Lucas 11 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 54 versitos |
1

Sobre la oración

(Mt 6:9-15; 7:7-11)

Una vez estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó de orar, uno de los discípulos le dijo: — Señor, enséñanos a orar, al igual que Juan º enseñaba a sus discípulos. º
2 Jesús les dijo: — Cuando oren, digan: Padre º, santificado sea tu nombre. Venga tu reino.
3 Danos cada día el pan que necesitamos º.
4 Perdónanos nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a quienes nos hacen mal º. Y no permitas que nos apartemos de ti. º
5 Luego les dijo: — Supongan que uno de ustedes va a medianoche a casa de un amigo y le dice: “Amigo, préstame tres panes,
6 porque otro amigo mío que está de viaje acaba de llegar a mi casa, y no tengo nada que ofrecerle”.
7 Supongan también que el otro, desde dentro, contesta: “Por favor, no me molestes ahora. Ya tengo la puerta cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. ¡Cómo me voy a levantar para dártelos!”.
8 Pues bien, les digo que, aunque no se levante a darle los panes por razón de su amistad, al menos para evitar que lo siga molestando, se levantará y le dará todo lo que necesite. º
9 Por eso les digo: Pidan y Dios los atenderá, busquen y encontrarán; llamen y Dios les abrirá la puerta. º
10 Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra, y al que llama, Dios le abrirá º la puerta.
11 ¿Qué padre entre ustedes, si su hijo le pide pescado º, le dará una serpiente?
12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
13 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuanto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?
14

Jesús y Belzebú

(Mt 12:22-30; Mc 3:22-27)

Un día, estaba Jesús expulsando un demonio que se había apoderado de un hombre dejándolo mudo. En cuanto el demonio salió de él, el mudo recobró el habla y los que lo presenciaron se quedaron asombrados. º
15 Pero algunos dijeron: — Belzebú º, el propio jefe de los demonios, le da a este el poder para expulsarlos. º
16 Otros, para tenderle una trampa, le pedían que hiciera alguna señal milagrosa de parte de Dios º. º
17 Pero Jesús, que conocía sus intenciones, les dijo: — Si una nación se divide en bandos, se destruye a sí misma y sus casas se derrumban.
18 Por tanto, si Satanás º actúa contra sí mismo, ¿cómo podrá mantener su poder? Pues eso es lo que ustedes dicen: que yo expulso los demonios por el poder de Belzebú.
19 Pero si Belzebú me da a mí el poder para expulsar demonios, ¿quién se lo da a los propios seguidores de ustedes? ¡Ellos mismos serán los jueces de ustedes!
20 Ahora bien, si yo expulso los demonios por el poder de Dios, es que el reino de Dios ya les ha llegado a ustedes. º
21 Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su mansión, su propiedad está segura;
22 pero si otro más fuerte que él llega y lo vence, entonces le quita las armas en las que confiaba y reparte como botín todos sus bienes. º
23 El que no está a favor mío, está contra mí; el que conmigo no recoge, desparrama. º
24

El retorno de un espíritu impuro

(Mt 12:43-45)

Cuando un espíritu impuro º sale de una persona y anda errante por lugares desiertos en busca de descanso y no lo encuentra, se dice a sí mismo: “Regresaré a mi casa, de donde salí”.
25 Y si, al llegar, la encuentra barrida y arreglada,
26 va, reúne a otros siete espíritus peores que él y todos juntos se meten a vivir allí, de manera que la situación de esa persona resulta peor al final que al principio.
27

La verdadera felicidad

Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer que estaba entre la gente exclamó: — ¡Feliz la mujer que te dio a luz y te crió a sus pechos! º
28 Jesús le contestó: — Felices, más bien, los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica. º
29

Piden a Jesús una señal milagrosa

(Mt 12:38-43; Mc 8:12)

