II Tesalonicenses  2 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 17 versitos |
1 Os rogamos, hermanos, por lo que atañe al advenimiento de nuestro Señor Jesu-Cristo y a nuestra reunión con él,
2 que no os dejéis tan pronto impresionar, abandonando vuestro sentir, ni os alarméis, ni por espíritu, ni por dicho, ni por carta, cual si fuera de nosotros, como que esté inminente el día del Señor. *
3 Que nadie os engañe de ninguna manera; porque si primero no viniere la apostasía y se manifestare el hombre del pecado, el hijo de la perdición, *
4 el que hace frente y se levanta contra todo el que se llama Dios o tiene carácter religioso, hasta llegar a invadir el santuario de Dios y poner en él su trono, ostentándose a sí mismo como quien es Dios... *
5 ¿No recordáis que, estando todavía con vosotros, os decía yo esto?.*
6 Y ahora ya sabéis lo que le detiene, con el objeto de que no se manifieste sino a su tiempo. *
7 Porque el misterio de la iniquidad está ya en acción; sólo falta que el que lo detiene ahora, desaparezca de en medio.
8 Y entonces se manifestará el impío, a quien el Señor Jesús destruirá con el soplo de su boca y aniquilará con el esplendor de su advenimiento;
9 este impío cuyo advenimiento será, por la enérgica acción de Satanás, en toda suerte de obras maravillosas y portentos y prodigios de mentira,
10 y en toda seducción de iniquidad en daño de los que perecen, en pago de no haber abierto su corazón al amor de la verdad para ser salvos,
11 Y por esto envíales Dios eficiencia de seducción, para que den fe a la mentira,
12 a fin de que sean juzgados todos aquellos que no dieron fe a la verdad, antes se complacieron en la iniquidad.
13 En cuanto a nosotros, debemos hacer gracias a Dios en todo tiempo acerca de vosotros, hermanos amados del Señor, por cuanto os escogió Dios como primicias para la salud mediante la santificación del Espíritu y la fe en la verdad,
14 para lo cual os llamó también por medio de nuestro Evangelio, a fin de que fueseis adquisición gloriosa del Señor nuestro Jesu-Cristo.
15 así, pues, hermanos, sed constantes y mantened firmemente las tradiciones en que fuisteis adoctrinados, ya sea de viva voz, ya sea por carta nuestra. *
16 Y el mismo Señor nuestro Jesu-Cristo y Dios, Padre nuestro, que nos amó y dio consolación eterna y esperanza buena por su gracia,
17 consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena.

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Introducción a II Tesalonicenses 




II EPÍSTOLA A LOS TESALONICENSES

OCASIÓN DE LA EPÍSTOLA. — Tranquilizados ya los tesalonicenses de sus temores infundados acerca de la suerte, que ellos hablan creído desventajosa, de los fieles ya difuntos en el advenimiento de Cristo, en cambio se alborotaron más con la aprensión exaltada de que el día del Señor iba a venir de un momento a otro, Y llegó a tanto esa fascinación apocalíptica, que habían ya. abandonado el cuidado de atender, como cosa superflua, a las más imprescindibles necesidades de la vida. De ahí que, entregados a la ociosidad, pasaban el día vagando de casa en casa y hablando, sin duda, de la tremenda catástrofe que iba a sobrevenir. Temeroso el Apóstol de que esas extravagancias diesen al traste con la fe y la moralidad de sus impresionables neófitos, les escribe una segunda carta, en que les declara que el día del Señor no es tan inminente como ellos se imaginaban: antes han de sobrevenir dos grandes crisis: la apostasía universal y la aparición del anticristo.

DIVISIÓN DE LA EPÍSTOLA, - Se divide en tres partes, correspondientes exactamente a sus tres capítulos. En la primera, introductoria, después de dar gracias a Dios por la fe, la caridad y la constancia de los tesalonicenses, les recuerda el justo juicio de Dios, que dará a cada uno su merecido. Este recuerdo del juicio divino prepara la segunda parte, dogmática, sobre el advenimiento del Señor, precedido por la aparición del anticristo. La tercera parte, moral, contiene diversas recomendaciones, derivadas, más o menos directamente, de la doctrina antes establecida.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

II Tesalonicenses  2,2

ESPÍRITU…, DICHO…, CARTA: tres causas de donde pudo originarse el rumor sobre la proximidad de la parusía .

|| ESPÍRITU: sería una profecía referente a la parusía .

|| COMO QUE ESTÉ INMINENTE…: nueva declaración del Apóstol, que demuestra que no sólo no creía ser inminente la parusía , sino todo lo contrario.


II Tesalonicenses  2,3

EL HOMBRE DEL PECADO…: calificaciones del anticristo. Será el anticristo una persona, no una colectividad o tendencia personificada; aunque concentrará en si y representará una tendencia y una colectividad. Esta tendencia será un sindiosismo militante, más radical que cuanto hasta ahora se ha conocido, encarnado además en una personalidad irresistiblemente fascinadora y satánicamente orgullosa.


II Tesalonicenses  2,3-12

La historia del anticristo, en su relación con el segundo advenimiento de Cristo, seguirá estos pasos:
1) existe y actúa el germen de la apostasía, que Pablo llama MISTERIO DE LA INIQUIDAD;
2) existe también, en sentido contrario, algo o alguien que detiene o estorba la aparición del anticristo;
3) vendrá día en que desaparecerá este obstáculo y entonces surgirá el anticristo en medio de la apostasía universal:
4) entonces será cuando sobrevendrá el día del Señor, y el Señor Jesús aniquilará al anticristo con el esplendor de su advenimiento.


II Tesalonicenses  2,4

La frase, inacabada, es una prótasis; su apódosis sería: «no vendrá el día del Señor».


II Tesalonicenses  2,5

Lástima que Pablo, en vez de remitirse a lo dicho de palabra, no lo repitiese aquí. Efecto de esta omisión es la oscuridad de todo el pasaje.


II Tesalonicenses  2,6-7

LO QUE LE DETIENE…, EL QUE LO DETIENE: estas expresiones, claras para los tesalonicenses son para nosotros enigmáticas. Entre las numerosas interpretaciones que se han propuesto sigue siendo la más aceptable la que generalmente adoptaron los Santos Padres, según los cuales lo que detenía la aparición del anticristo era el Imperio romano, y el que lo detenía, el emperador: no en su concreta realidad histórica, sino más bien lo que con ello se representaba, que es el principio de autoridad normal y legítima, en cuanto mantiene con mano firme el orden social.


II Tesalonicenses  2,15

TRADICIONES: es triste el fenómeno que aquí y un poco más abajo (2Ts_3:6) ofrecen las versiones protestantes, las cuales, mientras traducen indefectiblemente TRADICIÓN siempre que se trata de tradiciones reprobables, cuales eran las farisaicas, esquivan, en cambio, la enojosa palabra cuando, como aquí, se trata de tradiciones recomendadas, cuales eran las tradiciones apostólicas. Con este procedimiento, no muy leal, las versiones protestantes del N. T. dan la falsa impresión de que la TRADICIÓN es cosa reprobada en la Sagrada Escritura.

|| DE VIVA VOZ…, POR CARTA: dice San Juan Crisóstomo sobre estas palabras: «No todas las cosas nos las transmitieron (los apóstoles) por carta, sino muchas también oralmente, y tanto éstas como aquéllas son igualmente fidedignas. Así que también la tradición de la Iglesia hemos de mirarla como fidedigna. ¿Es tradición? No busques más».