Joel  1 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 20 versitos |
1

Título

Palabras que el Señor comunicó a Joel, hijo de Petuel.
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El día del Señor (1—3)

Relato de plagas y sequía

¡Oigan esto ustedes, los ancianos; habitantes todos del país, escuchen! ¿Aconteció algo igual en sus días o en los días de sus antepasados?
3 Cuéntenselo a sus hijos, sus hijos a los suyos, y sus hijos a una nueva generación.
4 Lo que dejó la “devastadora” lo comió la “acaparadora”; lo que dejó la “acaparadora” lo comió la “lamedora”, y lo que dejó la “lamedora” lo comió la “devoradora º”. º
5 Despierten, los embriagados, y lloren. Giman, los bebedores de vino, por el mosto que se les ha quitado de la boca.
6 Porque un pueblo ha invadido mi tierra; es poderoso e innumerable; sus dientes son dientes de león, y tiene muelas como de leona.
7 Ha asolado mi viñedo, ha destrozado mis higueras, las ha descortezado del todo haciendo blanquear sus ramas; luego las ha derribado.
8 Llora tú como una joven vestida de luto por causa del marido de su juventud.
9 Ofrenda y libación han cesado en el Templo del Señor; hacen duelo los sacerdotes, los servidores del Señor. º
10 El campo está devastado, enlutada la tierra; el trigo se ha perdido, se echa en falta el mosto, se ha agotado el aceite.
11 Constérnense, labradores, giman, viñadores, pues se ha echado a perder la cosecha del trigo y la cebada.
12 Está reseco el viñedo y marchita la higuera, así como el granado, el manzano y la palmera: se han secado por completo todos los árboles del campo. Incluso entre la gente ha desaparecido la alegría.
13

Convocatoria al ayuno y la oración

Vístanse de luto y lloren, sacerdotes; giman ustedes, servidores del altar; vengan a dormir sobre esteras, ustedes, los que sirven a mi Dios, pues ofrenda y libación han cesado en el Templo de su Dios. º
14 Promulguen un ayuno, convoquen una asamblea, reúnan a los ancianos y a todos los que habitan el país en el Templo del Señor, su Dios, y clamen al Señor. º
15

Anuncio del día del Señor

¡Ay, qué terrible aquel día! Porque el día del Señor está cerca; la destrucción del Destructor º está a punto de llegar. º
16 Ante nuestros propios ojos nos ha sido arrebatada la comida junto con la alegría y el gozo en el Templo de nuestro Dios.
17 Las semillas se han podrido debajo de los terrones º; están los graneros en ruinas y los silos derruidos, porque el trigo se ha perdido.
18 ¡Cómo muge el ganado! deambula vacilante la vacada porque no encuentra pastos; también las ovejas desfallecen.
19 A ti clamo, Señor, porque el fuego ha consumido los matorrales de la estepa, y las llamas han abrasado todos los árboles del campo. º
20 Incluso las bestias salvajes braman dirigiéndose a ti, porque se han secado los arroyos y el fuego ha consumido los matorrales de la estepa.

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Introducción a Joel 

INTRODUCCIÓN


1. Trasfondo histórico-cultural


El texto mismo atribuye la autoría a Joel, cuyos datos biográficos nos son totalmente desconocidos, con la excepción de su filiación: hijo de Petuel. No obstante, la lectura del libro permite aventurar la verosimilitud de algunos rasgos de Joel: procedía probablemente del Reino de Judá y su predicación se desarrolló en Jerusalén; conocía los escritos de profetas precedentes a él, lo cual permite caracterizarlo como un hombre culto de su época. Algunos comentaristas afirman que Joel fue un profeta cultual, dado su interés por el Templo y el sacerdocio.


El libro no contiene ninguna alusión al Reino del Norte, ni a pueblos tales como el sirio, el babilonio o el asirio, en contraste con las menciones que se hacen de Egipto y Edom, así como las dedicadas a los fenicios, griegos, filisteos y sabeos. Tampoco hay ninguna referencia a la monarquía; son los ancianos y los sacerdotes los que aparecen como el estamento gobernante.