Como había seguido reuniéndose mucha gente a su alrededor, Jesús volvió a tomar la palabra y dijo: — Esta gente es mala. Pide una señal milagrosa, pero no tendrá más señal que la del profeta Jonás. º º
30 Como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, así también el Hijo del hombre º será una señal para esta gente.
31 La reina del Sur se levantará en el día del juicio junto con todos los que forman esta generación, y los condenará; porque esta reina vino desde tierras lejanas a escuchar la sabiduría de Salomón, ¡y aquí hay alguien más importante que Salomón! º
32 Los habitantes de Nínive se levantarán en el día del juicio junto con toda esta gente, y la condenarán; porque ellos se convirtieron al escuchar el mensaje de Jonás, ¡y aquí hay alguien más importante que Jonás! º
33

La lámpara y la luz

(Mt 5:15; 6:22-23; Mc 4:21)

Nadie enciende una lámpara y la guarda en un lugar escondido, ni la tapa con una vasija, sino que la pone en el candelero para que su luz alumbre a todos los que entren en la casa. º
34 Los ojos son lámparas para el cuerpo. Si tus ojos son limpios, todo tú serás luminoso; pero si en ellos hay maldad, todo tú serás oscuridad.
35 Mantente alerta para que la luz que hay en ti no resulte oscuridad.
36 Así, pues, si tú eres todo luz y no hay en ti oscuridad alguna, todo tú serás tan luminoso como si te iluminara el resplandor de una lámpara.
37

Jesús denuncia la hipocresía

Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer en su casa. Jesús aceptó la invitación y se sentó a la mesa. º
38 El fariseo, que estaba observándolo, se quedó extrañado de que Jesús no cumpliera el precepto de lavarse las manos antes de comer. º
39 Entonces el Señor le dijo: — Ustedes los fariseos limpian la copa y la bandeja por fuera, pero por dentro están llenos de rapacidad y maldad.
40 ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo de fuera no hizo también lo de dentro?
41 Den limosna de lo que tienen dentro, y de ese modo todo quedará limpio en ustedes.
42 ¡Ay de ustedes, fariseos, que ofrecen a Dios el diezmo de la menta º, de la ruda y de toda clase de hortalizas, pero no se preocupan de mantener la justicia y el amor a Dios! Esto último es lo que deberían hacer, aunque sin descuidar lo otro. º
43 ¡Ay de ustedes, fariseos, que les gusta ocupar los lugares preferentes en las sinagogas y ser saludados en público! º
44 ¡Ay de ustedes, que son como sepulcros ocultos a la vista º, sobre los que pisa la gente sin saberlo!
45 Uno de los doctores de la ley le contestó: — Maestro, diciendo esto nos ofendes también a nosotros.
46 Pero Jesús continuó: — ¡Ay también de ustedes, doctores de la ley, que cargan a los demás con cargas insoportables que ustedes mismos no están dispuestos a tocar ni siquiera con un dedo!
47 ¡Ay de ustedes, que construyen monumentos funerarios en memoria de los profetas asesinados por sus propios antepasados!
48 De este modo demuestran estar de acuerdo con lo que ellos hicieron, porque ellos asesinaron a los profetas y ustedes construyen los monumentos funerarios.
49 Por eso, Dios ha dicho sabiamente: “Les enviaré mensajeros y apóstoles; a unos matarán y a otros perseguirán”. º
50 Pero Dios va a pedir cuentas a esta gente de hoy de la sangre de todos los profetas que han sido asesinados desde el principio del mundo hasta este momento:
51 desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías º, a quien asesinaron entre el altar y el santuario. ¡Sí, les digo que Dios pedirá cuentas de su muerte a esta gente de hoy!
52 ¡Ay de ustedes, doctores de la ley, que se han apoderado de la llave de la puerta del conocimiento! Ni entran ustedes ni dejan entrar a los demás.
53 Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fariseos, llenos de furor contra él, comenzaron a atacarlo duramente haciendo que hablara sobre temas diversos
54 y tendiéndole trampas con ánimo de cazarlo en alguna palabra indebida. º

