Marcos 3 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 35 versitos |
1

Sana en sábado
Mt 12,9-16; Lc 6,6-11

Entró otra vez en la sinagoga, donde había un hombre que tenía la mano paralizada.
2 Los fariseos lo vigilaban para ver si lo sanaba en sábado, con intención de acusarlo.
3 Dijo Jesús al hombre de la mano paralizada:
– Levántate y ponte en medio.
4 Y les preguntó a ellos:
–¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal? ¿Salvar la vida o dar muerte?
Ellos callaban.
5 Entonces Jesús los miró indignado, aunque entristecido por la dureza de sus corazones y dijo al hombre:
– Extiende la mano.
El hombre la extendió y la mano quedó sanada.
6 Los fariseos salieron inmediatamente y deliberaron con los herodianos cómo acabar con él.
7

La muchedumbre sigue a Jesús
Mt 4,23-25; Lc 6,17-19

Jesús se retiró con sus discípulos junto al lago. Le seguía una multitud desde Galilea, Judea,
8 Jerusalén, Idumea, Transjordania y del territorio de Tiro y Sidón. Una multitud, al oír lo que hacía, acudía a él.
9 Entonces dijo a los discípulos que le tuvieran preparada una barca, para que el gentío no lo apretujase.
10 Ya que, como sanaba a muchos, los que sufrían achaques se le tiraban encima para tocarlo.
11 Los espíritus inmundos al verlo caían a sus pies gritando: ¡Tú eres el Hijo de Dios!
12 Y los reprendía severamente para que no lo descubrieran.
13

Los doce apóstoles
Mt 10,2-4; Lc 6,12-16; cfr. Hch 1,13

Subió a la montaña, fue llamando a los que él quiso y se fueron con él.
14 Nombró a doce [a quienes llamó apóstoles] para que convivieran con él y para enviarlos a predicar
15 con poder para expulsar demonios.
16 [Nombró, pues, a los Doce]. A Simón lo llamó Pedro;
17 a Santiago de Zebedeo y a su hermano Juan, a quienes llamó Boanerges – que significa hijos del trueno– ;
18 Andrés y Felipe; Bartolomé y Mateo; Tomás, Santiago de Alfeo y Tadeo; Simón el cananeo
19 y Judas Iscariote, el que también le traicionó.
20

Sus parientes lo buscan

Entró en la casa, y se reunió tal gentío que no podían ni comer.
21 Sus familiares, que lo oyeron, salieron a calmarlo, porque decían que estaba fuera de sí.
22

Jesús y Satanás
Mt 12,22-32; Lc 11,14-23; 12,10

Los letrados que habían bajado de Jerusalén decían:
– Lleva dentro a Belcebú y expulsa los demonios con el poder del jefe de los demonios.
23 Él los llamó y por medio de comparaciones les explicó:
–¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?
24 Un reino dividido internamente no puede subsistir.
25 Una casa dividida internamente no puede mantenerse.
26 Si Satanás se levanta contra sí mismo y se divide, no puede subsistir, más bien va camino de su fin.
27 Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas si primero no lo ata. Después podrá saquear la casa.
28 Les aseguro que a los hombres se les pueden perdonar todos los pecados y las blasfemias que pronuncien.
29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu jamás tendrá perdón; será culpable para siempre.
30 Jesús dijo esto porque ellos decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
31

La madre y los hermanos de Jesús
Mt 12,46-50; Lc 8,19-21

Fueron su madre y sus hermanos, se detuvieron fuera y lo mandaron a llamar.
32 La gente estaba sentada en torno a él y le dijeron:
– Mira, tu madre y tus hermanos [y hermanas] están fuera y te buscan.
33 Él les respondió:
–¿Quién es mi madre y mis hermanos?
34 Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de él, dijo:
– Miren, éstos son mi madre y mis hermanos.
35 [Porque] el que haga la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.

