Apocalipsis  12 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 18 versitos |
1 ° Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;
2 y está encinta, y grita con dolores de parto y con el tormento de dar a luz.
3 Y apareció otro signo en el cielo: un gran dragón rojo que tiene siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas,
4 y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se puso en pie ante la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo cuando lo diera a luz.
5 Y dio a luz un hijo varón, el que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro, y fue arrebatado su hijo junto a Dios y junto a su trono;
6 y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser alimentada mil doscientos sesenta días.
7 Y hubo un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón, y el dragón combatió, él y sus ángeles.
8 Y no prevaleció y no quedó lugar para ellos en el cielo.
9 Y fue precipitado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el que engaña al mundo entero; fue precipitado a la tierra y sus ángeles fueron precipitados con él.
10 Y oí una gran voz en el cielo que decía: «Ahora se ha establecido la salvación y el poder y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
11 Ellos lo vencieron en virtud de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio que habían dado, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
12 Por eso, estad alegres, cielos, y los que habitáis en ellos». ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha bajado a vosotros, rebosando furor, sabiendo que le queda ya poco tiempo.
13 Y cuando vio el dragón que había sido precipitado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.
14 Y le fueron dadas a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volara al desierto, a su lugar, donde es alimentada un tiempo, y dos tiempos y medio tiempo, lejos de la presencia de la serpiente ° .
15 Y vomitó la serpiente de su boca, detrás de la mujer, agua como un río para hacer que el río la arrastrara.
16 Y la tierra ayudó a la mujer, y abrió la tierra su boca y se tragó el río que había arrojado el dragón de su boca.
17 Y se llenó de ira el dragón contra la mujer, y se fue a hacer la guerra al resto de su descendencia, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús.
18 El dragón se detuvo en la arena del mar.

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Introducción a Apocalipsis 

APOCALIPSIS

El Apocalipsis refleja los avatares de la acometida del Imperio Romano contra la Iglesia naciente (finales del siglo i). Se percibe una íntima relación con el evangelio de san Juan. Para entender este libro es preciso tener en cuenta adecuadamente el símbolo, que se convierte para la apocalíptica en constante recurso de su comunicación. El simbolismo proviene del Antiguo Testamento (la serpiente, el paraíso, las plagas...), de la apocalíptica judía y, especialmente, de la concepción original del autor, que incorpora los diversos elementos en una nueva síntesis. Se emplean simbolismos de tipo cósmico (sol que se torna negro), teriomórfico o animal (el gran dragón), cromático (el blanco aplicado a Cristo), aritmético (el siete y sus fracciones y múltiplos). Como claves de lectura cristiana pueden señalarse: la memoria viva de los mártires; el libro sapiencial y litúrgico de la comunidad cristiana; la invitación al compromiso y, finalmente, el libro de la esperanza de la Iglesia ante el misterio de la iniquidad.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Apocalipsis  12,1-17*12 El mensaje fundamental de este capítulo, saturado de detalles simbólicos muy complejos, se refiere a la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, que, en medio de la hostilidad y persecución a muerte, da a luz a Cristo, el Mesías.


Apocalipsis  12,14*12:14 La Iglesia, perseguida sin tregua pero en vano por el dragón, es asistida por Dios, quien la lleva sobre alas de águila (véase Éxo 19:4; Deu 32:11), y es nutrida por el simbólico maná (Re 17:4Re 17:4; Re 19:5-7 19:5-7).