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Introducción a Lucas

INTRODUCCIÓN


1. Primera parte de una historia en dos volúmenes


El tercer evangelio o evangelio de Lucas (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura Lc) constituye, en realidad, la primera parte de una obra más extensa que tiene su continuación natural en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Que el autor de ambos escritos sea el mismo, apenas nadie lo pone actualmente en duda. Ambos comienzan con un prólogo-dedicatoria muy semejante que, además, es único en los libros del NT (Luc 1:1-4; Hch 1:1-2); ambos hacen gala de un vocabulario y unos recursos estilísticos muy parecidos y muy peculiares dentro del resto de la literatura neotestamentaria; ambos presentan una línea de pensamiento notablemente homogénea. Lo que ya no es tan seguro, es si desde el principio formaron una única obra o bien existió un intervalo más o menos amplio de tiempo entre la composición de las dos partes de la obra. Si se escribió como un todo, alguien la habría separado más tarde en dos libros por razones prácticas, tal vez para colocar los cuatro evangelios seguidos. Sea lo que haya sido el proceso, no deja de ser significativa la evidente simetría de composición entre la primera y la segunda parte de la obra: mientras el evangelio refiere el camino de Jesús hacia Jerusalén, donde tiene lugar la Pascua del Señor como centro del tiempo, el libro de los Hechos recorre el camino inverso, a saber, de Jerusalén hasta los confines de la tierra.


En este sentido, el proyecto de Lc es tan genial como el de Mc al componer por primera vez un evangelio. Por eso, para una lectura y una inteligencia correcta del tercer evangelio, es preciso tener en cuenta la obra completa como marco de referencia. Ahora, sin embargo, nos centramos en la primera parte de la obra, en el evangelio, que tiene en común con los otros evangelios el ser ante todo un testimonio de fe en Jesús de Nazaret, el ser un mensaje de salvación sin menoscabo de una sólida base histórica que el evangelista reclama para su obra desde el comienzo mismo del relato (Luc 1:1-4).


El objetivo, pues, de Lc es a la vez didáctico e histórico. Se trata de proporcionar al lector un fundamento firme de la fe ya poseída y de hacerlo con los métodos y las formas que se usaban en la cultura helenística del tiempo. Un mundo y una cultura representados, sin duda, en Teófilo, el desconocido personaje de ambas dedicatorias (Luc 1:3 y Hch 1:1).


2. Marco histórico de Lucas. El autor y su comunidad


Desde los orígenes mismos del cristianismo, de forma unánime y sin interrupción, el tercer evangelio ha sido atribuido a Lucas, un cristiano de origen no judío al que el NT menciona en tres ocasiones (Flm 1:24, Col 4:14; 2Ti 4:11). Una primera tradición habla de él como médico; otra, más tardía y menos fundamentada, como pintor. En todo caso se trata de un magnífico conocedor de la lengua griega, muy familiarizado también con la Biblia griega de los LXX, y con una gran sensibilidad — como corresponde a un buen historiador — para conectar los acontecimientos de la historia profana con los de la historia religiosa que quiere contar (Luc 1:5; Luc 2:1-3; Luc 3:1-2). Esta singular personalidad no podrá menos de dejar huellas profundas en la redacción final de su obra.


Pero tan importante o más que el autor del evangelio, puede ser la comunidad cristiana que está detrás de él. Porque los evangelios en general, y el de Lc en particular, son el resultado de un diálogo entre la comunidad creyente, por una parte, con sus problemas, sus inquietudes, sus preguntas, sus esperanzas, sus deficiencias, sus logros, sus desánimos y sus entusiasmos, y por otra, el redactor — también creyente — que comparte todas esas experiencias y quiere iluminarlas desde los recuerdos de la vida de Jesús. A falta de otras fuentes de información, será sobre todo una lectura inteligente y atenta del propio evangelio la que proporcione pistas suficientes para identificar las peculiaridades de la comunidad o comunidades desde las que Lc escribe — y para las que escribe — su evangelio. Peculiaridades que podríamos concretar en las siguientes:


— Se trata de comunidades de origen fundamentalmente pagano, situadas tal vez en la órbita paulina, pero en las que la polémica judeocristiana ya no es un problema importante, y en las que predomina un ambiente conciliador. La relación Lucas-Pablo, muy subrayada en tiempos pasados, tal vez no sea tan estrecha como pudiera parecer a primera vista.


— Comunidades abiertas a la cultura grecorromana, deseosas de un sincero diálogo con el mundo pagano y en busca, por tanto, de un puesto dentro del Imperio.


