I Reyes 9, 3-7

y le dijo: — He escuchado las súplicas y plegarias que me has dirigido. He consagrado este Templo que has construido como residencia perpetua de mi nombre: aquí estarán siempre mis ojos y mi corazón. Si tú procedes conmigo, como hizo tu padre David, con rectitud e integridad de corazón, cumpliendo lo que te he mandado y guardando mis preceptos y decretos, reafirmaré para siempre tu reinado sobre Israel, tal como prometí a tu padre David: “No te faltarán descendientes en el trono de Israel”. Pero si ustedes y sus hijos me abandonan, si dejan de observar los mandamientos y preceptos que les he dado y se van a servir y a adorar a otros dioses, t arrancaré a Israel de la tierra que le he dado, rechazaré este Templo que he consagrado a mi nombre, e Israel quedará convertido en refrán y burla de todos los pueblos.
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