Mateo 16 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 28 versitos |
1 Los fariseos y los saduceos se acercaron a él y, para ponerlo a prueba, le pidieron que les hiciera ver un signo del cielo.
2 El les respondió: "Al atardecer, ustedes dicen: "Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojo como el fuego".
3 Y de madrugada, dicen: "Hoy habrá tormenta, porque el cielo está rojo oscuro". ¡De manera que saben interpretar el aspecto del cielo, pero no los signos de los tiempos!
4 Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro signo que el de Jonás". Y en seguida los dejó y se fue.
5 Al pasar a la orilla, los discípulos se olvidaron de llevar pan.
6 Jesús les dijo: "Estén atentos y cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos".
7 Ellos pensaban: "Lo dice porque no hemos traído pan".
8 Jesús se dio cuenta y les dijo: "Hombres de poca fe, ¿cómo están pensando que no tienen pan?
9 ¿Todavía no comprenden? ¿No se acuerdan de los cinco panes para cinco mil personas y del número de canastas que juntaron?
10 ¿Y tampoco recuerdan lo siete panes para cuatro mil personas, y cuántas canastas recogieron?
11 ¿Cómo no comprenden que no me refería al pan? ¡Cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos!".
12 Entonces entendieron que les había dicho que se cuidaran, no de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.
13 Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".
14 Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".
15 "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".
16 Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
17 Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
18 Y yo te digo: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
19 Yo te dará las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
20 Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
21 Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
22 Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: "Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá".
23 Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".
24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
25 Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
26 ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
27 Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.
28 Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino".

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Introducción a Mateo


EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

El Evangelio que lleva el nombre de MATEO -un recaudador de impuestos que abandonó su trabajo para seguir a Jesús (9. 9)- fue escrito hacia el 80d.C. y está dirigido principalmente a los cristianos de origen judío.
Dado el carácter de los destinatarios, Mateo cita con frecuencia textos del Antiguo Testamento y se apoya en ellos para mostrar que el designio de Dios anunciado por los Profetas alcanza su pleno cumplimiento en la persona y la obra de Jesús. Él es el "Hijo de David", el "Enviado" para salvar a su Pueblo, el "Hijo del hombre" que habrá de manifestarse como Juez universal, el "Rey de Israel" y el "Hijo de Dios" por excelencia. Mateo también aplica a Jesús en forma explícita los oráculos de Isaías sobre el "Servidor sufriente", que carga sobre sí nuestras debilidades y dolencias. Y al darle el título de "Señor", reservado sólo a Dios en el Antiguo Testamento, afirma implícitamente su condición divina.
Este evangelista atribuye una especial importancia a las enseñanzas de Jesús y las agrupa en cinco discursos, que forman como la trama de su Evangelio y están encuadrados por otras tantas secciones narrativas. El tema central de estos discursos es el Reino de Dios. En ellos, Cristo aparece como "el nuevo Moisés", que lleva a su plenitud la Ley de la Antigua Alianza. También es el "Maestro", que enseña "como quien tiene autoridad" (7. 29) la "justicia" de ese Reino inaugurado y proclamado por él.
El Evangelio de Mateo ha sido llamado con razón "el Evangelio de la Iglesia", por el papel preponderante que ocupa en él la vida y la organización de la comunidad congregada en nombre de Jesús. Esta comunidad es el nuevo Pueblo de Dios, el lugar donde el Señor resucitado manifiesta su presencia y la irradia a todos los hombres. Por eso ella está llamada a vivir en el amor fraterno y el servicio mutuo, como condiciones indispensables para hacer visible el verdadero rostro de Jesucristo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Mateo 16,1-28

4. Ver nota 12. 39.

13. "Cesarea de Filipo" estaba situada al norte de Palestina.

17. "La carne" y "la sangre" designan al hombre completo en la debilidad de su condición terrena.

18. Simón recibe el nombre de "Pedro" ("Cefas"), que significa "piedra", o mejor, "roca", y este cambio de nombre simboliza la misión que Jesús le confía.

"Iglesia" proviene de una palabra griega que significa "asamblea". La palabra hebrea equivalente designaba, en el Antiguo Testamento, la comunidad del Pueblo judío.

"El poder de la Muerte", literalmente, "las puertas del Infierno" o "del Abismo". El "Abismo" era la morada de los muertos, y aquí se refiere a las fuerzas del mal que se oponen a la acción de Dios en el mundo y llevan a los hombres a la muerte eterna. Ver Apo_1:18.

19. "Atar" y "desatar", en el lenguaje de los rabinos, significaba declarar autoritariamente lo que estaba prohibido o permitido. Esto implicaba el poder de excluir y reincorporar en la comunidad religiosa.

21. Estos tres grupos eran los que componían el Sanedrín o Tribunal Supremo de los judíos.

Los "ancianos" eran los principales jefes de familias no sacerdotales.

El "Sumo Sacerdote" era el Jefe supremo de los judíos y reunía en su persona la máxima autoridad religiosa y civil, aunque en la práctica su poder era menor. Se lo elegía para toda la vida y sólo en casos excepcionales podía ser depuesto. Esta excepción se había hecho común en el tiempo de Jesús, por lo cual en el Evangelio se habla frecuentemente de los "sumos sacerdotes", es decir, del que lo era en ese momento y de los que lo habían sido anteriormente. En cuanto a los "escribas", ver nota 2. 4.

23. Jesús llama a Pedro "Satanás" -en hebreo, "Satán", que significa "Adversario"- porque al querer alejarlo de la Pasión se oponía al plan de Dios, que consistía en salvar al mundo por medio de la cruz. Ver nota Job_1:6.

28. En este versículo, el evangelista se refiere probablemente a los tres discípulos que "seis días después" (17.1) serían los testigos de la transfiguración de Jesús, en la que él deja traslucir su gloriosa Venida al fin de los tiempos y anticipa la llegada del Reino de Dios "con poder" ( Mar_9:1).