Juan  19 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 42 versitos |
1 Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar.
2 Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura;
3 y, acercándose a él, le decían: «¡Salve, rey de los judíos!». Y le daban bofetadas.
4 Pilato salió otra vez afuera y les dijo: «Mirad, os lo saco afuera para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa».
5 Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: «He aquí al hombre».
6 Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él».
7 Los judíos le contestaron: «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha hecho Hijo de Dios».
8 Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más.
9 Entró otra vez en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta.
10 Y Pilato le dijo: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?».
11 Jesús le contestó: «No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor».
12 Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: «Si sueltas a ese, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey está contra el César».
13 Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata).
14 Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: «He aquí a vuestro rey».
15 Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera; crucifícalo!». Pilato les dijo: «¿A vuestro rey voy a crucificar?». Contestaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César».
16 Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús,
17 y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota),
18 donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús.
19 Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos».
20 Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego.
21 Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas “El rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Soy el rey de los judíos”».
22 Pilato les contestó: «Lo escrito, escrito está».
23 Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo.
24 Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.
25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
26 Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
27 Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed».
29 Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca.
30 Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
31 Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran.
32 Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él;
33 pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas,
34 sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
35 El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis.
36 Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»;
37 y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».
38 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo.
39 Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.
40 Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos.
41 Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía.
42 Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

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Introducción a Juan 

JUAN

Según indica su encabezamiento, la tradición ha ligado la composición del cuarto evangelio al apóstol san Juan, hijo de Zebedeo y de Salomé, y hermano de Santiago el Mayor. Como evangelio, el de san Juan se caracteriza por la presentación de la persona de Jesucristo como enviado del Padre para salvar al mundo. El cuarto evangelista ha sido llamado «Juan el teólogo», un título que pone de relieve la profundidad teológica de su obra. Tal profundidad hunde sus raíces en la condición del discípulo amado como confidente de Jesús (Jua 13:23) y la experiencia y guía del Espíritu Santo prometido por Jesús para la comprensión de la verdad (Jua 16:13). La obra del cuarto evangelista constituye la cumbre de la revelación trinitaria. De hecho, el Padre y el Hijo, juntamente con el Espíritu Santo, son el centro del evangelio. El uso que la liturgia hace del Evangelio de Juan es amplísimo. El Prólogo se proclama en Navidad; el relato de las bodas de Caná y el bautismo de Jesús, en Epifanía; en Cuaresma, especialmente en el ciclo A, se hacen presentes algunos de sus grandes temas; en el tiempo pascual, ocupa un lugar privilegiado; ello es un signo del carácter especial de esta obra, penetrada más que cualquier otro evangelio por la gloria del misterio de la Palabra hecha carne.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Juan  19,1-42*13-20 Comienza la segunda parte del evangelio, que narra la Última Cena, la Pasión y la Resurrección. A la Última Cena se dedica Jua 13:1-38; Jua 14:1-31; Jua 15:1-27; Jua 16:1-33; Jua 17:1-26. Tras un breve prólogo, Jua 13:1-38 narra el lavatorio de los pies, el anuncio de la traición de Judas, el mandamiento nuevo y el anuncio de las negaciones de Pedro.


Juan  19,1-42*18-19 El relato joánico de la pasión se estructura en cinco secciones: prendimiento (Jua 18:1-11); comparecencia ante Anás y Caifás (Jua 18:12-27); comparecencia ante Pilato (Jua 18:28-40; Jua 19:1-16 a); escenas en el Calvario (Jua 19:16 b - Jua 19:37) y sepultura (Jua 19:38-42). El relato, que ofrece una visión realista y transfigurada a la vez, pone de relieve la majestad de Jesús y concede gran importancia al tema de su realeza y al cumplimiento de las Escrituras.
Juan  19,1-16*18:28-19:16 Apoyándose en la presencia de Pilato fuera o dentro del pretorio, Juan ha distribuido la comparencia de Jesús ante la autoridad romana en siete escenas, que tienen su centro en la coronación y, como tema dominante, en la realeza de Jesús. Las escenas son las siguientes: 1) diálogo sobre la acusación fuera del pretorio (Jua 18:28-32); 2) interrogatorio a Jesús sobre su condición de rey de los judíos, dentro (Jua 18:33-38 a); 3) proclamación de la inocencia de Jesús y episodio de Barrabás, fuera (Jua 18:38 b - Jua 18:40); 4) coronación (Jua 19:1-3); 5) nueva proclamación de la inocencia de Jesús, presentado como «el hombre» (Ecce homo) y rechazado por los judíos, que piden su crucifixión, fuera (Jua 19:4-8); 6) nuevo interrogatorio de Pilato a Jesús sobre su origen, dentro (Jua 19:9-12); 7) Pilato, que ha salido y se ha sentado en el tribunal, presenta a Jesús con la frase He aquí a vuestro rey; rechazo definitivo de los judíos (Jua 19:13-16 a).