— Comunidades, sin embargo, que se consideran al mismo tiempo legítimas herederas de las promesas hechas a Israel.


— Comunidades, en fin, que deben afrontar los problemas típicos de la segunda generación cristiana (cansancio, permanente seducción del paganismo, debilitamiento de la fe, tentación de dar marcha atrás, falta de responsabilidad en los guías de la comunidad) y en las que el clima de fraternidad y el impulso misionero del primer momento han entrado, al menos parcialmente, en crisis. Comunidades, por tanto, necesitadas de conversión y de perdón.


Para comunidades marcadas por estas características, envueltas en estos problemas y preocupadas por estas necesidades, escribe Lucas su evangelio en el último cuarto del siglo I. Lo más probable es que la redacción haya tenido lugar en la década de los ochenta, aunque no faltan quienes siguen proponiendo una fecha anterior. Sobre el lugar concreto de composición no existen indicaciones precisas, aunque prácticamente todos coinciden en situarlo fuera de Palestina.


3. Proceso de composición y características literarias


En el pórtico mismo del relato, Lucas manifiesta su intención de escribir una historia ordenada y bien documentada (Luc 1:3). El evangelista, pues, se presenta a sí mismo como un narrador que se ha preocupado de recoger abundantes materiales sobre un tema concreto y que luego los utiliza cuidadosamente para componer un relato coherente de los acontecimientos que quiere referir. El tema es el mensaje salvador de Jesús de Nazaret. Las fuentes de información son de tres clases. En primer lugar, Lucas utiliza el evangelio de Mc como base, en más de una tercera parte de lo que él mismo escribe. En segundo lugar, se sirve de una fuente (probablemente escrita) que contenía sólo palabras de Jesús y que fue también conocida y utilizada por Mt; es la llamada “fuente de dichos” (o Documento Q), y ocupa algo más de una cuarta parte del tercer evangelio. Finalmente, la tercera parte restante procede de informes y noticias que Lc recabó por su cuenta; entre este último material hay que destacar el evangelio de la infancia (Luc 1:1-80Luc 2:1-52), algunas de las más bellas e importantes parábolas (Luc 10:30-37; Luc 15:8-32; Luc 16:1-8; Luc 16:19-31; Luc 18:1-14) y varios episodios en el relato de la pasión-resurrección (Luc 22:35-38; Luc 23:6-12; Luc 23:27-31; Luc 23:39-43; Luc 24:13-35).


A todo este material, Lc le imprime su fuerte personalidad de escritor formado en la cultura helenística. El resultado es una redacción con estas peculiaridades:


a) Aunque construye su relato sobre el esquema de Mc y en general sigue fielmente el orden y la disposición de la fuente original, hay algunas excepciones significativas. Sobre todo llama poderosamente la atención la importancia que Lc concede al “camino de Jesús desde Galilea a Jerusalén” que ocupa diez capítulos en el tercer evangelio (Luc 9:51Luc 19:28) y sólo dos en Mt y uno en Mc (Mat 19:1Mat 20:3; Mar 10:1-52). Parece claro que más allá de consideraciones geográficas, Lc quiere destacar la dimensión teológico-didáctica de este camino-viaje hacia Jerusalén.


b) Lc incorpora a su evangelio la mayor parte del material de Mc; pero no duda en prescindir de lo que considera poco asequible a sus lectores, poco favorable a Jesús, o bien entiende que es superfluo al tratarse de algo que figura ya en otro contexto. Al contrario, tampoco se priva de añadir aquello que considera conveniente para la precisión y la claridad.


c) Su particular talante de historiador lleva a Lc a situar la historia de Jesús en el marco de la historia profana y religiosa de su época (Luc 2:1-2; Luc 3:1-38; Luc 1:1-80; Luc 2:1-52) y a dividir el tiempo de esta historia en períodos netamente delimitados con la consiguiente concentración temática en torno a un personaje (María, Juan, Jesús) o un acontecimiento (anuncio en Galilea, viaje hacia Jerusalén, culminación de la historia sin salir de Jerusalén).


