Numeros  15 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 41 versitos |
1 El Señor dijo a Moisés:
2 Habla en estos términos a los israelitas: Cuando entren en la tierra que yo les daré para que vivan en ella,
3 y presenten un animal del ganado mayor o menor como ofrenda que se quema en holocausto o en sacrificio al Señor, ya sea para cumplir un voto, ya sea como ofrenda voluntaria o en las fiestas fijas -ofreciendo así un aroma agradable al Señor-
4 la persona que presente la ofrenda al Señor deberá traer, como oblación, la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con un litro y medio de aceite.
5 También deberás ofrecer, con el holocausto o el sacrificio, un litro y medio de vino como libación para cada cordero.
6 Si se trata de un carnero, presentarás como oblación dos décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con dos litros y cuarto de aceite;
7 y como libación -como ofrenda de aroma agradable al Señor- ofrecerás dos litros y cuarto de vino.
8 Si ofreces al Señor como holocausto o sacrificio un animal del ganado mayor o menor, sea para cumplir un voto o como sacrificio de comunión,
9 además del animal, se ofrecerá una oblación consistente en tres décimas partes de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con un litro y medio de aceite;
10 y como libación ofrecerás tres litros y medio de vino. Estas son ofrendas que se queman con aroma agradable al Señor.
11 Lo mismo se hará con cada toro, con cada carnero, y con cada oveja o cabra,
12 cualquiera sea la cantidad que ofrezcas: lo mismo harás con cada uno de sus animales, cualquiera sea su número.
13 Todos los israelitas procederán de la misma manera, cuando presenten una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor.
14 Y si un extranjero residente entre ustedes, o cualquiera que viva en medio de ustedes, a lo largo de las generaciones, quiere presentar una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor, lo hará también él como lo hacen ustedes.
15 En la asamblea, habrá una sola ley para ustedes y para los extranjeros. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones. El extranjero hará lo mismo que ustedes delante del Señor.
16 En una palabra, el mismo ritual y la misma disposición estará en vigencia para ustedes y para los extranjeros que residan entre ustedes.
17 El Señor dijo a Moisés:
18 Habla en estos términos a los israelitas: Cuando entren en la tierra adonde yo los haré entrar,
19 y coman el pan de esa tierra, reservarán una ofrenda para el Señor:
20 como primicias de la harina, ofrecerán una torta; como se reserva la ofrenda de la era, se reservará también aquella.
21 Así presentarán al Señor una ofrenda de las primicias de su harina, a lo largo de las generaciones.
22 Si ustedes, por inadvertencia, dejan de cumplir cualquiera de estos mandamientos que el Señor prescribió a Moisés
23 -cualquiera de las cosas que el Señor les ordenó por medio de él- desde el momento en que el Señor les impuso el mandamiento, y después, a lo largo de las generaciones, se procederá de la siguiente manera:
24 Si quien obró inadvertidamente fue la comunidad, toda la comunidad ofrecerá un novillo como holocausto de aroma agradable al Señor -con su oblación y la libación prescrita- y un chivo como sacrificio por el pecado.
25 El sacerdote practicará el rito de expiación en favor de toda la comunidad, y esta será perdonada, porque se trata de un error, y ellos, para reparar ese error, presentaron delante del Señor su ofrenda -una ofrenda que se quema para el Señor- y su sacrificio por el pecado.
26 Así será perdonadas toda la comunidad de los israelitas, y también el extranjero que resida en medio de ellos, porque esto le sucedió a todo el pueblo inadvertidamente.
27 Si quien obró inadvertidamente fue una sola persona, ofrecerá una cabra de un año como sacrificio por el pecado.
28 El sacerdote del Señor, en favor de esa persona, porque ella pecó inadvertidamente. Y cuando se practique en favor de ella el rito de expiación, será perdonada,
29 tanto el israelita como el extranjero residente entre ustedes: habrá una sola ley para todo el que obra por inadvertencia.
30 Pero el que obra deliberadamente -tanto el israelita como el extranjero- ultraja al Señor y será excluido de su pueblo.
31 Por haber despreciado la palabra del Señor y violado su mandamiento, esa persona será extirpada: es responsable de su culpa.
32 Mientras los israelitas estaban en el desierto, se encontraron con un hombre que estaba juntando leña en sábado.
33 Los que lo encontraron juntando leña lo llevaron ante Moisés, Aarón y toda la comunidad.
34 Entonces fue puesto bajo custodia, porque no estaba determinado lo que se debía hacer con él.
35 Pero el Señor dijo a Moisés: "Ese hombre debe ser castigado con la muerte: que toda la comunidad lo mate a pedradas fuera del campamento".
36 Toda la comunidad lo sacó fuera del campamento, y lo mataron a pedradas, como el Señor lo había ordenado a Moisés.
37 El Señor dijo a Moisés:
38 "Habla a los israelitas, e instrúyelos para que tanto ellos como sus descendientes se pongan unos flecos en las puntas de sus mantos, y para que aten a los flecos de cada punta un cordón de púrpura violeta.
39 Ustedes llevarán esos flecos, y al verlos se acordarán de todos los mandamientos del Señor. Así los pondrán en práctica, y no seguirán los caprichos de su corazón y de sus ojos que los arrastran al desenfreno.
40 Así se acordarán de cumplir mis mandamientos, y serán santos para su Dios.
41 Yo soy el Señor, su Dios, que los hice salir de Egipto para ser su Dios. Yo soy el Señor, su Dios".

