Baruc 2 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 35 versitos |
1 Por esta razón ha cumplido el Señor la palabra que pronunció contra nosotros, contra nuestros jueces, los que gobernaron a Israel, contra nuestros reyes y autoridades y contra todos los habitantes de Israel y de Judá. º
2 Jamás había ocurrido debajo del cielo nada semejante a lo que el Señor hizo en Jerusalén, conforme a lo que está escrito en la ley de Moisés;
3 pues llegamos al punto de comer la carne de los propios hijos e hijas. º
4 El Señor entregó a los israelitas en poder de los reinos que nos rodean, para que fueran objeto de burla y desolación en medio de todos los pueblos vecinos, entre los cuales el Señor los había dispersado. º
5 Quedamos, pues, sometidos en lugar de ser dominadores, porque pecamos contra el Señor Dios nuestro al no escuchar su voz.
6 Al Señor Dios nuestro pertenece la justicia; en cambio, a nosotros y a nuestros antepasados corresponde la vergüenza que hoy cubre nuestro rostro.
7 Todas esas desgracias con que el Señor nos había amenazado, han venido sobre nosotros.
8 Pero nosotros no hemos acudido en oración a la presencia del Señor; no le hemos suplicado que aparte los malos pensamientos del corazón de cada uno. º
9 Por eso estuvo atento el Señor a tales desgracias, y las trajo sobre nosotros; pues el Señor es justo en todas sus obras y en todo lo que nos ha mandado hacer.
10 Pero nosotros no quisimos escuchar la voz del Señor ni andar conforme a los mandatos que nos había dado.
11 Señor Dios de Israel, tú sacaste de Egipto a tu pueblo con mano fuerte, con señales y prodigios, con gran poder y brazo robusto, e hiciste famoso tu nombre hasta el día de hoy; º
12 pero nosotros hemos pecado, hemos caído en la impiedad y hemos obrado injustamente. Así, Señor Dios nuestro, nos hemos comportado conculcando todos tus mandamientos.
13 Aparta de nosotros tu indignación, pues somos pocos los que hemos quedado en las naciones entre las cuales nos dispersaste.
14 Escucha, Señor, nuestras súplicas y oraciones. Líbranos por amor a ti mismo, y haz que aquellos que nos trajeron al destierro nos traten con benevolencia,
15 para que en toda la tierra se sepa que tú eres el Señor, el Dios nuestro, y que tu nombre se invoca sobre Israel y sobre su linaje.
16 Míranos, Señor, desde tu santa casa. Inclina a nosotros tu oído, y óyenos; º
17 abre tus ojos, Señor, y mira, pues no son los muertos que habitan el abismo *, cuyo espíritu fue separado de sus entrañas *, quienes van a glorificar y honrar al Señor º. º
18 Los que te glorifican y te honran, Señor, son aquellos que viven afligidos hasta el extremo y andan encorvados, sin fuerzas, con la mirada debilitada por el hambre.
19 No nos apoyamos en los méritos de nuestros antepasados y en los de nuestros reyes para venir ante tu presencia e implorar tu misericordia, Señor Dios nuestro. º
20 Descargaste tu ira y tu furor contra nosotros, tal como lo habías anunciado por medio de tus siervos los profetas que decían:
21 “Esto dice el Señor: inclinen su espalda y sirvan al rey de Babilonia, y así podrán seguir viviendo en la tierra que yo di a sus antepasados; º
22 pero si no escuchan la palabra del Señor y no se someten al rey de Babilonia,
23 haré que en las ciudades de Judá, y dentro de Jerusalén, cesen las voces de alegría y regocijo, los cantos del esposo y la esposa. El país entero será un desierto inhabitado”.
24 Pero como nosotros no obedecimos tu mandato de servir al rey de Babilonia, tú cumpliste las palabras que habías anunciado por medio de tus siervos los profetas: que los huesos de nuestros reyes y los huesos de nuestros antepasados serían sacados de sus tumbas º.
25 Así ha sido, en efecto, pues los huesos de quienes murieron entre crueles sufrimientos a causa del hambre, la guerra y la peste, fueron arrojados al calor del día y al frío de la noche.
26 Y por la maldad de la casa de Israel y de la casa de Judá, tú has reducido el Templo donde se invocaba tu nombre, al estado en que hoy se encuentra.
27 Sin embargo, Señor Dios nuestro, tú nos has tratado con bondad según tu gran misericordia,
28 tal como lo habías anunciado por medio de tu siervo Moisés el día en que le ordenaste escribir la ley en presencia de los israelitas, diciendo:
29 “Si no hacen caso a mi voz, esta incontable muchedumbre quedará reducida a un pequeño número en medio de las naciones entre las cuales la dispersaré.
30 Yo sé que no van a obedecerme, porque es un pueblo muy terco; pero en el país de su exilio reflexionarán
31 y reconocerán que yo soy el Señor su Dios. Yo les daré un corazón dócil y unos oídos atentos,
32 y ellos me alabarán en el país de su exilio y se acordarán de mi nombre.
33 Se arrepentirán de su obstinación y de su perversa actitud, al recordar lo que les sucedió a sus antepasados por haber pecado contra el Señor.
34 Entonces los haré regresar a la tierra que juré dar a Abrahán, a Isaac y a Jacob, sus antepasados, para que la poseyeran. Los multiplicaré, y no disminuirá su número.
35 Estableceré con ellos una alianza eterna, según la cual yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo; y nunca más haré que mi pueblo Israel salga de la tierra que les he dado”. º