d) Geográficamente, Lc centra todo el relato en Jerusalén: el evangelio comienza y termina en el Templo de Jerusalén (Luc 1:8-10; Luc 24:52-53); durante el viaje de Galilea a Judea el único lugar geográfico que se menciona es Jerusalén; las apariciones de Pascua tienen lugar únicamente en Jerusalén; la última tentación de Jesús en Luc 4:1-13 tiene lugar, a diferencia de Mat 4:1-11, en el marco del Templo de Jerusalén. Todo esto indica que Jerusalén es para Lc el centro geográfico y sobre todo teológico de la historia de la salvación.


e) En cuanto a la lengua y al estilo, ya desde los primeros siglos se ha considerado al griego de Lc como uno de los más cuidados y elegantes del NT. Conoce los recursos estilísticos tanto semitas como helenísticos, domina las técnicas que ayudan a una presentación viva y agradable de los materiales, hace gala de un vocabulario rico y abundante. Pero en Lc, la lengua está al servicio de la fe; por eso, aunque sabía y podía escribir con notable perfección, como lo pone de manifiesto en el prólogo (Luc 1:1-4), por lo general renuncia a escribir la historia evangélica en un griego estilísticamente perfecto. Dos principales razones debieron impulsarle a ello: fidelidad a las fuentes y también coherencia con el mensaje que no estaba destinado sólo a sabios y eruditos, sino también a gente sencilla y poco cultivada.


Resumiendo, esta singular manera de componer propia de Lc, pretende ofrecer — sin apartarse del género literario “evangelio” inaugurado por Mc — una visión propia del hecho cristiano, destinada tanto a confirmar la fe de los creyentes como a facilitar la conversión de los paganos.


4. Contenido teológico


El hilo teológico conductor de la obra de Lucas en conjunto, y del evangelio en particular, es sin duda el tema de la salvación. Un tema que, en el momento de escribirse el evangelio, es también clave en el mundo helenístico. En una sociedad necesitada de salvación, sedienta de salvación y dispuesta a aceptar cualquier sucedáneo de ella, Lc proclama que Dios ha hecho presente su plan salvador en Jesús de Nazaret, centro y Señor de la historia. Cualquier otra oferta que pueda llegar desde las estructuras del Imperio es pura ilusión.


En Jesús, efectivamente, se cumplen y alcanzan su punto culminante las promesas y las acciones salvíficas de Dios presentes en el AT (Luc 1:68-71; Luc 1:77). En su nacimiento, es anunciado como Mesías, como Señor, pero sobre todo como Salvador (Luc 2:11). Su actividad misionera por los caminos de Palestina se centrará en liberar y salvar, tanto física como espiritualmente, a cuantos lo necesiten y estén dispuestos a acoger con fe esta salvación (Luc 7:50; Luc 8:36; Luc 8:48; Luc 17:19; Luc 18:42; Luc 19:9-10), que tiene en última instancia una dimensión escatológica (Luc 9:24; Luc 13:23; Luc 18:26).


La realización de este plan salvador de Dios a través de Jesucristo es descrita por Lc como un camino por recorrer. Juan el Bautista es anunciado como el que viene a preparar los caminos del Señor (Luc 1:76) y más adelante se presenta a sí mismo como el que allana esos caminos (Luc 3:4-5). María, la madre de Jesús, se pone en camino a toda prisa (Luc 1:39). Jesús enseña el camino de Dios (Luc 20:21) y lo recorre personalmente hasta sus últimas consecuencias (Luc 18:31-32). El significativo papel que desempeña en el evangelio de Lc su parte central, es decir el viaje desde Galilea a Jerusalén (Luc 9:51Luc 19:28), y las repetidas menciones o alusiones que allí se hacen al camino (Luc 9:51; Luc 9:53; Luc 9:57; Luc 10:38; Luc 13:22; Luc 17:11; Luc 19:28), constituye todo un símbolo de la importancia que la perspectiva del camino como realidad teológico-didáctica tiene en el tercer evangelio.


