Deuteronomio  33 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 29 versitos |
1 Esta es la bendición con que Moisés, el hombre de Dios, bendijo a los israelitas antes de morir.
2 El dijo: "El Señor vino del Sinaí, brilló para ellos desde Seír; resplandeció desde el monte Parán y llegó a Meribá de Cadés, desde el sur hasta las pendientes.
3 El ama de veras a los pueblos; ¡todos sus santos están en tus manos! Ellos se postran a tus pies, cada uno recibe tus palabras.
4 Moisés nos prescribió una Ley, que es la posesión de la asamblea de Jacob.
5 Y hubo un rey en lesurún, cuando se reunieron los jefes del pueblo, junto con las tribus de Israel.
6 Que viva Rubén y no muera, aunque sus hombres sean pocos".
7 De Judá dijo lo siguiente: "Escucha, Señor, la voz de Judá, y reintégralo a su pueblo; él se defenderá con su mano y tú serás una ayuda contra sus adversarios".
8 Dijo acerca de Leví: "Que tu Tumim y tu Urim estén con tu hombre de confianza: el que pusiste a prueba en Masá y por quien litigaste junto a las aguas de Meribá;
9 el que dijo de su padre y de su madre: "No los he visto"; el que no reconoció a sus hermanos e ignoró hasta a sus propios hijos. Porque ellos observaron tu palabra y mantuvieron tu alianza.
10 Ellos enseñan tus normas a Jacob y tu Ley a Israel; hacen subir hasta ti el incienso y ofrecen el holocausto en tu altar.
11 Bendice, Señor, su valor y acepta la obra de sus manos. Castiga las espaldas de su agresores y que sus enemigos no se levanten más".
12 Dijo acerca de Benjamín: "El amado del Señor habita seguro junto a aquel que lo protege constantemente; y habita entre los flancos de sus colinas".
13 Dijo acerca de José: "Que el Señor bendiga su tierra con el más excelente don del cielo -el rocío- y con el océano que se extiende por debajo;
14 con los mejores productos del sol y los brotes más escogidos de cada lunación;
15 con las primicias de las montañas seculares y la riqueza de las colinas eternas;
16 con la fecundidad de la tierra y con su plenitud. y con el favor del que mora en la Zarza. Que todo esto descienda sobre la cabeza de José, sobre la frente del consagrado entre sus hermanos.
17 El es un toro primogénito: a él, la gloria; sus cuernos son cuernos de búfalo: con ellos embiste a los pueblos hasta los confines de la tierra. Así son las decenas de miles de Efraím, así son los millares de Manasés".
18 Dijo acerca de Zabulón: "Alégrate, Zabulón, de tus salidas, y tú, Isacar, en tus carpas.
19 Ellos convocan a los pueblos en la montaña. donde ofrecen sacrificios legítimos, porque disfrutan de la abundancia de los mares y de los tesoros ocultos en la arena".
20 Dijo acerca de Gad: "¡Bendito sea el que abre campo libre a Gad! Tendido como una leona, despedaza el brazo y también la cabeza.
21 El se atribuyó las primicias, porque allí estaba reservada la porción de un jefe. El vino con los jefes del pueblo, ejecutó la justicia del Señor y sus juicios en favor de Israel".
22 Dijo acerca de Dan: "Dan es un cachorro de león, que se abalanza desde Basán".
23 Dijo acerca de Neftalí: "Neftalí, saciado de favor y colmado de la bendición del Señor, toma posesión del oeste y del sur".
24 Y dijo acerca de Aser: "¡Bendito sea Aser entre todos los hijos! Que sea el favorito de sus hermanos y que bañe sus pies en aceite.
25 Que tus cerrojos sean de hierro y de bronce, y tu poder dure tanto como tus días.
26 lesurún, no hay nadie como Dios, que cabalga por los cielos para venir en tu ayuda. y por las nubes, lleno de majestad.
27 El Dios de los tiempos antiguos es un refugio, y sus brazos obran desde siempre aquí abajo. El expulsó a tus enemigos delante de ti y ordenó ¡Extermina!
28 Así Israel habita seguro, la fuente de Jacob, en un lugar apartado, en una tierra de trigo y de vino, cuyo cielo destila rocío.
29 ¡Dichoso tú, Israel! ¿Quién es como tú, pueblo salvado por el Señor? El es tu escudo protector, tu espada victoriosa. Tus enemigos te adularán, pero tú pisotearás sus espaldas".