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Introducción a Baruc

INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


En su presentación, este libro se considera escrito por Baruc, compañero y secretario de Jeremías (Jer 32:12; Jer 36:4; Jer 43:6), en Babilonia, en medio de la comunidad judía que vive en el exilio, y destinado a ser leído en Jerusalén los días de fiesta. Pero todo este encabezamiento no es más que una ficción literaria que sirve de marco para ambientar un escrito bastante posterior. Estamos, por tanto, ante un fenómeno de pseudonimia, muy común en la literatura de los últimos siglos antes de Cristo. La caída de Jerusalén, la destrucción del Templo, el exilio... adquieren una dimensión simbólica que trascienden los meros acontecimientos. Baruc es un personaje bien atestiguado en los escritos bíblicos, al que su cercanía a un profeta tan importante como Jeremías le proporciona suficiente autoridad. La escasez de datos biográficos permite la posibilidad de que su nombre sea utilizado como seudónimo para vincular el escrito a esta época y situación.


2. Características literarias y estructura


El carácter compuesto de este libro se nos hace manifiesto desde el primer momento ya que encontramos en él gran variedad de estilos, de géneros, de vocabulario; incluso en su aspecto más externo muestra una primera parte escrita en prosa (Bar 1:1Bar 3:8) y otra segunda en verso (Bar 3:9Bar 5:9).


Tras la pequeña introducción que trata de ambientar la obra en tiempos del exilio (Bar 1:1-14), la primera sección (Bar 1:15Bar 3:8), es una oración penitencial con la forma de “confesión nacional” al estilo de las que encontramos en Esd 7:1-28 y Neh 9:1-38, Sal 106:1-48 o Dan 3:1-30 y Dan 9:1-27. En todo este fragmento el autor se inspira en Jeremías, en Daniel y en el Deuteronomio para expresar su pensamiento.


La segunda parte, escrita en verso, se puede dividir a su vez en dos secciones diferentes en cuanto a su contenido y su estilo: Una meditación sobre la sabiduría (Bar 3:9Bar 4:4) de estilo sapiencial, con préstamos tomados de Job, Proverbios, Deuteroisaías y Sir 24:1-34. Un oráculo de consolación y restauración (Bar 4:5Bar 5:9) muy cercano al Deuteroisaías en el lenguaje, en las imágenes y en el estilo.


En su composición final el libro pretende ser una liturgia penitencial con tres momentos claramente definidos: en el primero el pueblo se reconoce responsable de su situación actual como consecuencia de su pecado. En el segundo, una reflexión invita a reconocer la verdadera sabiduría en la ley dada por Dios a Israel. El tercero es un canto de esperanza en la restauración inminente de Jerusalén.


