Ester  8 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 17 versitos |
1

Triunfo de los judíos

Ese mismo día el rey Asuero dio a la reina º Ester las posesiones de Amán, el enemigo de los judíos, y Mardoqueo fue presentado al rey, porque ya Ester le había revelado el parentesco que los unía. º
2 El rey se quitó el anillo que había recobrado de Amán y se lo dio a Mardoqueo a quien Ester nombró administrador de las posesiones que habían sido de Amán. º
3 Volvió luego Ester a interceder ante el rey; echándose a sus pies y llorando le suplicó que anulase los perversos planes ideados por Amán, de Agag, contra los judíos.
4 Cuando el rey extendió hacia Ester el cetro de oro, ella se levantó, y de pie ante el rey
5 dijo: — Si me he ganado el favor del rey y cree que mi petición es justa, si está contento conmigo, haga revocar por escrito los decretos que mandó redactar Amán, hijo de Hamdatá, de Agag, para exterminar a los judíos de todas las provincias del reino.
6 Porque no puedo soportar la tragedia que se cierne sobre mi pueblo. ¿Cómo podría contemplar el exterminio de los de mi raza?
7 Entonces el rey Asuero les dijo a Ester y a Mardoqueo, el judío: — Miren, he mandado ahorcar a Amán por sus maquinaciones contra los judíos, y sus posesiones ya están en manos de Ester.
8 Pero un decreto escrito en mi nombre y sellado con mi anillo es irrevocable. Así pues, redacten ahora, en mi nombre, otro decreto en favor de los judíos º, como ustedes consideren más adecuado y séllenlo con mi anillo real. º
9 Inmediatamente se llamó a los escribas reales. Era el día veintitrés del mes tercero, es decir, el mes de Siván º. Todo lo que ordenó Mardoqueo fue puesto por escrito para los judíos, los sátrapas reales, los gobernadores y los altos funcionarios de las ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía, en la escritura de cada provincia y en la lengua de cada pueblo. A los judíos también se les escribió en su escritura y lengua.
10 Los decretos se escribieron en nombre del rey Asuero, se sellaron con el anillo real y se enviaron por medio de mensajeros reales, que montaban veloces corceles de las caballerizas reales.
11 El edicto real concedía permiso a los judíos, en cualquier ciudad donde estuvieran, a organizarse y defenderse, a destruir y matar, aniquilar y apoderarse de los bienes de toda la gente armada, de cualquier pueblo o provincia que los atacase, sin respetar a mujeres ni a niños.
12 Para llevar todo esto a cabo en todas las provincias del rey Asuero se fijo una fecha: el día trece del duodécimo mes, es decir, el mes de Adar º.
[(12a) Esta es la copia del decreto:
(12b) “El gran rey Artajerjes, a los gobernadores de las ciento veintisiete provincias que se extienden desde la India hasta Etiopía, y a todos los que se interesan por nuestros asuntos. Salud.
(12c) Hay muchos individuos que, cuanto más honores reciben de la generosidad de sus bienhechoresº, tanto más se ensoberbecen. Buscan maltratar a nuestros súbditos e, incapaces de contener su personal insolencia, se dedican a intrigar contra sus propios benefactores.
(12d) No les basta con ser desagradecidos, sino que, llenos de jactancia al verse exaltados por gentes que ignoran el bien, piensan que pueden escapar de la justicia de Dios, que todo lo ve y que aborrece el mal.
(12e) Muchos de los que están constituidos en autoridad, dejan frecuentemente los asuntos de su gobierno en manos de otros a quienes tienen por amigos; pero estos los incitan a menudo a hacerse cómplices de la muerte de personas inocentes, causando así un daño irreparable.
(12f) Con palabras malvadas y engañosas sorprenden a los gobernantes de buena fe,
(12g) lo cual se puede comprobar sin necesidad de remontarse a historias de otros tiempos, pues basta con que miréis lo que sucede ante vuestros propios ojos y advirtáis cuántos crímenes ha cometido esa mala ralea de indignos gobernantes.