Un camino, por lo demás, que ha de ser recorrido por la Iglesia, comunidad de salvación, bajo la acción imparable del Espíritu Santo, singularmente presente en la obra de Lucas, tanto en el evangelio (Luc 1:15; Luc 1:35; Luc 1:41; Luc 1:67; Luc 2:25-27; Luc 3:22; Luc 4:1; Luc 4:14-18; Luc 10:21; Luc 11:13; Luc 12:10) como en el libro de los Hechos donde es abundante la presencia del Espíritu. Un camino de salvación sobre todo para los más necesitados e indefensos: niños, mujeres, extranjeros, enfermos, pecadores, cualquier ser humano que se sienta desheredado de la fortuna y del amor. El manifiesto interés de Lc por esta clase de personas revela que su evangelio es verdaderamente el evangelio de la ternura y la misericordia entrañable de Dios Padre que se ha hecho visible y operante en Jesucristo (Luc 7:11-17; Luc 7:36-50; Luc 15:1-32; Luc 19:1-10).


A todo esto deberíamos unir: la llamada urgente y general a la conversión, la insistencia en el desprendimiento y la renuncia como condición indispensable para seguir a Jesús en el camino del Reino, la permanente invitación a orar siempre sin desfallecer y la experiencia de una alegría incontenible ante la presencia de las realidades salvíficas. Con ello tendremos el perfil aproximado de un evangelio cuya lectura no puede menos de impactar también a cualquier lector contemporáneo, tanto por su exquisita sensibilidad literaria, como por su contenido excepcional.


5. Estructura del tercer evangelio


De lo dicho hasta aquí sabemos que cuando Lucas redacta su evangelio existían ya otros relatos similares, sobre todo el de Mc, al que Lucas sigue de cerca. Pero las dotes y las peculiaridades que ya conocemos del tercer evangelista, y su propósito de proceder ordenadamente en la exposición de los hechos (Luc 1:3), han contribuido a producir una obra muy bien ensamblada en la que las diversas etapas del ministerio de Jesús revisten una especial claridad y concrección. Conviene recordar, al respecto, la tendencia de Lucas a dividir la historia en períodos (tiempo de Israel, tiempo de Cristo, tiempo de la Iglesia), la singular importancia y extensión que concede al viaje-camino desde Galilea a Jerusalén, y la insistencia en considerar a Jerusalén como centro geográfico-teológico de toda la historia de la salvación.


Con estas premisas, podemos señalar para el evangelio de Lc el siguiente itinerario de lectura:


— Introducción (Luc 1:1-4)


I. — RELATOS DE LA INFANCIA (Luc 1:5Luc 2:52)


- Anuncio del nacimiento de Juan y Jesús (Luc 1:5-56)


- Nacimiento de Juan y Jesús (Luc 1:57Luc 2:21)


- Episodios de la infancia de Jesús (Luc 2:22-52)


II. — COMIENZO DEL MINISTERIO DE JUAN Y DE JESÚS (Luc 3:1Luc 4:13)


- La misión de Juan el Bautista (Luc 3:1-20)


- Primera actividad de Jesús (Luc 3:21Luc 4:13)


III. — ANUNCIO DEL REINO EN GALILEA (Luc 4:14Luc 9:50)


- Manifestación y rechazo (Luc 4:14Luc 6:11)


- Enseñanzas y milagros (Luc 6:12Luc 8:56)


- Revelación a los discípulos (Luc 9:1-50)


IV. — CAMINO HACIA JERUSALÉN (Luc 9:51Luc 19:28)


- Instrucción y envío de los discípulos (Luc 9:51Luc 13:21)


- Destino sufriente de Jesús y de los discípulos (Luc 13:22Luc 17:10)


- Respuesta a las preocupaciones de la comunidad (Luc 17:11Luc 18:30)


- El final del camino (Luc 18:31Luc 19:28)


V. — JESÚS SE MANIFIESTA EN JERUSALÉN (Luc 19:29Luc 21:38)


- Entrada en Jerusalén y enseñanza en el Templo (Luc 19:29-48)


- Controversias con los dirigentes israelitas (Luc 20:1-47)


- Discurso escatológico (Luc 21:1-38)


VI. — LA PASCUA DE JESÚS (Luc 22:1Luc 24:49)


- Pasión y muerte de Jesús (Luc 22:1Luc 23:56)


- Resurrección y apariciones (Luc 24:1-49)


— Conclusión (Luc 24:50-53)


Fuente:

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Notas

Lucas 11,1Luc 3:21; Mat 14:23; Mar 6:46.