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Introducción a Deuteronomio 


Deuteronomio


DEUTERONOMIO es una palabra de origen griego, que significa "segunda ley". Tal designación expresa sólo en parte el contenido del quinto libro del Pentateuco, ya que este, más que un código de leyes en sentido estricto, es una larga y vibrante exhortación destinada a "recordar" a Israel el sentido y las exigencias de la Alianza. De allí que las prescripciones concretas estén siempre acompañadas de advertencias y reproches, de promesas y amenazas.
El Deuteronomio está estructurado como una serie de discursos dirigidos por Moisés a los israelitas antes de su entrada en Canaán. Esta forma literaria se explica por las circunstancias que dieron origen a la composición del Libro. Desde tiempos muy antiguos, los sacerdotes levíticos prolongaron la actividad de Moisés, proclamando solemnemente en las celebraciones litúrgicas la Alianza del Señor con su Pueblo elegido. En estas celebraciones, ellos no se limitaban a repetir una Ley fijada para siempre, sino que la completaban y actualizaban, a fin de responder a nuevas situaciones y necesidades. Así las leyes contenidas en los códigos tradicionales de Israel se vieron enriquecidas con elementos originales de importancia, que luego quedaron consignados en la legislación deuteronómica. Entre estos aportes merecen especial atención la ley sobre la unidad del Santuario, los criterios para discernir a los auténticos profetas y las severas prescripciones contra la idolatría. Todo esto estaba destinado a contrarrestar el pernicioso influjo que la religión de Baal y los cultos cananeos ejercían sobre la fe de Israel.
La composición del Deuteronomio atravesó por diversas etapas. Su redacción primitiva puede situarse en el siglo VIII a.C., en los ambientes levíticos del reino del Norte. Después de la destrucción de Samaría, estos grupos se refugiaron en Judá y el Libro quedó depositado en los archivos del Templo de Jerusalén. En el año 622 a.C., el rey Josías mandó reparar el Templo, y allí se encontró un "libro de la Alianza" ( 2Ki_23:2 ), que fue leído en presencia del rey y dio un nuevo impulso a la reforma religiosa iniciada por él. Este "libro de la Alianza" era sin duda el Deuteronomio, aunque en una forma más breve que la actual. A partir de ese momento, la legislación deuteronómica se convirtió en objeto de asidua meditación y proporcionó un criterio de primer orden para interpretar toda la historia de Israel. Posteriormente, la obra original fue completada y enriquecida con nuevos aportes, hasta que pasó a formar parte del Pentateuco.
Entre todos los escritos del Antiguo Testamento, el Deuteronomio se destaca por su estilo peculiar. Su lenguaje es solemne, pero al mismo tiempo directo, cálido y preocupado por suscitar una incondicional fidelidad al Señor. Es un estilo que quiere hablar sobre todo al corazón. La repetición incansable de ciertas palabras y giros confiere a toda la obra una notable fuerza persuasiva.
El paso frecuente del "tú" al "ustedes" es otra característica del estilo deuteronómico. Esta alternancia es un procedimiento oratorio para interpelar a los oyentes: el "tú" apunta menos a los individuos en particular que a la conciencia de la comunidad, en la que cada uno debe verse representado y medir su propia responsabilidad.
El Deuteronomio traza para Israel un programa de vida, inspirado en la predicación de los Profetas, en los escritos sapienciales y en las tradiciones históricas del Pentateuco, desde los tiempos patriarcales hasta la entrada en la Tierra prometida. El Dios que aquí se manifiesta no es una divinidad fría y distante, sino el Dios misericordioso que está cerca de su Pueblo y le revela su Ley, porque lo ama y espera ser amado con la misma intensidad. De esa manera, el Deuteronomio marca un jalón decisivo en el camino hacia la revelación definitiva de Dios en el Nuevo Testamento, donde el Apóstol san Juan afirma: "Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él" ( 1Jo_4:16 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Deuteronomio  33,1-29

8. "Tumím" y "Urím": ver nota Exo_28:30.

16. El "que mora en la Zarza": ver Exo_3:4.