Deuteronomio  6 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 25 versitos |
1 Estos son los preceptos, los mandatos y decretos que el Señor, vuestro Dios, me mandó enseñaros para que los cumpláis en la tierra en cuya posesión vais a entrar,
2 a fin de que temas al Señor, tu Dios, tú, tus hijos y tus nietos, observando todos sus mandatos y preceptos, que yo te mando, todos los días de tu vida, a fin de que se prolonguen tus días.
3 Escucha, pues, Israel, y esmérate en practicarlos, a fin de que te vaya bien y te multipliques, como te prometió el Señor, Dios de tus padres, en la tierra que mana leche y miel.
4 Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo.
5 Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
6 Estas palabras que yo te mando hoy estarán en tu corazón,
7 se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado;
8 las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu frente una señal;
9 las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portales.
10 Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que había de darte, según juró a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob, con ciudades grandes y ricas que tú no has construido,
11 casas rebosantes de riquezas que tú no has llenado, pozos ya excavados que tú no has excavado, viñas y olivares que tú no has plantado, y comas hasta saciarte,
12 guárdate de olvidar al Señor que te sacó de Egipto, de la casa de esclavitud.
13 Al Señor, tu Dios, temerás, a él servirás y en su nombre jurarás.
14 No iréis en pos de otros dioses, de los dioses de los pueblos que os rodean.
15 Porque el Señor, tu Dios, que está en medio de ti, es un Dios celoso; no sea que se encienda la ira del Señor, tu Dios, contra ti y te extermine de la superficie de la tierra.
16 No tentaréis al Señor, vuestro Dios, como lo habéis tentado en Masá.
17 Observaréis cabalmente los preceptos del Señor, vuestro Dios, los estatutos y mandatos que te prescribió.
18 Harás lo que es bueno y recto a los ojos del Señor, para que te vaya bien, entres y tomes posesión de la tierra buena, que juró el Señor a tus padres,
19 arrojando ante ti a todos tus enemigos, como te dijo el Señor.
20 Cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: “¿Qué son esos estatutos, mandatos y decretos que os mandó el Señor, nuestro Dios?”,
21 responderás a tu hijo: “Éramos esclavos del faraón en Egipto, y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte.
22 El Señor hizo signos y prodigios grandes y funestos contra el faraón y toda su corte, ante nuestros ojos.
23 A nosotros nos sacó de allí, para introducirnos y darnos la tierra que prometió con juramento a nuestros padres.
24 Y el Señor nos mandó cumplir todos estos mandatos, temiendo al Señor, nuestro Dios, para que nos vaya siempre bien y sigamos con vida, como hoy.
25 Esta será nuestra justicia: observar toda esta ley ante el Señor, nuestro Dios, cumpliéndola, como nos ordenó”.

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Introducción a Deuteronomio 

DEUTERONOMIO

Deuteronomio significa «segunda ley» (deuteros-nomos). En realidad, se trata de las palabras que Moisés dirige a los israelitas en los umbrales de la tierra prometida. El Señor es presentado ante todo, como el Dios de Israel, y este como el pueblo de Dios. Así reza la fórmula central de la alianza (Deu 26:17-19). La lealtad debe ser la actitud fundamental de los israelitas hacia su Señor; su amor a él ha de ser uno y único, como uno y único es el mismo Señor (Deu 6:4 s). Esta unión del pueblo con el Señor implica el vínculo de los distintos miembros del pueblo entre sí. La reforma deuteronómica apuesta por una sociedad solidaria, igualitaria y sin pobres, por «un pueblo de hermanos», unidos en torno a su Dios.

Un lugar destacado lo ocupa la ley, que es un don de Dios a su pueblo, para que viva dignamente y en libertad en la tierra que el Señor le ha dado (véase Deu 6:20-25). Esta ley, no se ha de considerar como una imposición, sino como un camino de vida. En cuanto tarea a cumplir, la ley de Dios salvaguarda la vida libre en la tierra prometida. Traspasarla compromete no solo la libertad del pueblo, sino también su misma posesión de la tierra. Del cumplimiento de la ley depende la vida y la bendición de Israel (Deu 28:1-15; Deu 30:15-20).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Deuteronomio  6,1-25*4:44-28:68 El segundo discurso se asemeja, por su estructura, a algunos códigos legales del antiguo Oriente Próximo. El Código de Hammurabi consta de un prólogo, una amplia colección de leyes y un epílogo (con bendiciones y maldiciones), equiparables en líneas generales a las tres secciones de este discurso.