Salmos 84 Nueva Versión Internacional (1999) | 12 versitos |
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Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de los hijos de Coré.


¡Cuán hermosas son tus moradas, SEÑOR Todopoderoso!
2 Anhelo con el alma los atrios del SEÑOR; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida.
3 SEÑOR Todopoderoso, rey mío y Dios mío, aun el gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su nido, para poner sus polluelos.
4 Dichoso el que habita en tu templo, pues siempre te está alabando. Selah
5 Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que sólo piensa en recorrer tus sendas.
6 Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle.
7 Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas, y en Sión se presentan ante el Dios de dioses.
8 Oye mi oración, SEÑOR, Dios Todopoderoso; escúchame, Dios de Jacob. Selah
9 Oh Dios, escudo nuestro, pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos.
10 Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos.
11 El SEÑOR es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El SEÑOR brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha.
12 SEÑOR Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían!

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Fuente: Nueva Versión Internacional (SBI, 1999)

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