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Introducción a Marcos

Marcos

Contexto histórico. La obra de Marcos nos sitúa en la segunda generación cristiana. El Evangelio ya ha traspasado las fronteras religiosas del mundo judío y se ha abierto también a los paganos, llegando hasta el mismo centro geográfico, económico y político del poder imperial romano: la ciudad de Roma. Allí el cristianismo muy pronto es catalogado como movimiento sospechoso y es duramente perseguido y castigado. En este contexto, probablemente, Marcos escribe su evangelio: «la Buena Noticia de Jesús, Mesías. Hijo de Dios» (1,1).

Destinatarios. Una tradición muy antigua los identifica con la comunidad perseguida de Roma en tiempos de Nerón (año 64). Se trataría de una comunidad mayoritariamente de origen pagano, pobre y en crisis, que estaría llamada a dar razón de su fe e identidad tal como la dio su Maestro y Señor en la cruz.

Autor, fecha y lugar de composición. Desde siempre se le ha llamado «según san Marcos», atribuyendo la autoría a un discípulo de Pedro: el mismo Juan Marcos que se nombra en el libro de los Hechos ( Hch_12:12 .25; Hch_13:13 ; Hch_15:37 .39) y que envía saludos en Col_4:10 ; Flm_1:24 y 1Pe_5:13 . Aunque tal atribución no es absolutamente cierta, no hay razones suficientes ni convincentes para negarla. En cuanto a la fecha de su composición, según la tradición, Marcos escribió su evangelio después de la muerte de Pedro (año 64); y según las pistas que nos ofrece su evangelio, antes de la destrucción de Jerusalén en la guerra judío-romana (año 70); por eso, muchos biblistas sugieren como fecha probable los años entre el 65 y 70. En cuanto al lugar de composición, Roma es la hipótesis más aceptada, no sólo porque así lo avala la tradición, sino también por ciertas referencias del mismo evangelio, como la explicación de palabras arameas, las alusiones al sufrimiento y a la persecución, y la relativa frecuencia de palabras y locuciones latinizadas.

Un evangelio por mucho tiempo desconocido... y hoy de sorprendente actualidad. Hasta finales del s. XIX apenas se prestó atención al evangelio de Marcos. La tradición de la Iglesia lo había relegado a un segundo plano en comparación con los demás sinópticos, ya sea por su estilo parco: pobre de vocabulario, monótono y repetitivo; o porque apenas ofrecía nada nuevo que no se encontrase mejor elaborado en Mateo o Lucas. O quizás, porque la misma Iglesia aún no estaba preparada para captar en toda su grandeza descarnada su mensaje inconformista.
Todo comenzó a cambiar cuando a finales del s. XIX, y sobre todo durante el s. XX, la crítica histórica lo descubrió como el primer y más genuino testimonio escrito sobre el Jesús histórico, en el que se inspiraron tanto Mateo como Lucas. El interés ha ido en aumento hasta nuestros días, al irse desvelando poco a poco la finalidad que perseguía: confrontar a sus lectores con el sorprendente misterio de la identidad de Jesús de Nazaret, un misterio que sigue fascinando al hombre y a la mujer de hoy, tanto como hace 2.000 años.