2. Aspectos literarios


Dada la carencia de indicaciones históricas precisas, se ha intentado datar el libro mediante criterios diversos: estilo, situación interna de Judá, apuntes sobre el contexto internacional. Para algunos comentaristas el libro habría sido escrito entre los siglos VI y III a. C. Lo más probable es que el libro deba datarse en la época postexílica, a finales del s. V a. C. o en la primera mitad del s. IV, debido a las menciones de la ofrenda del tamid (Joe 1:9; Joe 1:13; Joe 2:14) — que era una institución postexílica — , así como la probable referencia a la deportación en Joe 3:1-2. La mayoría de los comentaristas apoya la autoría única, sin perjuicio de que algún fragmento (Joe 3:1; Joe 3:4-8; Joe 3:18-21) pueda ser considerado como interpolación posterior. El autor posee unas dotes poéticas de gran altura y es buen conocedor de los escritos proféticos anteriores a él, según se aprecia en los múltiples paralelismos que se descubren con Isaías (cp. Isa 13:1-22), Jeremías (cps. Jer 4:1-31; Jer 5:1-31; Jer 6:1-30 y Jer 46:1-28), Ezequiel (cps. Eze 29:1-21; Eze 30:1-26; Eze 31:1-18; Eze 32:1-32), Abdías (v. Abd 1:17), Sofonías (cps. Sof 1:1-18; Sof 2:1-15) y Malaquías (cp. Mal 3:1-18). La gran originalidad del autor se encuentra en que, partiendo de la contemplación de un presente de desgracia y ruina, no duda en proclamar el anuncio apocalíptico del día del Señor.


3. Contenido y dimensión religiosa


Desde la experiencia de una serie de desastres naturales, el profeta trasciende el ámbito de la historia presente y anuncia el fatídico y espectacular día del Señor que traerá la liberación política y la prosperidad económica de Judá, junto con un severo juicio y el correspondiente castigo para las naciones que habían oprimido a Judá.


El profeta Joel considera, al igual que Sofonías y Jeremías, que el día del Señor será terrible; sin embargo, a diferencia de ellos anuncia salvación y bendición porque está persuadido de que el Señor es compasivo y clemente, paciente y misericordioso (Joe 2:13) con todos aquellos que se arrepienten de su conducta y se convierten a los caminos del Señor (Joe 2:14). De este modo, Joel conecta con el tono más esperanzado y consolador de Ezequiel o del Deuteroisaías, y con el anuncio de un mundo nuevo proclamado por Ezequiel, Ageo y Zacarías.


Es de subrayar el nacionalismo exacerbado de este profeta, tan en contraste con el mensaje universalista de Jonás. Además, puede extrañar que el llamamiento a la conversión no tenga exigencias éticas ni sociales, reduciéndose al ámbito de lo cultual. Como contrapartida a todo ello, cautiva su comprensión del carácter perdonador y liberador del Señor, y su promesa de una efusión ilimitada del Espíritu que anticipa la experiencia de la Iglesia primitiva en Pentecostés (Hch 2:4-21).


Fuente:

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Notas

Joel  1,4Joe 2:25; Deu 28:38.


Joel  1,4— la devastadora... la devoradora: El texto hebreo emplea cuatro términos que podrían indicar distintas especies de langostas o, tal vez, distintas fases de su desarrollo biológico. La traducción realizada ha optado por el empleo de calificativos que trasladan el significado de la raíz lingüística de aquellos términos, dada la incertidumbre existente.
Joel  1,9Joe 1:13; Joe 2:14; Éxo 29:38-41; Núm 28:3-8.
Joel  1,13Joe 1:9; Joe 2:14.
Joel  1,14Joe 2:15.
Joel  1,15— del Destructor: Lit. del Shadai, uno de los nombres que recibe Dios en el AT (ver Gén 17:1) y que habitualmente se traduce por Todopoderoso. Pero en este caso, hemos querido conservar el evidente juego de palabras que existe en el texto hebreo entre los términos shod (“destrucción”) y shadai (“todopoderoso”).
Joel  1,15Joe 2:1.
Joel  1,17— Las semillas se han podrido debajo de los terrones: Verso de difícil traducción debido a que tres de sus términos aparecen exclusivamente en este texto bíblico. Otras traducciones propuestas son: el grano se pudrió debajo de los terrones, o bien: las bestias se consumen en sus establos.
Joel  1,19Joe 2:3.