Hechos 18, 6-7

Pero como los judíos no dejaban de llevarle la contraria y de insultarlo, sacudió su capa ante ellos en señal de protesta y les advirtió: — Ustedes son los responsables de cuanto les suceda. Mi conciencia está limpia de culpa; a partir de ahora, me dedicaré a los no judíos. º Dicho esto, se retiró de allí y entró en casa de uno de los que, sin ser judíos, rendían culto al verdadero Dios º, un tal Ticio Justo, que vivía junto a la sinagoga.
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