1 Un día Noemí le dijo a Rut: —Hija mía, es tiempo de que yo te encuentre un hogar permanente para que tengas un porvenir asegurado. |
2 Booz es nuestro pariente cercano, y él ha sido muy amable al dejarte recoger grano con las jóvenes. Esta noche estará aventando cebada en el campo de trillar. |
3 Mira, haz lo que te digo. Báñate, perfúmate y vístete con tu ropa más linda. Después baja al campo de trillar pero no dejes que Booz te vea hasta que termine de comer y de beber. |
4 Fijate bien dónde se acuesta; después acércate a él, destapa sus pies y acuéstate allí. Entonces él te dirá lo que debes hacer. |
5 —Haré todo lo que me dices —respondió Rut. |
6 Así que esa noche bajó al campo donde se trilla el grano y siguió las instrucciones de su suegra. |
7 Después de que Booz terminó de comer y de beber y estuvo de buen ánimo, se acostó al otro extremo del montón de grano y se durmió. Entonces Rut se acercó sin hacer ruido, le destapó los pies y se acostó. |
8 Alrededor de la medianoche, Booz se despertó de pronto y se dio vuelta. Entonces se sorprendió, ¡al encountrar a una mujer acostada a sus pies! |
9 —¿Quién eres? —preguntó. —Soy Rut, su sierva —contestó ella—. Extienda sobre mí el borde de su manto ya que usted es el redentor de mi familia. |
10 —¡El SEÑOR te bendiga, hija mía! —exclamó Booz—. Muestras aún más lealtad familiar ahora que antes, pues no has ido tras algún hombre más joven, sea rico o pobre. |
11 Ahora, hija mía, no te preocupes por nada. Yo haré lo que sea necesario, porque todo el pueblo sabe que eres una mujer virtuosa. |
12 Pero aunque es cierto que yo soy uno de los redentores de tu familia, hay un pariente más cercano que yo. |
13 Quédate aquí esta noche, y por la mañana hablaré con él. Si está dispuesto a redimirte, muy bien; que se case contigo. Pero si no está dispuesto a hacerlo, entonces, ¡tan cierto como que el SEÑOR vive, yo mismo te redimiré! Ahora acuéstate aquí hasta la mañana. |
14 Entonces Rut se acostó a los pies de Booz hasta la mañana, pero ella se levantó muy temprano, antes de que hubiera suficiente luz para que una persona pudiera reconocer a otra; pues Booz había dicho: —Nadie debe saber que estuvo una mujer aquí en el campo de trillar. |
15 Luego Booz le dijo: —Trae tu manto y extiéndelo. Entonces él midió seis medidas* de cebada sobre el manto y lo colocó sobre las espaldas de ella. Después él* regresó al pueblo. |
16 Cuando Rut volvió a donde estaba su suegra, Noemí le preguntó: —¿Qué sucedió, hija mía? Rut le contó a Noemí todo lo que Booz había hecho por ella |
17 y agregó: —Me dio estas seis medidas de cebada y dijo: “No vuelvas a tu suegra con las manos vacías”. |
18 Entonces Noemí le dijo: —Ten paciencia, hija mía, hasta que sepamos lo que pasa. El hombre no descansará hasta dejar resuelto el asunto hoy mismo. |