Marcos 4 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 41 versitos |
1 Comenzó nuevamente a enseñar cerca del mar, y se congregó ante Él una gran multitud, por lo cual subió a una barca que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba a la orilla del mar, en tierra.
2 Y les enseñaba por medio de muchas parábolas, y les decía en su enseñanza:
3 Escuchen: He aquí, un sembrador salió a sembrar,
4 y al ir sembrando, una parte de la semilla cayó a la orilla del camino, y vino un ave y se la comió.
5 Otra parte cayó en pedregales que no tenían mucha tierra, y pronto brotó, por no tener profundidad de tierra,
6 pero al salir el sol se marchitó, y como no tenía raíz se secó.
7 Otra parte cayó entre espinos, pero al crecer los espinos, la ahogaron, y no fructificó,
8 pero otra parte cayó en tierra fértil y brotó, y creció y produjo fruto, una parte a treinta, otra a sesenta y otra a cien.
9 Y decía: El que tenga oídos para oír, entienda.
10 Cuando se quedaron solos, los que lo acompañaban juntamente con los doce, le preguntaron con respecto a la parábola.
11 Y Jesús les respondió: A ustedes les es concedido conocer el misterio del reino de Dios, pero para los que están afuera, todas las cosas son en parábolas,
12 para que VIENDO VEAN, PERO NO PERCIBAN; Y OYENDO OIGAN, PERO NO ENTIENDAN, NO SEA QUE SE ARREPIENTAN y LES SEAN PERDONADOS SUS PECADOS.
13 Y les dijo: ¿No entienden ustedes esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderán todas las parábolas?
14 El sembrador que salió a sembrar, sembró la palabra.
15 Aquellos en quienes se siembra la palabra son los de la orilla del camino, pero en cuanto la oyen, luego viene Satanás y arrebata la palabra que había sido sembrada en sus corazones.
16 Los que fueron sembrados entre los pedregales, éstos son los que habiendo escuchado la palabra, al instante la reciben con gozo,
17 pero no teniendo raíz en sí mismos, por ser temporales, cuando surge la calamidad o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.
18 Los que son sembrados entre espinos, éstos son los que han escuchado la palabra,
19 pero las preocupaciones de este mundo, el engaño de las riquezas y los demás deseos, penetran y ahogan la palabra, y quedan sin fruto.
20 Los que fueron sembrados en tierra fértil, éstos son los que escuchan la palabra, la reciben y dan fruto, a treinta, a sesenta y a cien.
21 También les dijo: ¿Acaso es traída una lámpara para ponerse debajo de una vasija o debajo de la cama? ¿No es para ponerse sobre un candelero?
22 Porque nada hay oculto que no haya de ser descubierto, ni secreto que no haya de ser revelado.
23 Si alguno tiene oídos para oír, entienda.
24 Y les dijo: Pongan atención a lo que oyen. Con la medida que midan serán medidos y a los obedientes se les añadirá.
25 Porque al que tenga, le será dado, y al que no tenga, aun lo que tenga se le quitará.
26 También les decía: El reino de Dios es así: es como un hombre que echa la semilla en la tierra,
27 y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla brotará y crecerá aunque él ignore cómo,
28 porque la tierra produce fruto por sí misma: primero sale la planta, luego la espiga, y por último el grano entero en la espiga,
29 y cuando el fruto está maduro, entonces se mete la hoz, porque ha llegado la cosecha.
30 También dijo: ¿A qué compararemos el reino de Dios, o con qué parábola lo ilustraremos?
31 Se puede comparar a un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,
32 pero cuando se siembra crece y llega a ser el más grande de todos los arbustos, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves pueden guarecerse bajo su sombra.
33 Y Jesús les hablaba parábolas semejantes a éstas, y las parábolas eran de acuerdo a lo que podían oír,
34 y sin parábolas no les hablaba, pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.
35 Ese día por la tarde, les dijo: Crucemos al otro lado.
36 Y dejando a la multitud, después lo llevaron en la barca, y había con ellos otras barcas.
37 Entonces se levantó una violenta tempestad y viento, y las olas caían sobre la barca, de modo tal que casi se inundaba.
38 Pero Jesús se encontraba durmiendo en la popa de la barca sobre un cabezal, y vinieron y lo levantaron, diciéndole: Maestro nuestro, ¿no te importa que perezcamos?
39 Él se puso de pie y reprendió al viento y dijo al mar: ¡Cálmate, sosiégate! Entonces el viento cesó y hubo una gran calma.
40 Luego les dijo: ¿Por qué están tan asustados? ¿Por qué no tienen fe?
41 Ellos temieron con gran temor, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste a quien los vientos y el mar le obedecen?

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Introducción a Marcos

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