(12h) Por lo tanto, debemos esforzarnos por asegurar un porvenir de paz y tranquilidad a todos los súbditos de nuestro reino,
(12i) procediendo a hacer los cambios oportunos y juzgando siempre, con la mayor rectitud, los asuntos que se nos presenten.
(12j) En cierta ocasión recibimos entre nosotros como huésped a un macedonioº llamado Amán, hijo de Hamedata, hombre por completo ajeno a la auténtica sangre persa, y muy lejos de nuestra generosa forma de ser.
(12k) Lo acogimos entre nosotros con los mismos sentimientos de humanidad con que tratamos a todo extranjero; luego se le dio el título de “padre nuestro”, y todos se postraban delante de él, porque llegó a ser la más alta dignidad del reino después de mí.
(12l) Pero no satisfecha con eso su ambición, no sólo maquinó quitarme el reino, sino hasta la misma vida.
(12m) Con toda suerte de artimañas, intentó eliminar a Mardoqueo, a cuyo constante y leal servicio debemos la vida; y solicitó la pena de muerte para Ester, reina irreprochable y compañera nuestra, y para todos los de su nación.
(12n) Pensó que por estos medios nos dejaría aislados, y que así podría arrebatarnos a nosotros, los persas, nuestro reino, y pasárselo a los macedonios.
(12ñ) Pero hemos averiguado que los judíos —a quien ese hombre, el peor de los criminales, había condenado al exterminio— no son malhechores, sino que se gobiernan por leyes muy justas,
(12o) y que son hijos del Altísimo, el gran Dios vivo que mantiene floreciente nuestro reino, como también lo mantuvo en tiempos de nuestros antepasados.
(12p) Por lo tanto, haréis bien no teniendo en cuenta las cartas enviadas por Amán, hijo de Hamedata, porque tanto él como toda su familia han sido ejecutadosº en la horca ante las puertas de Susa. Y Dios, que tiene poder sobre todas las cosas, es quien le ha aplicado prontamente el castigo que se había merecido.
(12q) En todos los lugares públicos deben fijarse copias de este decreto, y ha de permitirse que los judíos vivan libremente de acuerdo con sus leyes. También se les debe ayudar a defenderse de quienes, en un solo día, el trece del duodécimo mes, o sea el mes de Adarº, traten de ir contra ellos para exterminarlos.
(12r) Porque Dios, que es el Soberano de todas las cosas, ha cambiado en júbilo el día que iba a ser de luto para el pueblo escogido.
(12s) En lo que respecta a vosotros, los judíos, incluiréis entre vuestras festividades la jubilosa celebración de este día memorable. Así, de aquí en adelante, no sólo recordaremos nuestra salvación y la de todo persa de buenos sentimientos, sino también la destrucción de nuestros enemigos.
(12t) Ahora bien, cualquier ciudad y, en general, cualquier provincia que no cumpla estas disposiciones, será de tal manera arrasada a sangre y fuego que no sólo quedará inhabitable para los humanos, sino que hasta las bestias salvajes y las aves la repudiarán para siempre”.]
13 El texto de este edicto debía ser promulgado como una ley en todas las provincias, y dado a conocer en cada pueblo a fin de que los judíos estuvieran preparados ese día para vengarse de sus enemigos.
14 Los mensajeros, según la orden real, partieron de inmediato montando veloces corceles de las caballerizas reales. El decreto se promulgó también en la ciudad de Susa.
15 Mardoqueo salió del palacio real con vestiduras regias de color violeta y blanco, con una gran corona de oro y un manto de lino fino de color púrpura. En la ciudad de Susa se escucharon gritos de alegría,
16 pues para los judíos fue tiempo de luz y alegría, de fiesta y triunfo.
17 En cada provincia y en cada ciudad, a medida que iba llegando el decreto real, los judíos se llenaban de alegría y felicidad, y celebraban fiestas y banquetes. Muchos habitantes del país se hicieron judíos por miedo a ellos.

