Marcos 16 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 20 versitos |
1 Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús.
2 Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro.
3 Y se decían unas a otras: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?».
4 Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida y eso que era muy grande.
5 Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y quedaron aterradas. Él les dijo:
6 «No tengáis miedo. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? Ha resucitado. No está aquí. Mirad el sitio donde lo pusieron.
7 Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro: “Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo”».
8 Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, del miedo que tenían.
9 Resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios.
10 Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
11 Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
12 Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
13 También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
14 Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
15 Y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
16 El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
17 A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas,
18 cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
19 Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
20 Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

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Introducción a Marcos

MARCOS

El Evangelio de san Marcos se abre con las siguientes palabras: Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios (Mar 1:1). Estas contienen ya en sí mismas un avance de lo que significa evangelio (proclamación de una buena noticia) y de su contenido, que es la persona de Jesucristo Hijo de Dios. La tradición ha identificado a este Marcos con Juan Marcos, sobrino de Bernabé, que acompañó a Pablo en sus viajes apostólicos (Hch 15:37-39). La composición de la obra suele datarse en torno al año 70 d.C., cuando todavía estaba en vida la generación apostólica. Este evangelio, dentro de su carácter principalmente narrativo, contiene una profunda dimensión teológica. Ya el mismo término «evangelio» indica que el contenido del relato es una proclamación de la salvación para la humanidad. Al presentar a Jesucristo como Hijo en el título de su evangelio, San Marcos nos remite desde el comienzo al misterio de Dios como Padre de Jesucristo. En la escena de Getsemaní, Cristo se dirige a él llamándolo Abba, Padre (Mar 14:36). Dios es también nuestro Padre (Mar 11:25: vuestro Padre del cielo). Al mismo tiempo, en las proclamaciones del Padre acerca del Hijo y en la concepción del reino de Dios, descubrimos que la cristología es el centro del segundo evangelio. Por otra parte, en el conjunto del Evangelio y especialmente en algunos momentos y detalles del mismo (predicciones de la pasión, juicio ante el sanedrín y ante Pilato, cartel sobre la cruz), se descubre un acento particular en la condición sufriente del Mesías e Hijo de Dios, Jesucristo.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas