Josué 23 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 16 versitos |
1 ° Sucedió, mucho tiempo después de que el Señor concediera a Israel la paz con todos los enemigos de alrededor,
2 que Josué, que era ya muy viejo, convocó a todo Israel, a sus ancianos, sus jefes, sus jueces y sus escribas, y les dijo: «Yo soy ya muy viejo.
3 Vosotros habéis visto todo lo que el Señor, vuestro Dios, ha hecho ante vosotros con todos estos pueblos; pues el Señor, vuestro Dios, era el que combatía por vosotros.
4 Mirad, yo os he sorteado, como heredad para vuestras tribus, esos pueblos que quedan por conquistar, (además de todos los pueblos que aniquilé), desde el Jordán hasta el Mar Grande de occidente.
5 El mismo Señor, vuestro Dios, os los quitará de delante, los desposeerá de su tierra y vosotros tomaréis posesión de su tierra, como os lo prometió el Señor, vuestro Dios.
6 Esforzaos ante todo en observar y cumplir todo lo prescrito en el libro de la ley de Moisés, no desviándoos ni a la derecha ni a la izquierda.
7 No os mezcléis con esos pueblos que quedan todavía entre vosotros. No mentéis el nombre de sus dioses ni juréis por ellos. No les déis culto ni os postréis ante ellos.
8 Al contrario: manteneos unidos al Señor, vuestro Dios, como habéis hecho hasta el día de hoy.
9 El Señor os ha quitado de delante pueblos numerosos y fuertes, y nadie os ha podido resistir hasta el presente.
10 Uno solo de vosotros persigue a mil, porque el Señor mismo, vuestro Dios, lucha por vosotros, como os lo ha prometido.
11 Procurad con todo empeño, por vuestras vidas, amar al Señor, vuestro Dios.
12 Pero, si os desviáis y os unís a ese resto de naciones que quedan todavía entre vosotros, si emparentáis con ellas y entráis en tratos con ellas,
13 estad seguros de que el Señor, vuestro Dios, no seguirá quitándoos de delante esos pueblos. Serán para vosotros red, lazo, aguijón en vuestros costados y espina en vuestros ojos, hasta que desaparezcáis de esta espléndida tierra que os ha dado el Señor, vuestro Dios.
14 Mirad que yo me voy ya por el camino de todo el mundo. Reconoced con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma que no ha fallado ni una sola de todas las promesas que el Señor, vuestro Dios, os había hecho: todas se os han cumplido; no ha fallado ni una sola.
15 Pues lo mismo que se os han cumplido todas las espléndidas promesas que os hizo el Señor, vuestro Dios, igualmente acarreará el Señor contra vosotros todas sus amenazas, hasta borraros de la espléndida tierra que os ha dado el Señor, vuestro Dios.
16 Si quebrantáis la alianza que el Señor, vuestro Dios, os ha otorgado, si os vais a dar culto a otros dioses y os postráis ante ellos, la ira del Señor se encenderá contra vosotros y pronto desapareceréis de la espléndida tierra que os ha dado».

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Introducción a Josué

JOSUÉ

Este libro narra la ocupación de la tierra prometida, con la que se cierra el ciclo iniciado con las promesas a los patriarcas. Sin los hechos aquí narrados, la promesa de la tierra habría sido vana y la salida de Egipto una condena a la vida mísera del desierto. El libro de Josué es, pues, imprescindible para completar el relato del Pentateuco.

La idea central del libro es que la posesión de la tierra prometida a los padres es, para un israelita, el compendio de todos los bienes. Sus redactores relacionaron ese valor de la tierra con el valor supremo: la adhesión incondicional al Señor, Dios de Israel. La tierra prometida es un don del Señor, que se da con una condición: la fidelidad. Si Israel se aparta del Señor, el mismo Dios que les dio la tierra los expulsará de ella. Para evitarlo, hay que guardarse de toda contaminación de los cananeos. Por eso es necesario no mezclarse con ellos, sino exterminarlos. Junto a esto se concede mucha importancia a la unidad del pueblo: es preciso borrar cualquier diferencia entre las tribus. Es decir, Israel debe actuar siempre como un solo hombre.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Josué 23,1-16*23 En su testamento espiritual Josué interpreta el pasado y da la clave para el futuro de Israel. El redactor da mucha importancia a que aquella generación fue testigo ocular de las hazañas del Señor. Cuando mueran esos testigos, y venga otra generación que conozca al Señor solo de oídas, Israel comenzará a apartarse de él: Jos 24:31; Jue 2:7-10.