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Introducción a Ester 

INTRODUCCIÓN


Ester, según los rabinos judíos, sería el libro más reciente del Antiguo Testamento. Narra las vicisitudes de una bella muchacha judía llamada Hadasá (que significa “mirto”) o Ester (que significa “estrella”) en el marco de uno de los momentos más florecientes del imperio persa. Asuero (nombre que corresponde al rey Jerjes I — 485-465 a. C. — ) reina en Susa donde se desarrollan las usuales conspiraciones palaciegas, intentos de monopolizar poder y favores, emisiones de decretos y contradecretos.


El texto, marcado por un notable dramatismo histórico, destaca por su aparente falta de vinculación con los cánones usuales de religiosidad veterotestamentaria: no se menciona el nombre de Yahvé ni se hacen referencias explícitas a Dios; tampoco se indica que Israel sea una entidad de carácter espiritual ni profético. Esta peculiaridad hizo que se cuestionara su inclusión en el canon. Su estrecha asociación con la fiesta de Purim (el libro de Ester es el último de los cinco “rollos” — meguillot — que se leían en las grandes fiestas judías) y su tinte racial terminaron por imponer su peso en la consideración de la obra como libro inspirado y pasó a formar parte de los libros canónicos del AT.


La versión griega de los LXX amplía el texto hebreo que poseemos (TM) en ciento siete versículos. Estos versículos se intercalan entre los diferentes capítulos del original hebreo con la intención de buscar, seguramente, una vinculación más estrecha con los escritos canónicos.


Los rabinos opinaban que fueron los miembros de la Gran Sinagoga los que compusieron el libro. Otros autores se inclinan por Mardoqueo o Esdras. Detalles del palacio real y de los cargos secundarios de la organización del imperio persa, nos hacen pensar que el autor pudo incluso ser coetáneo a los acontecimientos (siglo IV a. C.).


El libro nos presenta el siguiente esquema:


I. — INTRODUCCIÓN HISTÓRICA (Est 1:1-22Est 2:1-23)


II. — PROYECTO DE AMÁN PARA EXTERMINAR A LOS JUDÍOS (Est 3:1-15Est 5:1-14)


III. — LA LIBERACIÓN (Est 6:1Est 9:19)


IV. — INSTITUCIÓN DE LA FIESTA DE PURIM (Est 9:20Est 10:3)


El relato está concebido y elaborado literariamente de un modo exquisito. Por ello se ha planteado la cuestión de si el libro de Ester es un relato, parcialmente al menos, histórico o una simple novela de ficción. Sea como fuere manifiesta situaciones de un alto interés dramático y de una gran fortaleza de espíritu en los protagonistas. El comportamiento del pueblo judío, que de perseguido se convierte en perseguidor, plantea, sin embargo, serias cuestiones teológicas.


La historia es sustrato indispensable para justificar la fiesta de Purim. Un plan de exterminio cuya ejecución concreta se echa a suertes (en hebreo “pur”, “purim”) termina cambiando de destinatarios, y la tristeza se convierte en desbordante alegría. Esa algazara constituye el pretendido trasfondo histórico de la fiesta de Purim (suertes), una fiesta que llegó a ocupar un lugar importante en el calendario nacional judío.


El libro de Ester nos hace reflexionar sobre el devenir de los tiempos y de los fenómenos sociales y de cómo los protagonistas de la historia (hombres y mujeres representados en este caso por Mardoqueo y Ester) pueden, apoyados por el poder divino, superar, o cuando menos mejorar, las situaciones adversas.


ESTER CON LOS TEXTOS DEUTEROCANÓNICOS.


INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


El libro de Ester ha llegado hasta nosotros, por una parte, en el texto hebreo masorético (TM) y, por otra, en dos traducciones griegas: la versión de los LXX y el texto de Luciano. A la hora de contrastar estas versiones griegas, se puede comprobar que la traducción es bastante libre, sobre todo en la versión de los LXX que, con relación al texto hebreo, está ampliada en 107 versos divididos en seis secciones, incorporadas en distintos puntos de la narración. Estos añadidos, que no fueron reconocidos como Escritura Sagrada por el judaísmo ortodoxo palestinense ni más tarde por las iglesias protestantes, suponen una cierta reelaboración del original.


Jerónimo, en su traducción latina, decide sacar estas adiciones de su contexto y situarlas al final de su traducción de Ester. Estas adiciones, reconocidas como Escritura sagrada por la tradición católica, son las que recogemos aquí. Pero, para que al lector le sea fácil conocer dónde deben insertarse estas adiciones dentro de la trama del libro hebreo de Ester, las hemos querido acompañar de dicho texto. Lo hacemos poniendo en letra cursiva lo que corresponde al texto griego, y entre corchetes — [] — lo que forma parte del texto hebreo.


2. Intención


Las adiciones griegas no proporcionan datos nuevos al núcleo de la narración. Su aportación es de otra índole. En el texto hebreo llama poderosamente la atención la ausencia casi total de referencias religiosas: no se nombra ni una sola vez a Dios, ni hay alusión alguna a prácticas religiosas. Quizá una de las razones que tuvo el autor para introducir estas adiciones está precisamente en la voluntad de dar al relato hebreo un talante religioso más explícito; en concreto se menciona expresamente muchas veces a Dios o al Señor.


Por otra parte, el medio socio-cultural helenístico en que se desenvuelve la vida de los judíos, especialmente los de la diáspora, pedía adaptar un tanto el contenido con el fin de humanizar la obra y suavizar algunos de sus rasgos más duros. También puede notarse un esfuerzo de adaptación estilística acomodándose al estilo judío de narrar tal como aparece en los libros de Esdras, Nehemías y Daniel.


3. Autor, lugar y fecha de composición


No es fácil determinar quién es el autor de estas adiciones al libro hebreo de Ester. Casi lo único que podemos decir es que no todas proceden del mismo autor, y que no son traducciones; su lengua original es el griego.


Respecto a la fecha de composición tenemos el dato que nos aporta el propio libro en el capítulo Est 10:3 k, lo que nos situaría en la época de Ptolomeo VIII, es decir en torno al año 114 a. C. El gran intercambio cultural que existe en esta época entre las comunidades judías de Palestina y de Egipto (sobre todo de Alejandría) apoyarían esta hipótesis.


Fuente:

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Notas

Ester  8,1Ver Pro 11:8.


Ester  8,1— el rey Asuero dio a la reina: Las posesiones de un condenado a muerte pasaban a ser propiedad del rey. Ver 1Re 21:1-29.
Ester  8,2Ver Dan 2:48.
Ester  8,8Est 1:19; (ver Est 3:12).
Ester  8,8— otro decreto en favor de los judíos: Puesto que un decreto real ya publicado no se podía anular, este nuevo decreto sirve para contrarrestar el anterior.
Ester  8,9— Siván: Mes que correspondía respectivamente a la segunda y primera mitad de nuestros mayo-junio.
Ester  8,12— Adar: Ver nota a Est 3:13. La versión griega inserta aquí una copia del nuevo decreto real.

Est 8:12 c: — bienhechores: Entre los persas existía un título honorífico de “bienhechores del rey”. En la época helenística este título lo reciben los reyes.

Est 8:12 j: — macedonio: Resulta extraña esta indicación del origen de Amán. Quizá es un resto de la polémica antihelénica en tiempos de Antíoco IV Epífanes, heredero de una parte del imperio de Alejandro Magno que era macedonio.

Est 8:12 p: — como toda su familia han sido ejecutados: Una anticipación literaria de Est 9:6-14.

Est 8:12 q: — el mes de Adar: Ver tercera nota a Est 3:13 f.