3. Fecha y lugar de composición


El carácter tan heterogéneo de este escrito no permite localizar fácilmente un lugar o una fecha clara para su composición. Probablemente bajo el pseudónimo de Baruc haya que ver a un compilador de varios escritos pertenecientes a diferentes autores y que provienen de diferentes lugares y fechas. Quizá la ficción literaria del exilio sea una alusión a la situación de las comunidades judías en la última fase de la época helenística por lo que habríamos de situarlo en torno al año 150 a. C.


De todas formas la ausencia de otros datos y referencias, excepción hecha de los primeros versículos de ambientación, pretende mantener la dimensión simbólica de la caída de Jerusalén y del exilio, permitiendo que la liturgia pueda actualizar esta dimensión en otras situaciones históricas.


CARTA DE JEREMÍAS


INTRODUCCIÓN


1. Datos generales


La Carta de Jeremías no es propiamente una carta, sino un escrito apologético contra la idolatría. Se trata de una ficción literaria que, aprovechando la cita de Jer 29:1-3, pretende situar este alegato como una carta enviada por Jeremías a la comunidad judía de los deportados a Babilonia. Pero nada, salvo el título y la breve introducción, tiene que ver con una carta. Este breve escrito, por un lado, hace de la situación de los deportados en Babilonia una situación tipo de todo judío que se encuentra en la diáspora; y por otro lado, presenta al profeta Jeremías como la personalidad que autoriza las ideas en él desarrolladas. El documento es propiamente una especie de diatriba contra la idolatría en tonos satíricos y burlescos.


2. Estructura y contenido


Tras la aludida introducción, que pretende ambientar la obra, nos encontramos, en el interior de la misma, con un estribillo: A la vista está que no son dioses; no les tengan ningún temor; o bien: ¿cómo se puede pensar o decir que son dioses? que divide el escrito en diez partes desiguales: vv. Bar 6:7-14; Bar 6:15-22; Bar 6:23-28; Bar 6:29-39; Bar 6:40-44; Bar 6:45-51; Bar 6:52-56; Bar 6:57-64; Bar 6:65-68; Bar 6:68-72. De una sección a otra los temas se repiten y no existe una verdadera progresión.


Acomodado a su estilo burlesco, el documento se queda en una parodia superficial, sin abordar el tema en toda su hondura y profundidad. En su argumentación depende de otros autores del AT, sobre todo de Jer 10:1-16 e Isa 44:2-20.


3. Fecha de composición y texto


La Carta de Jeremías parece haber sido compuesta en el período helenístico (323-150 a. C.). Algunos pretenden ver una alusión a esta obra en 2Ma 2:2 aunque no es seguro. En la gruta VII de Qumrán ha aparecido un fragmento en griego de los versos Bar 6:43-44 datado en torno al año 100 a. C.


Aunque nos ha llegado únicamente en su versión griega, es muy probable que dependa de un original hebreo.


Fuente:

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Notas

Baruc 2,1Dan 9:12-13.


Baruc 2,3Deu 28:53-57; Lam 2:20.
Baruc 2,4Deu 28:37; Deu 28:43.
Baruc 2,8Jer 44:27; Dan 9:13-14.
Baruc 2,11Jer 32:20-21; Dan 9:15-16; Neh 9:10.
Baruc 2,16Dan 9:18-19.
Baruc 2,17— abismo: Ver VOCABULARIO BÍBLICO.

— cuyo espíritu fue separado de sus entrañas: Esta concepción del más allá forma parte de la enseñanza tradicional de la Biblia en contraposición a Dan 12:2. Esto permite una datación no demasiado reciente de esta plegaria, a no ser que el autor, pretendiendo un estilo arcaizante, se haga eco intencionalmente de esta enseñanza.

— honrar al Señor: Lit. hacer justicia al Señor.
Baruc 2,17Isa 38:18.
Baruc 2,19Dan 2:18.
Baruc 2,21Jer 7:34; Jer 8:1-2; Jer 27:11-12; Jer 36:30.
Baruc 2,24— sacados de sus tumbas: La violación de una tumba, lo mismo que la ausencia de sepultura para un cadáver, era considerada como una terrible maldición (Jer 8:1-3; Jer 16:4; Jer 22:18-19).
Baruc 2,35Jer 31:31; Jer 31:33+.