I Corintios 10 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 33 versitos |
1

La historia israelita como ejemplo

No deben olvidar, hermanos, que todos nuestros antepasados caminaron al amparo de aquella nube *, y atravesaron el mar º. º
2 Todos fueron bautizados como seguidores de Moisés cuando aconteció lo de la nube y lo del mar. º
3 Todos comieron el mismo alimento espiritual y
4 todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebieron de la roca espiritual que los acompañaba º, roca que representaba a Cristo. º
5 Y, a pesar de todo, la mayor parte de ellos no agradó a Dios, y fueron por eso aniquilados en el desierto. º
6 Todo aquello sucedió para servirnos de ejemplo º a nosotros; para que no corramos tras el mal, como ellos corrieron; º
7 para que no se den ustedes a la idolatría, como se dieron algunos de ellos, según dice la Escritura: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó luego a divertirse. º
8 Para que no nos entreguemos a la lujuria, como se entregaron algunos de ellos, por lo que perecieron veintitrés mil en un solo día; º
9 para que no pongamos a prueba la paciencia del Señor, como hicieron algunos de ellos y murieron mordidos por serpientes; º
10 y para que no se quejen ustedes de Dios, como se quejaron algunos de ellos, y los aniquiló el exterminador. º
11 A ellos les sucedieron estas cosas como ejemplo, y se han escrito para escarmiento de quienes vivimos ya en estos tiempos que son los últimos º. º
12 Así que, si alguno presume de mantenerse firme, esté alerta, no sea que caiga.
13 Hasta ahora, ninguna prueba les ha sobrevenido que no pueda considerarse humanamente soportable. Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean puestos a prueba más allá de sus propias fuerzas; al contrario, junto con la prueba les proporcionará también la manera de superarla con éxito. º
14

Rechazo de la idolatría

Eviten, por tanto, queridos míos, el culto a los ídolos.
15 Les hablo como a personas inteligentes, capaces de estimar el valor de lo que les digo.
16 La copa bendita que bendecimos, ¿no nos hace participar de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no nos hace compartir el cuerpo de Cristo? º
17 Porque al haber un solo pan del que todos participamos, nosotros, que somos muchos, formamos un solo cuerpo. º
18 Fíjense en el pueblo israelita: ¿no es cierto que quienes se alimentan de las víctimas sacrificadas quedan vinculados al altar º?
19 No quiero decir con ello que esas víctimas sacrificadas a los ídolos tengan algún valor o que los ídolos signifiquen algo. º
20 Lo que quiero decir es que esas víctimas se ofrecen a los demonios y no a Dios; y yo no quiero que ustedes entren en comunión con los demonios. º
21 No pueden beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios; no pueden comer de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.
22 A no ser que pretendamos provocar la ira del Señor. ¿Nos creemos acaso más fuertes que él?
23

Nueva llamada a la condescendencia

“Todo está permitido” —dicen algunos—. Sí, pero no todo es conveniente. Y aunque “todo esté permitido”, no todo ayuda al provecho espiritual de los demás. º
24 Que nadie busque su propio interés, sino el del prójimo.
25 Pueden comer de todo cuanto se vende en el mercado, sin plantearse problemas de conciencia,
26 porque del Señor es la tierra y todo lo que existe en ella. º
27 Si los invita un no cristiano y aceptan su invitación, coman lo que les ponga y no se planteen problema alguno de conciencia.
28 Pero si alguien les indica: “Eso es carne sacrificada a los ídolos”, entonces, en atención a quien se lo ha indicado y por razones de conciencia, no lo coman. º
29 Naturalmente, me refiero no a la conciencia de ustedes, sino a la de quien les ha hecho la indicación. Y ¿por qué —dirás— va a quedar coartada mi libertad por la conciencia de otro?
30 Si, cuando participo en un banquete, doy gracias a Dios por ello, ¿qué razón hay para que se me critique por algo que hago dando gracias a Dios? º
31 En cualquier caso, tanto si comen como si beben o hacen cualquier otra cosa, háganlo todo para gloria de Dios.
32 Pero no sean ocasión de pecado para nadie, ya se trate de judíos, de paganos º o de miembros de la Iglesia de Dios. º
33 Ya ven que yo procuro dar completa satisfacción a todos, y no busco mi propio provecho, sino el de todos los demás, a fin de que se salven. º

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Introducción a I Corintios

INTRODUCCIÓN


1. Pablo y Corinto


En la ciudad de Corinto le tocó vivir a Pablo una de las más emocionantes y formidables aventuras de su misión apostólica. Llegó allí en el curso de su segundo viaje misionero después de pasar por Filipos, Tesalónica, Berea y Atenas (ver Hch 16:11Hch 18:1). Esto sucedía, aproximadamente, en el transcurso de la primera mitad del año 50 d. C. Con la colaboración de Silas y Timoteo, que se le unieron poco después procedentes de Macedonia, se consagró durante año y medio, más o menos, a una intensa labor evangelizadora que abarcó no solamente la ciudad de Corinto, sino también el cercano puerto de Cencreas (ver Hch 18:18; Rom 16:1) e incluso la provincia entera de Acaya (ver 2Co 1:1).


Corinto — en la actualidad una pequeña población de poco más de 25,000 habitantes — era por entonces una ciudad populosa. Algunos historiadores hablan de 200,000 ciudadanos libres y 400,000 esclavos. La colonia judía era, sin duda, numerosa. Capital de la provincia romana de Acaya y residencia oficial del procónsul romano, Corinto se había convertido en uno de los más importantes centros comerciales del Imperio. Estratégicamente situada en el istmo que lleva su nombre, disponía de dos puertos para el tráfico marítimo: Cencreas para las rutas orientales y Lequeo para las occidentales. Pero precisamente por todas estas razones, en Corinto se daban cita toda clase de cultos y creencias religiosas, y la ciudad era terreno abonado para las conductas y costumbres más licenciosas imaginables. Hasta tal punto había adquirido Corinto una bien cimentada fama de ciudad alegre y libertina, que se había hecho proverbial la expresión “vivir como un corintio” para referirse a alguien de conducta notoriamente inmoral. Era sobremanera famoso y conocido en toda la cuenca mediterránea el templo de Afrodita, la diosa del amor, donde más de un millar de servidoras de la diosa ejercían en su honor la prostitución sagrada.


Teniendo esto en cuenta, no debe causar extrañeza que en el seno de la comunidad cristiana fundada por Pablo en Corinto surgieran muy pronto serios problemas no sólo de tipo doctrinal sino sobre todo de carácter ético. El Apóstol no tuvo más remedio que hacer frente a estos problemas con toda solicitud y presteza.


2. Primera carta


Los problemas mencionados fueron multiplicándose y agravándose una vez que Pablo decidió marchar de Corinto. Ahora se encuentra probablemente en Éfeso y allí le van llegando, por distintos conductos, noticias no siempre halagüeñas de cómo va desenvolviéndose la iglesia de Corinto. Algunos problemas y situaciones requieren una solución urgente. No se descuida Pablo e inicia con los corintios un rico intercambio epistolar del que se han conservado dos cartas. Es casi seguro, sin embargo, que entre ellos se cruzaron algunas más: de otras dos de Pablo a los corintios y de una, al menos, de los corintios a Pablo, se encuentran referencias en las dos que han llegado hasta el presente (ver 1Co 5:9-11; 1Co 7:1; 2Co 2:3-4; 2Co 2:9).


Los familiares o empleados de Cloe — probablemente una acomodada comerciante cristiana de Corinto — (ver 1Co 1:11) y también Estéfanas, Fortunato y Acaico (ver 1Co 16:17-18) han puesto a Pablo al tanto de los graves problemas existentes en la comunidad. Además, los mismos corintios parecen haber escrito una carta a Pablo planteándole una serie de cuestiones concretas sobre la vida práctica cristiana (ver 1Co 7:1). A todo ello responde Pablo con una extensa carta, serena, bien organizada y de un singular valor histórico para conocer la fisonomía de las primeras comunidades cristianas. Es la que se conoce como primera carta a los Corintios (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura 1 Co). Debió redactarla — o dictarla — en Éfeso entre los años 53 y 55 d. C.


Además de las valiosas informaciones sobre la vida y el desenvolvimiento de las primeras iglesias cristianas — particularmente la de Corinto — y sobre la actividad y proyectos apostólicos de Pablo, hay que subrayar el valor literario de esta carta. Es, sin duda, a este respecto, el escrito más logrado del Apóstol. Sorprende la variedad de tonos: desde la más admirable sencillez hasta el lirismo más incomparable, pasando por la ironía, el sarcasmo y las explosiones de ternura o de indignación. El capítulo 1Co 13:1-13 de la carta es una página soberbia de la literatura universal, de belleza y profundidad difícilmente superables.


3. Contenido y claves de lectura


De lo dicho hasta aquí se desprende que las cartas de Pablo a la iglesia cristiana de Corinto, pero de manera especial esta primera que ahora nos ocupa, fueron motivadas por situaciones y problemas concretos a los que el Apóstol tuvo que hacer frente con cierta urgencia, sin tiempo, por tanto, para detenerse en exposiciones sistemáticas. Pero Pablo tiene el privilegio del genio, lo que le permite ennoblecer y sublimar todo cuanto toca. Es admirable observar cómo se eleva por encima de las pequeñas cosas de cada día para encararnos con los grandes principios cristianos.


En 1 Co no hay un tema central dominante. Estamos ante una serie de temas diversos sobre los que Pablo va reflexionando sucesivamente sin apenas relacionarlos entre sí. A lo sumo cabría establecer una cierta relación intencionada entre los temas primero y último: salvación a través de la cruz de Cristo (1Co 1:17-31) y salvación a través de la resurrección de Cristo (1Co 15:1-28).


Después de una breve introducción y la acostumbrada acción de gracias, Pablo aborda en primer lugar el grave problema de las rivalidades existentes entre los cristianos de Corinto. Se han formado varios grupos enfrentados entre sí como si en el cristianismo fuera posible la existencia de varias sabidurías y varios maestros de sabiduría. La verdad es — proclama Pablo — que existe una sola sabiduría, la de Dios, y un solo maestro de sabiduría, Jesucristo (1Co 1:101Co 4:21).


A continuación se hace eco la carta de algunas conductas absolutamente incorrectas existentes en el seno de la iglesia corintia: un caso de flagrante inmoralidad sexual, no difícil de explicar en una ciudad tan libertina como Corinto (1Co 5:1-13), el hecho de que los cristianos traten de resolver sus pleitos ante jueces paganos (1Co 6:1-8), y la permisividad sexual de que hacen alarde algunos miembros de la comunidad (1Co 6:10-20).


En 1Co 7:1-401Co 10:1-33 responde Pablo a dos cuestiones concretas que preocupaban a la iglesia de Corinto y sobre las que probablemente habían preguntado al Apóstol por escrito: a) cuál debe ser la actitud del cristiano ante la disyuntiva celibato o matrimonio; y b) cómo deben comportarse los cristianos ante el consumo de alimentos ofrecidos o sacrificados a los falsos dioses.


Seguidamente, en los cps. 1Co 11:1-34 al 1Co 14:1-40, se ocupa de varios temas relacionados con el buen funcionamiento de las reuniones litúrgicas: utilización del velo por parte de las mujeres (1Co 11:2-16), abusos en la celebración de la cena del Señor (1Co 11:17-34), problemas nacidos de la diversidad y ejercicio de los dones del Espíritu (1Co 12:11Co 14:40). Destaca en esta sección el relato de la cena del Señor con las consecuencias que de ella se derivan (1Co 11:23-34) y el magnífico canto al amor cristiano del cp. 1Co 13:1-13.


La carta alcanza su cima doctrinal en un largo y espléndido capítulo dedicado al tema central de la fe en Jesucristo: Cristo ha resucitado y su resurrección es garantía de la nuestra. Es este un acontecimiento fundamental sin el que nada tiene sentido en la vida del creyente (1Co 15:1-58).


El último capítulo contiene instrucciones sobre la colecta a favor de los hermanos necesitados de Judea, noticias sobre los planes de viaje de Pablo, recomendaciones y consejos, y los acostumbrados saludos finales (1Co 16:1-24).


4. Estructura de la carta


— Introducción (1Co 1:1-9)


I. — DIVISIONES DENTRO DE LA COMUNIDAD (1Co 1:101Co 4:21)


II. — CONDUCTAS INCORRECTAS DE ALGUNOS CORINTIOS (1Co 5:1-131Co 6:1-20)


III. — RESPUESTA A DOS CUESTIONES CONCRETAS (1Co 7:11Co 11:1)


IV. — PROBLEMAS EN LAS REUNIONES LITÚRGICAS (1Co 11:21Co 14:40)


V. — RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO Y DE LOS CREYENTES (1Co 15:1-58)


— Conclusión (1Co 16:1-24)


Fuente:

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Notas

I Corintios 10,1Éxo 13:21-22; Éxo 14:22-29.


I Corintios 10,1— nube: Se trata de la nube que, según Éxo 13:21, acompañó a los israelitas durante su travesía por el desierto del Sinaí y que les marcaba el camino durante el día y los alumbraba durante la noche.

— mar: El mar es el mar Rojo que, según Éxo 14:22, atravesaron milagrosamente los israelitas.
I Corintios 10,2Éxo 16:4-35; Deu 8:3; Sal 78:24-29.
I Corintios 10,4Éxo 17:5-6; Núm 20:7-11; Sal 78:15.
I Corintios 10,4— que los acompañaba: Parece que Pablo se hace aquí eco de una tradición rabínica según la cual la roca de la que se habla en Núm 20:8 acompañaba a Israel en sus desplazamientos a través del desierto. Incluso se tendió a identificar esta roca con Yahvé, el Señor (Ver Éxo 17:6; Sal 18:2; Sal 18:31; Sal 18:46).
I Corintios 10,5Núm 14:16; Núm 23:29-30; Sal 78:31; Heb 3:17; Jud 1:5.
I Corintios 10,6— de ejemplo: El término griego lit. transcrito sería: tipo, es decir, símbolo, imagen o figura de futuros acontecimientos o personas que, a su vez, en algunos pasajes del NT se denominan antitipo, como en 1Pe 3:21 (ver, sin embargo, Heb 9:24). Pablo alude repetidas veces en sus cartas al carácter figurativo o ejemplar de acontecimientos del AT con respecto a otros del NT, por ejemplo en este mismo pasaje (1Co 10:11) y en Rom 4:23; Rom 5:14; Rom 15:4; Gál 4:24 (ver Jua 3:14; Heb 3:1 ss; Heb 5:1 ss; etc.).
I Corintios 10,61Co 11:11; Núm 11:4; Núm 11:34; Sal 106:14.
I Corintios 10,7Éxo 32:6.
I Corintios 10,8Núm 25:1; Núm 25:9.
I Corintios 10,9Núm 21:5-6.
I Corintios 10,10Núm 14:2; Núm 14:36; Núm 16:41-48; Sal 106:25-27; Heb 3:11; Heb 3:17; Éxo 12:23.
I Corintios 10,11— en estos tiempos que son los últimos: Lit. en el fin de los tiempos.
I Corintios 10,11Heb 1:2.
I Corintios 10,131Co 1:9.
I Corintios 10,16Mat 26:26-28; Mar 14:22-24; Luc 22:19-20; Hch 2:42.
I Corintios 10,171Co 12:27; Rom 12:5; Efe 4:16; Col 3:15.
I Corintios 10,18— vinculados al altar: Se trata, con toda probabilidad, de una expresión sintética en lugar de: vinculados a Dios a quien está consagrado el altar sobre el que se ofrecen las víctimas. Es probable que se trate de una expresión originaria del ambiente religioso judío en el que se evitaba pronunciar el nombre santísimo de Dios.
I Corintios 10,191Co 8:4.
I Corintios 10,20Deu 32:17; Sal 106:37; Apo 9:20.
I Corintios 10,231Co 6:12.
I Corintios 10,26Sal 24:1; Sal 50:12; Sal 89:11.
I Corintios 10,281Co 8:7.
I Corintios 10,301Ti 4:4.
I Corintios 10,32— paganos: Lit. griegos.
I Corintios 10,32Rom 14:13.
I Corintios 10,331Co 9:20-22.