II Macabeos 13 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 26 versitos |
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La muerte del impío Menelao

En el año ciento cuarenta y nueve º llegó a conocimiento de los hombres de Judas que Antíoco Eupátor venía hacia Judea con un numeroso ejército
2 y que, juntamente con él, venía Lisias, su tutor y encargado del gobierno. Ambos estaban al frente de un ejército griego formado por ciento diez mil soldados de infantería, cinco mil trescientos de caballería, veintidós elefantes y trescientos carros armados de cuchillas en los ejes º.
3 Menelao se unió a ellos, tratando de adular a Antíoco con mucha astucia; no pensaba en la salvación de su patria, sino en ser restablecido en el poder.
4 Pero el que es Rey de reyes provocó la cólera de Antíoco contra aquel malvado, y Lisias demostró al rey que Menelao era el causante de todos los males. Entonces ordenó el rey que llevaran a Menelao a Berea º, para que le quitaran la vida conforme a las costumbres del lugar.
5 Hay allí una torre cuya altura es de unos veinticinco metros º, llena de cenizas ardientes y provista de un aparato giratorio inclinado por todos los lados hacia la ceniza.
6 Cuando alguien comete un robo sacrílego o es autor de algún crimen horrendo, lo ejecutan arrojándolo desde allí.
7 Así murió el malvado Menelao, sin ni siquiera recibir sepultura en la tierra.
8 Ese castigo fue el que merecían sus muchos delitos cometidos contra el altar, cuyo fuego y ceniza son sagrados. Y de esa forma encontró la muerte en la ceniza º.
9 El rey seguía su marcha con la brutal intención de infligir a los judíos mayores sufrimientos que los causados por su padre.
10 Cuando Judas lo supo, ordenó a los suyos que invocaran al Señor día y noche, para que siguiera ayudándolos y no quedaran privados de la ley, la patria y el santo Templo;
11 y también para que el pueblo, que comenzaba a reanimarse, no cayera en manos de paganos blasfemos.
12 De modo unánime cumplieron todos la orden y, durante tres días, no dejaron de rogar al Señor entre lamentos, ayunos y oraciones. Entonces Judas los exhortó y les mandó que se mantuvieran junto a él.
13 Después de haberse reunido en consulta con los ancianos, decidió tomar la iniciativa, con la ayuda del Señor, y no esperar a que las tropas del rey invadieran Judea y se apoderasen de Jerusalén.
14 Confiando toda la campaña al Creador del universo, y después de haber animado a sus soldados a luchar con valor hasta la muerte por las leyes, el Templo, la ciudad, la patria y las propias costumbres, montó el campamento en las inmediaciones de la ciudad de Modín.
15 Dio a sus soldados esta contraseña: “Victoria de Dios”; acto seguido, llevando consigo un grupo de jóvenes valerosos, atacó durante la noche el campamento del rey. Allí mató a unos dos mil soldados º y al más grande de los elefantes con todos los que llevaba encima. º
16 Finalmente se retiraron victoriosos º, dejando el campamento lleno de espanto y confusión.
17 Al amanecer el nuevo día, todo había terminado gracias a la ayuda que Dios prestó a Judas.
18 Al ver el valor de los judíos, el rey intentó apoderarse con astucia de sus fortalezas. º
19 Se aproximó a Betsur º, la plaza fuerte judía; pero fue rechazado, puesto en fuga y vencido.
20 Judas envió provisiones a la guarnición sitiada.
21 Por aquel entonces, un tal Ródoco, soldado del ejército judío, revelaba secretos al enemigo; pero fue descubierto, arrestado y ejecutado.
22 De nuevo el rey volvió a conversar con los de Betsur; hizo un tratado de paz con ellos y se retiró. Luego atacó al ejército de Judas, pero resultó derrotado.
23 Le llegaron además noticias de que Filipo º, a quien había dejado a cargo del gobierno, se había sublevado en Antioquía. Muy desalentado por esto, el rey hizo llamar a los judíos y les juró someterse a sus justas demandas. Una vez hecha la reconciliación, ofreció un sacrificio, hizo los debidos honores al Templo y se mostró generoso con el lugar santo.
24 El rey recibió amablemente al Macabeo y dejó a Hegemónides como gobernador desde Tolemaida * hasta la región de los guerrenos º.
25 Luego se fue a Tolemaida. Pero los habitantes de la ciudad, descontentos por el tratado de paz, se indignaron y querían abrogar lo establecido.
26 Entonces Lisias subió a la tribuna y defendió el convenio lo mejor que pudo: finalmente los persuadió, los tranquilizó y regresó a Antioquía. Así también ocurrió con la expedición y la retirada del rey.

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Introducción a II Macabeos

VER 1 MACABEOS.


Fuente:

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Notas

II Macabeos 13,11Ma 6:28-30.


II Macabeos 13,1— año ciento cuarenta y nueve: Según el cómputo seléucida equivale al año 163 a. C.
II Macabeos 13,2— carros armados de cuchillas en los ejes: Estos carros de combate eran conocidos ya por los Aqueménidas; los encontramos también en la armada de Antíoco III en la batalla de Magnesia.
II Macabeos 13,4— Berea: Es el nombre dado a Alepo por Seleuco I Nicator.
II Macabeos 13,5— unos veinticinco metros: Lit. cincuenta codos: Ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS.
II Macabeos 13,8— la muerte en la ceniza: El autor sitúa en paralelo la transgresión y el castigo. Es una aplicación de la ley del Talión (Éxo 21:23 s).
II Macabeos 13,15— dos mil soldados: Ver nota a 2Ma 10:17.
II Macabeos 13,151Ma 6:43-46.
II Macabeos 13,16— se retiraron victoriosos: Según 1Ma 6:47 son los judíos los que huyen ante la superioridad del enemigo.
II Macabeos 13,181Ma 6:48-63.
II Macabeos 13,19— Betsur: Ver nota a 2Ma 11:5.
II Macabeos 13,23— Filipo: Una vez más, la precisión histórica no es precisamente el fuerte del autor. En realidad, Filipo (que había tenido que refugiarse en Egipto a raíz de la muerte de Antíoco IV) vuelve ahora con intención de recuperar el poder; ello hace que Antíoco V y Lisias se apresuren a hacer las paces con los judíos (ver 1Ma 6:58-60).
II Macabeos 13,24— Tolemaida: Ver nota a 1Ma 5:15.

— guerrenos: Habitantes de Guerar, ciudad situada en la costa mediterránea, al sur de Gaza.