Mateo 22 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 46 versitos |
1 Tomando Jesús la palabra, habló nuevamente en parábolas, diciendo:
2 El reino del Cielo se puede comparar a cierto rey que le hizo un banquete de boda a su hijo,
3 y mandó llamar con sus siervos a los invitados al banquete de boda, pero ellos se negaron a asistir.
4 Mandó de nuevo a otros siervos, diciendo: “Digan a los invitados: ‘He aquí, mi banquete está preparado; han sido degollados mis bueyes y mis animales cebados, y todo está listo. Asistan al banquete de boda’”.
5 Pero ellos, menospreciando la invitación, se retiraron: uno a su campo y el otro a sus negocios,
6 y los demás, echando mano a sus siervos, los maltrataron y los mataron.
7 Cuando el rey se enteró, se encendió en ira, y enviando sus ejércitos, aniquiló a aquellos asesinos e incendió su ciudad.
8 Luego dijo a sus siervos: “El banquete de boda está listo, pero los que fueron invitados no eran dignos.
9 “Por eso, vayan a las salidas de los caminos e inviten al banquete de boda a todos los que encuentren”.
10 Y saliendo aquellos siervos por los caminos, reunieron a cuantos encontraron, malos y buenos, y el salón del banquete se llenó de invitados.
11 Pero al entrar el rey a ver a los invitados, se percató de que había allí un hombre que no vestía traje de boda,
12 y le dijo: “Amigo mío, ¿cómo pudiste entrar aquí sin traje de boda?” Pero él guardó silencio.
13 Entonces el rey ordenó a los siervos: “Átenlo de manos y pies, y arrójenlo a las tinieblas de afuera. Allí será el llanto y el crujir de dientes”.
14 Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.
15 Retirándose, pues, los fariseos, tomaron consejo entre sí sobre cómo sorprenderlo en alguna palabra,
16 y enviaron a Él a sus discípulos juntamente con los herodianos, diciéndole: Maestro, sabemos que eres veraz e instruyes conforme a la verdad acerca del camino de Dios, sin procurar el favor de nadie, porque no te basas en la apariencia de los hombres.
17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito pagar impuesto al César o no?
18 Pero Jesús, conociendo la maldad de ellos, dijo: ¡Hipócritas!, ¿por qué me ponen a prueba?
19 Muéstrenme la moneda que es usada para pagar el impuesto. Y ellos le trajeron un denario.
20 Luego les preguntó Jesús: ¿De quién es esta efigie y la inscripción?
21 Ellos respondieron: Del César. Entonces Él les dijo: Den, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
22 Cuando escucharon esto, se quedaron sorprendidos, y dejándolo, se marcharon.
23 En ese día se acercaron los saduceos, y le dijeron: No hay resurrección de muertos. Luego le preguntaron,
24 diciendo: Maestro, Moisés nos dijo: “SI ALGUNO FALLECE SIN HABER TENIDO HIJOS, SU HERMANO DEBERÁ TOMAR A SU ESPOSA Y LEVANTAR DESCENDENCIA A SU HERMANO”.
25 Así pues, había entre nosotros siete hermanos. El primero tomó esposa y falleció, pero no habiendo tenido hijos, dejó su esposa a su hermano.
26 Igualmente le pasó al segundo y también al tercero, hasta el séptimo,
27 y después de todos ellos, también falleció la mujer.
28 Por consiguiente, en la resurrección, ¿de quién de los siete será ella esposa, pues todos la tuvieron por mujer?
29 Contestándoles Jesús, dijo: Están ustedes errados al no comprender las Escrituras ni el poder de Dios,
30 porque en la resurrección de los muertos no tomarán mujeres, ni las mujeres serán para los hombres, sino que serán como los ángeles de Dios en el Cielo.
31 Y respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído ustedes lo que les fue dicho por Dios al decir:
32 “YO SOY EL DIOS DE ABRAHAM, EL DIOS DE ISAAC Y EL DIOS DE JACOB ”? Él no es Dios de muertos, sino de vivos.
33 Al escuchar esto, las multitudes quedaban admiradas de su enseñanza,
34 pero al enterarse los fariseos de que había hecho callar a los saduceos, se reunieron,
35 y uno de ellos, versado en la ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
36 Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?
37 Jesús le contestó: AMARÁS A YAHWEH TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, CON TODA TU ALMA, CON TODAS TUS FUERZAS Y CON TODA TU MENTE.
38 Éste es el más grande y el primer mandamiento.
39 Y el segundo es semejante a éste: AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.
40 De estos dos mandamientos dependen la ley y los profetas.
41 Mientras estaban reunidos los fariseos, Jesús les preguntó,
42 diciendo: ¿Qué opinan ustedes respecto al Cristo? ¿De quién es hijo? Ellos le contestaron: Es hijo de David.
43 Luego Él les preguntó: Entonces, ¿cómo es que David por el Espíritu lo llama “Señor”, al decir:
44 “DIJO YAHWEH A MI SEÑOR: ‘SIÉNTATE A MI DIESTRA, HASTA QUE PONGA A TUS ADVERSARIOS BAJO TUS PIES’”?
45 Así pues, si David lo llama “Señor”, ¿cómo, pues, es Él su hijo?
46 Y ninguno pudo responderle, y desde ese día nadie se atrevió a preguntarle nuevamente.

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