Juan  3 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 36 versitos |
1 Había allí cierto varón de los fariseos cuyo nombre era Nicodemo, un líder de los judíos.
2 Éste fue a Jesús de noche, y le dijo: Maestro, sabemos que has sido enviado por Dios como Maestro, pues los prodigios que tú realizas nadie puede realizarlos sino aquel con quien Dios está.
3 Respondiendo Jesús, le dijo: De cierto, de cierto te digo: Si alguno no nace de nuevo, no podrá ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le preguntó: ¿Cómo puede ser que un hombre nazca siendo viejo? ¿Puede acaso volver a entrar en el vientre de su madre por segunda vez y nacer?
5 Respondiendo Jesús, le dijo: De cierto, de cierto te digo que si alguno no nace de agua y del Espíritu, no podrá entrar en el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que del Espíritu es nacido, espíritu es.
7 No te maravilles de que te haya dicho: “Les es necesario nacer de nuevo”.
8 El viento sopla de donde quiere y oyes su sonido, pero ignoras de dónde viene y adónde va. Así es todo el que es nacido del Espíritu.
9 Nicodemo respondió, y le dijo: ¿Cómo puede ser esto?
10 Respondiendo Jesús, le dijo: Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas?
11 De cierto, de cierto te digo que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto testificamos, pero ustedes no reciben nuestro testimonio.
12 Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿cómo me creerán si les hablo de las celestiales?
13 Nadie ha ascendido al Cielo, sino el que descendió del Cielo, el Hijo del Hombre que está en el Cielo.
14 Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así será levantado el Hijo del Hombre,
15 para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que hasta dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna,
17 porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por medio de Él.
18 El que cree en Él no es condenado, pero el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Unigénito Hijo de Dios,
19 porque ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas,
20 porque todo el que practica cosas detestables aborrece la luz, y no viene a la luz para que sus obras no sean reprobadas,
21 pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sus obras sean conocidas, las cuales son hechas en Dios.
22 Luego de estas cosas, Jesús fue con sus discípulos a la tierra de Judea, y se quedó allí con ellos, y bautizaba.
23 También Juan bautizaba en Enón, a un lado de Salim, pues allí había mucha agua, y venían y eran bautizados,
24 porque Juan todavía no había sido puesto en prisión.
25 Se suscitó entonces una discusión entre uno de los discípulos de Juan y cierto judío en cuanto a la purificación,
26 y fueron ante Juan, diciéndole: Maestro nuestro, el que estaba contigo en el cruce del Jordán, de quien tú testificaste, he aquí que también está bautizando y muchos acuden a Él.
27 Juan respondió, y les dijo: Ningún hombre puede recibir nada por su propia cuenta, a menos que le sea dado del Cielo.
28 Ustedes mismos son mis testigos de que yo he dicho: “Yo no soy el Cristo, sino uno enviado delante de Él”.
29 El novio es el que tiene a la novia, pero el amigo del novio, que ha permanecido allí y lo escucha, se regocija grandemente a causa de la voz del novio. Así que este gozo mío, he aquí, se ha completado.
30 Es necesario que Él crezca y que yo disminuya,
31 porque el que ha venido de arriba está sobre todos, pero el que es de la tierra es terrenal y habla de lo terrenal. El que procede del Cielo está sobre todos,
32 y da testimonio de lo que ha visto y escuchado, pero nadie recibe su testimonio,
33 pero el que recibe su testimonio confirma que Dios es verdadero,
34 porque aquel a quien Dios ha enviado, las palabras de Dios habla, porque Dios no da el Espíritu con medida.
35 El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en su mano.
36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanecerá sobre él.

Patrocinio

 
 

Introducción a Juan 

Fuente: