Deuteronomio  14 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 29 versitos |
1 Hijos sois del Señor, vuestro Dios. No os tatuaréis ni os raparéis la frente por un muerto,
2 pues tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios; el Señor te eligió para que seas, entre todos los pueblos de la tierra, su propio pueblo.
3 No comerás nada abominable.
4 Estos son los animales que podréis comer: el buey, el cordero, el cabrito,
5 el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el antílope, el búfalo y el rebeco,
6 y cualquier animal rumiante de pata ungulada, que tenga la pezuña hendida en dos, lo podéis comer.
7 Pero, entre los rumiantes o que tienen la pezuña hendida, no comeréis los siguientes: el camello, la liebre y el conejo, que son rumiantes, pero no tienen la pezuña hendida, tenedlos por impuros;
8 el cerdo, que tiene la pezuña hendida, pero no es rumiante, tenedlo por impuro. No comeréis su carne ni tocaréis su cadáver.
9 De todo lo que vive en el agua, podréis comer lo siguiente: todo lo que tiene aletas y escamas, lo podéis comer,
10 pero lo que no tiene aletas ni escamas, no lo podéis comer. Tenedlo por impuro.
11 Podréis comer toda ave pura,
12 pero no podéis comer el águila, el quebrantahuesos, el águila marina,
13 el milano, el buitre en todas sus variedades,
14 el cuervo en todas sus variedades,
15 el avestruz, el halcón, la gaviota y el azor en todas sus variedades,
16 el búho, el mochuelo, el cisne,
17 el pelícano, el calamón, el mergo,
18 la cigüeña, la garza en todas sus variedades, la abubilla y el murciélago.
19 Todo insecto alado, tenedlo por impuro, no lo comeréis.
20 Podéis comer toda ave pura.
21 No comeréis ninguna bestia muerta; la podrás dar al emigrante que vive en tus ciudades, para que se la coma, o véndela a un extranjero, pues tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios. No cocerás un cabrito en la leche de su madre.
22 ° Cada año apartarás el diezmo de todo el producto de lo que hayas sembrado y haya brotado en el campo,
23 y comerás en presencia del Señor, tu Dios, en el lugar que elija para hacer morar allí su nombre, el diezmo de tu grano, tu mosto y tu aceite, y los primogénitos de tu ganado mayor y menor, para que aprendas a temer al Señor, tu Dios, mientras vivas.
24 Pero si el camino es demasiado largo para ti y no puedes transportarlo, porque te queda lejos el lugar que el Señor haya elegido para poner allí su nombre y porque el Señor, tu Dios, te ha colmado de bendiciones,
25 lo cambiarás por dinero, y tomarás el dinero contigo e irás al lugar que haya elegido el Señor, tu Dios.
26 Emplearás el dinero en todo lo que te apetezca: ganado mayor o menor, vino, licores, todo lo que te apetezca; y lo comerás allí, en presencia del Señor, tu Dios, y te regocijarás tú y tu casa.
27 No abandonarás al levita, que vive en tus ciudades, pues él no tiene porción ni heredad como tú.
28 Cada tres años apartarás todo el diezmo de tu cosecha de ese año y lo depositarás en tus ciudades,
29 y vendrá el levita, que no tiene porción ni heredad como tú, el emigrante, el huérfano y la viuda, que viven en tus ciudades, y comerán hasta saciarse, para que el Señor, tu Dios, te bendiga en todas las tareas que emprendas.

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Introducción a Deuteronomio 

DEUTERONOMIO

Deuteronomio significa «segunda ley» (deuteros-nomos). En realidad, se trata de las palabras que Moisés dirige a los israelitas en los umbrales de la tierra prometida. El Señor es presentado ante todo, como el Dios de Israel, y este como el pueblo de Dios. Así reza la fórmula central de la alianza (Deu 26:17-19). La lealtad debe ser la actitud fundamental de los israelitas hacia su Señor; su amor a él ha de ser uno y único, como uno y único es el mismo Señor (Deu 6:4 s). Esta unión del pueblo con el Señor implica el vínculo de los distintos miembros del pueblo entre sí. La reforma deuteronómica apuesta por una sociedad solidaria, igualitaria y sin pobres, por «un pueblo de hermanos», unidos en torno a su Dios.

Un lugar destacado lo ocupa la ley, que es un don de Dios a su pueblo, para que viva dignamente y en libertad en la tierra que el Señor le ha dado (véase Deu 6:20-25). Esta ley, no se ha de considerar como una imposición, sino como un camino de vida. En cuanto tarea a cumplir, la ley de Dios salvaguarda la vida libre en la tierra prometida. Traspasarla compromete no solo la libertad del pueblo, sino también su misma posesión de la tierra. Del cumplimiento de la ley depende la vida y la bendición de Israel (Deu 28:1-15; Deu 30:15-20).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Deuteronomio  14,1-29*4:44-28:68 El segundo discurso se asemeja, por su estructura, a algunos códigos legales del antiguo Oriente Próximo. El Código de Hammurabi consta de un prólogo, una amplia colección de leyes y un epílogo (con bendiciones y maldiciones), equiparables en líneas generales a las tres secciones de este discurso.


Deuteronomio  14,22-29*14:22-29 Se distinguen dos clases de diezmos (pago de la décima parte de los productos del campo): los anuales (Deu 14:22-27) y los trienales (Deu 14:28 s). De los primeros se espera un uso religioso-cultual; de los otros, humano-social.