¿Quién es Jesús de Nazaret para Marcos? El tema de su evangelio es la persona de Jesús y la reacción de la gente a su paso. Marcos escribe su evangelio a la luz de la resurrección, pero no abusa de ella; al contrario, pone énfasis en presentar a Jesús crucificado más que resucitado, y a la gente cegada y deslumbrada más que iluminada.
Ya al principio de su obra declara que Jesús es ante todo «Hijo de Dios» y que el relato de su vida es una «Buena Noticia» ( 1Pe_1:1 ). Complementa esto con una declaración solemne del Padre ( 1Pe_1:11 ), un impulso del Espíritu ( 1Pe_1:12 ), una victoria fulgurante sobre Satanás y una pacificación cósmica -con las fieras- ( 1Pe_1:13 ). Es entonces cuando presenta a Jesús anunciando la inminente llegada del reino de Dios, pero su anuncio provoca una confrontación dramática. A Jesús no lo comprende su familia ( 1Pe_3:21 ) ni sus paisanos ( 1Pe_6:1-6 ), tampoco sus discípulos ( 1Pe_4:41 ; 1Pe_6:51 s). Los fariseos -poder religioso- y los herodianos -poder político- deciden eliminarlo ( 1Pe_3:6 ). Con todo, algunos paganos reconocen su poder ( 1Pe_5:18-20 ; 1Pe_7:24-30 ). Los discípulos están ciegos, no comprenden el anuncio de su pasión; pero Jesús, que puede sanar a los ciegos ( 1Pe_8:22-26 ), también puede sanar a sus discípulos. No sería una aberración decir que en este evangelio Jesús no facilita la comprensión de su persona. Manifiesta su poder milagroso, pero a la vez impone silencio; se aleja de los suyos, pero siempre está pendiente de ellos; revela su gloria en la transfiguración, pero impone reserva hasta su resurrección. Marcos evoca una figura desconcertante ante un auditorio desconcertado.

¿Quién es el seguidor de Jesús para Marcos? Paralelamente al desconcertante misterio de la identidad de Jesús, Marcos desarrolla en su evangelio la no menos desconcertante condición del discípulo; parece como si el primer plano de su narración lo ocupara dicha relación, que se desarrolla como una catequesis progresiva. Siempre están juntos, pues para eso los eligió: «para que convivieran con él» ( 1Pe_3:14 ). Todo lo hace en presencia de ellos. Estos discípulos, en la intención de Marcos, simbolizan a los destinatarios, de aquel entonces y de ahora, a quienes dirige su evangelio. Es esta relación la que estructura el plan de su obra. En la primera parte ( 1Pe_1:1-8 , 30), Jesús va implacablemente desmantelando todas las ideas preconcebidas que tenían de Dios y del Mesías prometido. El trabajo es arduo. No entienden sus parábolas ( 1Pe_4:13 ); tienen miedo ante su poder ( 1Pe_4:41 ); tampoco entienden sus milagros ( 1Pe_6:52 ; 1Pe_7:37 ). Parece como si todas sus instrucciones cayeran en saco roto ( 1Pe_8:17-21 ). La sanación del ciego de Betsaida ( 1Pe_8:22-26 ) introduce el comienzo de la sanación de la ceguera de los discípulos, dramatizada en la confesión de Pedro ( 1Pe_8:27-30 ). Ambas escenas ocupan el quicio del evangelio. A partir de entonces, la catequesis de Jesús se centra en la condición sufriente del Mesías, una cruz que debe cargar el discípulo que quiera seguirle ( 1Pe_8:34 ). Les anuncia tres veces su próxima pasión, muerte y resurrección. Ellos siguen sin comprender, pero el camino está ya despejado para que sea su misma muerte silenciosa en la cruz la que desvele definitivamente el misterio de su identidad. Así llega Marcos al punto culminante de su relato, afirmando por boca del centurión: «realmente este hombre era hijo de Dios» ( 1Pe_15:39 ). Su confesión es como la respuesta a la voz del Padre con la que comenzó su evangelio: «Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto» ( 1Pe_1:11 ). El centurión representa a Roma, el poder pagano de aquel entonces, que por la cruz alcanza su fe. Pero también representa a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos a quienes Jesús sale a su encuentro, y son invitados a descubrirlo y conocerlo como Hijo de Dios y Salvador del mundo en situaciones de cruz, de muerte y de desesperanza. Para ellos y ellas escribió Marcos su evangelio.

Sinopsis. Inicia el evangelio con una pequeña introducción que prepara a Jesús para su ministerio ( 1Pe_1:1-13 ). Sigue a esta introducción la actividad que realiza en Galilea (,23). Tras un intermedio en Fenicia y Cesarea (,26), sucede el cambio decisivo, con la confesión de Pedro, la transfiguración, el anuncio de la pasión, y el camino hacia Jerusalén (,52). En Jerusalén, Jesús es presentado como profeta y Mesías (11-13), cuyos contenidos y características se desarrollan en el relato de la pasión y resurrección ( 1Pe_14:1-16 , 8). Hasta aquí la obra de Marcos. Posteriormente, alguien le añadió un apéndice ( 1Pe_16:9-20 ) para paliar un poco el final desconcertante del autor.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Marcos 3,1-6Sana en sábado. Al cerrar este ciclo de controversias Jesús ratifica a sus adversarios que los excluidos por una falsa interpretación de la ley son invitados a colocarse en el centro. Jesús podría haber esperado al día siguiente para efectuar la sanación y así evitarse problemas; sin embargo, la opción por la vida y por los pobres es inaplazable y hay que asumirla aun con el riesgo de perder la propia vida. El poder político (herodianos) y el poder religioso (fariseos) se unen para optar y planear la muerte de Jesús. La dureza de corazón y el silencio cómplice hacen que los poderosos sigan solucionado los conflictos a través de la violencia cainita.


Marcos 3,7-12La muchedumbre sigue a Jesús. Este pasaje es un sumario o resumen de la actividad de Jesús. Los seguidores se multiplican. La misión se hace universal. Los enfermos siguen siendo sanados. Los espíritus inmundos reconocen en Jesús su filiación divina y su poder sobre el mal. Se afirma el mandato de guardar silencio (secreto mesiánico).
Marcos 3,13-19Los doce apóstoles. La montaña simboliza el lugar privilegiado para el encuentro con Dios (cfr. Éxo_19:20; Éxo_24:12; Núm_27:12; Deu_1:6-18). Jesús llama a los que Él quiere, dejando claro que en adelante no se pertenece al nuevo pueblo de Dios por el origen étnico (ser israelita), sino por el llamado y seguimiento de Jesús. El número doce simboliza el nuevo pueblo de Dios, así como las doce tribus de Israel representaban el antiguo pueblo de Dios (Éxo_24:4). El llamado tiene dos finalidades: hacer comunidad y ser misionero. Las pequeñas comunidades, que por fortuna se multiplican cada día, son lugares privilegiados para vivir el seguimiento y la misión de Jesús. Los tres primeros apóstoles reciben un nuevo nombre que implica una nueva personalidad, y serán los testigos de excepción en momentos especiales de la misión de Jesús: sanación de la hija de Jairo, transfiguración y Getsemaní.
Marcos 3,20-30Sus parientes lo buscan - Jesús y Satanás. La iniciativa de «crear» un nuevo pueblo de Dios recibe reacciones distintas. La multitud la apoya y decide seguir a Jesús. Un grupo más pequeño y cercano a Jesús, que incluye sus familiares y hermanos de raza, la rechazan por creer que con ella se rompe con los valores e instituciones del judaísmo. Al inicio de su misión, Jesús choca con la incomprensión de su familia, situación que se irá superando gradualmente. Los terceros en reaccionar son los letrados de Jerusalén, quienes acudiendo a la pedagogía de la calumnia y la difamación, afirman que el poder de Jesús no proviene de Dios, sino de Belcebú o Satanás. A través de comparaciones, Jesús deja claro dos cosas: que su poder viene de Dios y que son los letrados los verdaderos blasfemos y cómplices de Satanás. El pecado contra el Espíritu no tiene perdón porque significa negar el «soplo» de vida de Dios para la humanidad.
Marcos 3,31-35La madre y los hermanos de Jesús. Jesús aprovecha la visita de su familia para enseñar algo fundamental: no podemos ser tacaños con el reino atándonos sólo a una familia. Hay que abrirse a nuevas familias y nuevas comunidades. La verdadera familia de Jesús traspasa las fronteras biológicas y étnicas, y la constituyen todos los hombres y mujeres que cumplen con una cláusula de pertenencia: hacer la voluntad del Padre. No se es cristiano por tradición o herencia, sino por opción y testimonio de vida.