Lucas 11,1— Juan: Se trata, sin lugar a dudas, de Juan el Bautista, en torno al cual, según consta por los mismos evangelios, se había formado un grupo de discípulos (ver Mat 11:2 y par.; Mar 9:18 y par.; Jua 1:35-37).
Lucas 11,2— Padre: La formulación del Padrenuestro en Lc es notablemente más breve que en Mt. Es probable que sea también la formulación que mejor responde a las palabras originales de Jesús. No obstante, por una especie de armonización con Mt, numerosos mss. proponen también aquí una formulación prácticamente igual a la del primer evangelio.
Lucas 11,3— que necesitamos: Ver nota a Mat 6:11.
Lucas 11,4— a quienes nos hacen mal: Lit. a todo el que nos debe. Ver nota a Mat 6:12. Por lo demás, nótese que en la primera parte de la petición, Lc emplea expresamente, a diferencia de Mt, el término pecado.
Lucas 11,4Mat 18:21-35; Mat 26:28; Mar 11:25-26; Efe 4:32; Col 3:13.
Lucas 11,8Luc 18:5.
Lucas 11,9Jua 14:13-14.
Lucas 11,9— y Dios los atenderá... Dios les abrirá: Ver notas a Mat 7:1-2.
Lucas 11,11— le pide pescado: Numerosos mss., siguiendo a Mat 7:9, dicen: si su hijo le pide pan, ¿le dará una piedra? O si le pide pescado.
Lucas 11,14Mar 9:17-25.
Lucas 11,15— Belzebú: Ver nota a Mat 10:25.
Lucas 11,15Mat 9:34; Mat 12:24.
Lucas 11,16Luc 10:25; Luc 20:20; Mat 12:38; Mat 16:1; Mar 8:11.
Lucas 11,16— de parte de Dios: Lit. del cielo. Tal vez para evitar pronunciar directamente el nombre de Dios, aunque este recurso es más propio de Mt que de Lc (ver nota a Mat 3:2).
Lucas 11,18— Satanás: Ver nota a Mat 4:10.
Lucas 11,20Éxo 8:19.
Lucas 11,22(Ver Isa 49:25).
Lucas 11,23Luc 9:50; Mar 9:40.
Lucas 11,24— un espíritu impuro: Ver notas a Mat 8:16 y segunda a Mar 1:23.
Lucas 11,27Luc 1:42; Luc 1:45; Luc 1:48.
Lucas 11,28Luc 8:21; Deu 30:14; Jua 13:17; Stg 1:22-25.
Lucas 11,29Luc 11:16; Mat 12:38-39; 1Co 1:22.
Lucas 11,29Jon 3:2-5; Mat 12:40; Mat 16:4.
Lucas 11,30— Hijo del hombre: ver nota Mat 8:20.
Lucas 11,311Re 3:2-28; 1Re 4:29-34; 1Re 10:1-10; (ver Luc 2:40; Luc 2:47; Luc 2:52).
Lucas 11,32Jon 3:5; Jon 3:8; Jon 3:10.
Lucas 11,33Luc 8:16.
Lucas 11,37Luc 7:36; Luc 14:1.
Lucas 11,38Mat 15:2; Mat 15:20; Mar 7:2; Mar 7:5.
Lucas 11,42Deu 14:22-23; Deu 14:28.
Lucas 11,42— el diezmo de la menta: Ver nota a Mat 23:23.
Lucas 11,43Luc 20:45-47.
Lucas 11,44— ocultos a la vista. En Mat 23:27 (ver nota) se habla de sepulcros blanqueados. Aunque el planteamiento es distinto según cada evangelio, son idénticos tanto el mensaje como el dato cultural subyacente, a saber, que por el hecho de pisar un sepulcro, aun sin saberlo, se contraía impureza legal (ver Núm 19:16).
Lucas 11,49Luc 6:23; (ver Luc 7:35).
Lucas 11,51— Abel... Zacarías: ver nota a Mat 23:35.
Lucas 11,54Luc 11:16.