestó su predilección por Abraham y por la descendencia nacida de él, fue para realizar un designio de salvación que abarca a todos los pueblos de la tierra.
En la redacción final del libro del Génesis, se emplearon elementos de las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última fuente tiene una importancia especial en el conjunto de la obra, debido a que constituye la base literaria en la que se insertaron las otras tradiciones.
Los primeros capítulos del Génesis ofrecen una dificultad muy particular para el hombre de hoy. En ellos se afirma, por ejemplo, que Dios creó el universo en el transcurso de una semana, que modeló al hombre con barro y que de una de sus costillas formó a la mujer. ¿Cómo conciliar estas afirmaciones con la visión del universo que nos da la ciencia? La dificultad se aclara si tenemos en cuenta que el libro del Génesis no pretende explicar "científicamente" el origen del universo ni la aparición del hombre sobre la tierra. Con las expresiones literarias y los símbolos propios de la época en que fueron escritos, esos textos bíblicos nos invitan a reconocer a Dios como el único Creador y Señor de todas las cosas. Este reconocimiento nos hace ver el mundo, no como el resultado de una ciega fatalidad, sino como el ámbito creado por Dios para realizar en él su Alianza de amor con los hombres. La consumación de esa Alianza serán el "cielo nuevo" y la "tierra nueva" ( Isa_65:17 ; Rev_21:1 ) inaugurados por la Resurrección de Cristo, que es el principio de una nueva creación.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Genesis 9,1-29

4-5. Según la concepción de los antiguos hebreos, "la vida de toda carne es su sangre" ( Lev_17:11, Lev_17:14; Deu_12:23). En esta concepción se funda la importancia primordial de la sangre en el ritual de los sacrificios y en la realización de las alianzas ( Exo_24:8). Como la vida pertenece exclusivamente a Dios, al hombre le está prohibido comer la sangre y Dios mismo vengará todo derramamiento de sangre humana.

18-27. Los tres hijos de Noé representan en este relato "yahvista" a las tres grandes familias en que los antiguos hebreos dividían el mundo habitado. El punto esencial del relato es la bendición de Sem y la maldición de Canaán. El primero es el antepasado de Israel; el segundo personifica a los habitantes de Palestina, que fueron despojados y subyugados por los israelitas. La maldición alcanza a una cultura, cuya religión era para los israelitas sinónimo de corrupción e inmoralidad.