Santiago 5 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 20 versitos |
1 Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a sobrevenir.
2 Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están roídos por la polilla.
3 Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final!
4 Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo.
5 Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí mismos para el día de la matanza.
6 Han condenado y han matado al justo, sin que él les opusiera resistencia.
7 Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias del otoño y de la primavera.
8 Tengan paciencia y anímense, porque la Venida del Señor está próxima.
9 Hermanos, no se quejen los unos de los otros, para no ser condenados. Miren que el Juez ya está a la puerta.
10 Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
11 Porque nosotros llamamos felices a los que sufrieron con paciencia. Ustedes oyeron hablar de la paciencia de Job, y saben lo que hizo el Señor con él, porque el Señor es compasivo y misericordioso.
12 Pero ante todo, hermanos, no juren ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna manera: que cuando digan "sí", sea sí; y cuando digan "no", sea no, para no ser condenados.
13 Si alguien está afligido, que ore. Si está alegre, que cante salmos.
14 Si está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor.
15 La oración que nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le serán perdonados.
16 Confiesen mutuamente sus pecados y oren los unos por los otros, para ser curados. La oración perseverante del justo es poderosa.
17 Elías era un hombre como nosotros, y sin embargo, cuando oró con insistencia para que no lloviera, no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses.
18 Después volvió a orar; entonces el cielo dio la lluvia, y la tierra produjo frutos.
19 Hermanos míos, si uno de ustedes se desvía de la verdad y otro lo hace volver,
20 sepan que el que hace volver a un pecador de su mal camino salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de numerosos pecados.

Patrocinio

 
 

Introducción a Santiago


Carta a Santiago


Lo que existía desde el principio,
lo que hemos oído,
lo que hemos visto con nuestros ojos,
lo que hemos contemplado
y lo que hemos tocado con nuestras manos
acerca de la Palabra de Vida,
es lo que les anunciamos.
Lo que hemos visto y oído,
se lo anunciamos también a ustedes,
para que vivan en comunión con nosotros.
Y nuestra comunión es con el Padre
y con su Hijo Jesucristo.

1Jo_1:1 , 1Jo_1:3

Ustedes son una raza elegida,
un sacerdocio real, una nación santa,
un pueblo adquirido para anunciar
las maravillas de aquel que los llamó
de las tinieblas a su admirable luz.
1Pe_2:9



CARTAS "CATÓLICAS"



Además de las Cartas paulinas, el Nuevo Testamento contiene otras siete Cartas, que llevan los nombres de Santiago, Pedro, Juan y Judas, el hermano de Santiago. La mayor parte de ellas no están dirigidas a comunidades concretas o a personas particulares, sino que tienen una destinación más universal y tratan cuestiones generales. En realidad, no son "cartas" propiamente dichas, sino "homilías" presentadas en estilo epistolar. Por este motivo, después del siglo IV, fueron agrupadas bajo el título de CARTAS "CATÓLICAS", es decir, "universales".
Estas Cartas fueron escritas cuando ya el Cristianismo primitivo había entrado en una nueva etapa. Las comunidades cristianas se habían extendido por casi todas las provincias del Imperio Romano, y habían comenzado a experimentar la presión y las reacciones adversas del ambiente pagano. Aunque no estuvieron sometidas a una constante persecución, ellas vivían dolorosamente conscientes de su precaria situación en una sociedad hostil. A estas dificultades provenientes del exterior, se sumaban otras de carácter interno. La Venida gloriosa del Señor se hacía esperar, y esta demora planteaba dudas e interrogantes, que ponían en crisis la fe y debilitaban la práctica de la vida cristiana. Semejante situación creaba un clima favorable a la infiltración de falsos profetas y maestros, que alteraban con su enseñanza la verdad del Evangelio.
En estas nuevas circunstancias, la Iglesia comprendió la necesidad de consolidar su vida comunitaria, manteniéndose fiel a las enseñanzas de Jesús transmitidas por los Apóstoles. Dicha preocupación aparece en los escritos del Nuevo Testamento provenientes de esa época. Todos ellos insisten en mantener intacta la verdadera fe, advierten contra los falsos maestros y exhortan a conservar la esperanza en medio de las pruebas y persecuciones. Tales características comunes confieren una cierta unidad a las "Cartas católicas", que por su forma y contenido no constituyen un grupo demasiado homogéneo.


CARTA DE SANTIAGO

A pesar de su presentación en forma epistolar, la CARTA DE SANTIAGO es una especie de "homilía", que contiene una serie de exhortaciones morales. Su estilo sentencioso se asemeja al de los escritos sapienciales del Antiguo Testamento. Los temas expuestos se van sucediendo de manera bastante libre, a veces por una semejanza verbal o por una antítesis. Estas exhortaciones, destinadas a servir de guía para la vida cristiana, están dirigidas a "las doce tribus de la Dispersión" ( 1Pe_1:1 ), es decir, a las comunidades judeocristianas diseminadas fuera de Palestina, que constituían el "nuevo Israel". El autor de esta Carta es identificado comúnmente con Santiago, "el hermano del Señor" ( Gal_1:19 ) mencionado en Mat_13:55 ; Mar_6:3 , que presidía la comunidad de Jerusalén y ocupó un lugar relevante en la "asamblea" de los Apóstoles ( Act_12:17 ; Act_15:13-21 ).
Santiago insiste, sobre todo, en la necesidad de probar la autenticidad de la fe por medio de las "obras", haciendo fructificar "la Palabra sembrada" en el corazón de los creyentes ( Act_1:21 ). A primera vista, parece contradecir las enseñanzas de Pablo sobre la justificación por la fe. Pero la diferencia entre ambos es más aparente que real. En efecto, siempre que Pablo habla de la fe, se refiere a "la fe que obra por medio del amor" ( Gal_5:6 ), como una respuesta a la Palabra de Dios que compromete y transforma la vida del creyente. En este sentido, coincide perfectamente con Santiago. En último término, para ambos, la fe que justifica no es la fe "estéril" ( Gal_2:20 ), sino la que "va acompañada de las obras" ( Gal_2:17 ) y se manifiesta en ellas: "De la misma manera que un cuerpo sin alma está muerto, así está muerta la fe sin las obras" ( Gal_2:26 ). Por otra parte, cuando Pablo habla de las "obras" se refiere a las observancias de la Ley de Moisés, que los "judaizantes" consideraban necesarias para salvarse ( Act_15:1 ), mientras que Santiago piensa en los cristianos que hacen una profesión meramente verbal y exterior de su fe ( Act_1:22 ).
Y para el autor de esta Carta, como para Pablo ( Rom_13:8-10 ; Gal_5:14 ), "la Ley por excelencia" consiste en el amor al prójimo ( Gal_2:8 ). Por eso, con una vehemencia que recuerda a los grandes profetas de Israel, Santiago denuncia abiertamente las desigualdades y las injusticias sociales ( Gal_5:1-6 ). Su juicio no es menos severo cuando censura a las asambleas cristianas en las que se concede un lugar de privilegio a los ricos y se relega a los pobres. A fin de combatir estas discriminaciones, él se hace eco de la enseñanza de Jesús. "¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino?" ( Gal_2:5 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

Patrocinio

Notas

Santiago 5,1-20

5. El "día de la matanza" es una expresión profética ( Jer_12:3) que designa el día del Juicio final, en el que Dios hará valer su justicia sobre el mundo pecador.

7. Las "lluvias del otoño" que hacen germinar las semillas, y las "de la primavera" que hacen madurar las plantas, son una imagen de la Venida del Señor.

11. Sal_103:8; Sal_111:4. Ver Job_1:20-22.

12. Ver Mat_5:34-37.

14-15. En este texto bíblico se funda el rito de la Unción de los enfermos.

Sobre los "presbíteros", ver notas Hec_11:30; Hec_14:23.

16. "Confiesen mutuamente sus pecados": con esta exhortación se recomienda una práctica penitencial -la confesión de los pecados- que los primeros cristianos tomaron de la liturgia judía. Dicha confesión consistía en un reconocimiento general de los propios pecados, realizado comunitariamente, para que la oración común ayudara a obtener el perdón divino.

17-18. Ver 1 Rey. 17 - 18.

20. Pro_10:12. Ver 1Pe_4:8.

"Salvará su vida de la muerte": el texto no especifica con claridad si esta frase se refiere al pecador que se convierte o al que lo aleja del pecado. Ver Eze_3:20-21; 1Ti_4:16.