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Introducción a Numeros 


Números


El título NÚMEROS refleja bastante imperfectamente el contenido del cuarto libro del Pentateuco, pero destaca, al menos, una de sus características: la preocupación por las precisiones numéricas. Esta preocupación se manifiesta, entre otras cosas, en los dos censos registrados en el Libro (caps. 1-4; 26), en la reglamentación sobre los sacrificios (caps. 28-29), y en las instrucciones para el reparto del botín (cap. 31) y para la división del territorio alrededor de las ciudades levíticas (35. 1-8).
Los judíos de lengua hebrea llamaban a este libro "EN EL DESIERTO", porque estas son las palabras más importantes del versículo inicial. Dicho titulo evoca otro de sus temas característicos: la marcha de los israelitas a través del desierto, desde el Sinaí hasta las fronteras de la Tierra prometida.
El libro de los Números da la impresión de ser un conjunto de elementos heterogéneos, sin ninguna conexión lógica. A pesar de todo, es posible establecer un cierto orden, si se tiene en cuenta el marco geográfico de los acontecimientos relatados.
1.º La partida desde el Sinaí se prepara con un censo del pueblo y con las ofrendas presentadas con motivo de la dedicación del Santuario (1. 1 - 10. 10).
2.º Después de celebrar la segunda Pascua, los israelitas salen del Sinaí y llegan a Cades, donde realizan un intento desafortunado de entrar en Canaán por el sur (10. 11 - 21. 35).
3.º Tras una larga permanencia en Cades, vuelven a ponerse en camino y llegan a las estepas de Moab, frente a Jericó (caps. 22-36).
En torno a estos relatos, se mezclan numerosas disposiciones legales y litúrgicas, que completan la legislación del Sinaí o preparan el establecimiento de Israel en Canaán.
En el libro de los Números vuelven a aparecer las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última es la que dio una forma acabada a toda la obra y le imprimió su espíritu peculiar.
Es inútil buscar en esta compilación de antiguas tradiciones, un relato exacto y ordenado de los hechos. La tradición sobre el itinerario del desierto es fragmentaria y se limita a unos pocos episodios. Además, la historia es vista desde una perspectiva religiosa. Su intención es mostrar la solícita providencia de Dios en favor de su Pueblo, a pesar de las murmuraciones y rebeldías del mismo.
Durante su marcha por el desierto, Israel vivió sus primeras experiencias como Pueblo de Dios. Allí la masa heterogénea de fugitivos que habían salido de Egipto bajo la guía de Moisés ( Exo_12:38 ) comenzó a tomar conciencia de su destino común. Al llegar la plenitud de los tiempos, también el nacimiento del nuevo Pueblo de Dios estuvo vinculado con el desierto. Allí predicó y bautizó Juan el Bautista, para preparar "el camino del Señor" ( Mat_3:3 ). Y allí Jesús "fue llevado por el Espíritu" ( Mat_4:1 ) para prepararse a cumplir su misión de "iniciador y consumador de nuestra fe" ( Heb_12:2 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas