Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
32. Temores de Jacob.
1
Al día siguiente se levantó Labán de mañana, besó a sus hijos y a sus hijas y los bendijo. Después se marchó para volverse a su lugar. 2
Jacob prosiguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. 3
Al verlos, dijo Jacob: Este es el campamento de Dios; y por eso llamó a aquel lugar Majanayim. 4
Envió Jacob ante sí mensajeros a Esaú, su hermano, a tierras de Seir, en los campos de Edom, mandándoles: 5
Así habéis de decir a mi señor Esaú: He aquí lo que dice Jacob, tu siervo: He estado con Labán y he morado con él hasta ahora. 6
Tengo bueyes y asnos, ovejas, siervos y siervas, y quiero hacérselo saber a mi señor, para hallar gracia a sus ojos. 7
Los mensajeros volvieron, diciendo a Jacob: Hemos ido a ver a tu hermano Esaú, y viene él a tu encuentro con cuatrocientos hombres. 8
Jacob se atemorizó grandemente y se angustió; dividió en dos partes a los que le acompañaban, los rebaños, los ganados y los camellos, diciéndose: 9
Si encuentra Esaú una parte y la destroza, quizá pueda salvarse la otra; 10
y dijo: Dios de mi padre Abraham, Dios de mi padre Isaac, Yahvé, que me dijiste: Vuelve a tu tierra, al lugar de tu nacimiento, que yo te favoreceré, 11
Muy poco soy para todas las gracias que a tu siervo has hecho, y toda la fidelidad que con él has tenido, pues pasé este río Jordán llevando sólo mi cayado, y vuelvo ahora con dos escuadras. 12
Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, pues le temo, no sea que venga a matarnos a todos, la madre con sus hijos. 13
Tú me has dicho: Yo te favoreceré grandemente y haré tu descendencia como las arenas del mar, que por lo numerosas no pueden contarse. 14
Pasó allí Jacob aquella noche, y de cuanto tenía tomó para hacer presentes a Esaú, su hermano: doscientas cabras y veinte machos; 15
doscientas ovejas y veinte carneros; 16
treinta camellas criando, con sus crías; cuarenta vacas y diez toros; veinte asnas y diez asnos, 17
y, poniendo en manos de sus siervos cada uno de los hatos separadamente, les dijo: Id delante de mí, dejando un espacio entre hato y hato. 18
Al primero le dio esta orden: Si te encuentra Esaú, mi hermano, y te pregunta: ¿De quién eres, adonde vas y de quién es eso que llevas?, 19
le responderás: De tu siervo Jacob; es un presente que envía a mi señor, a Esaú, y él viene también detrás de nosotros. 20
La misma orden dio al segundo y al tercero, y a todos cuantos llevaban el ganado, diciéndoles: Así habéis de hablar a Esaú cuando le encontréis. 21
Le diréis: He aquí que tu siervo Jacob viene detrás de nosotros. Pues se decía: Le aplacaré con los presentes que van delante y luego le veré; quizá me acoja bien. 22
Los presentes pasaron delante de él, y él se quedó allí aquella noche en el campamento; 23
y levantándose todavía de noche y tomando a sus dos mujeres, a sus dos siervas y sus once hijos, les hizo pasar el vado de Yaboq. 24
Pasó también después cuanto tenía.
Al salir Jacob de Bersabé camino de Siria, había dejado sin resolver el pleito entablado con su hermano sobre la primogenitura, y, al partir de Jarrán, ignoraba cuáles serían las disposiciones de Esaú con respecto a él. Era, pues, natural que tomase las providencias pertinentes al caso. La orden de Dios de volver a su tierra no le excusaba de tornar las medidas oportunas. En primer lugar envía a su hermano diversos mensajeros con ricos presentes a fin de aplacarle, siguiendo la sentencia de que dones ablandan corazones. Los obsequios muestran cuál era la hacienda de Jacob, pues tan generosamente se podía conducir, aunque en cuanto a las cifras puede haber algo de exageración, pues en el texto se le pretende presentar como un gran jeque nómada, dueño de innumerables rebaños de todo género.
Al emprender la marcha, le salieron al encuentro
ángeles de Dios (v.2) para asegurarle la protección divina, como lo habían hecho en Betel cuando se dirigía a Siria1. No se dice nada del mensaje que le trajeron a Jacob, aunque se supone que fuera para reconfortarle ante el encuentro peligroso con Esaú. Algunos autores creen que esta mención de los ángeles aquí pertenece a un documento en el que se relatara la lucha habida entre el patriarca y los ángeles, como vemos en los v.25-30, y que hubiera sido insertado aquí para explicar el nombre de
Majanayim (los dos campos): Es el
campo (
majaneh)
de Dios.(v.2) Es una ciudad de Galaad, límite de Gad y Manasés2. Se le identifica con el actual
Mahne3. Al entrar en tierra de Canaán, Jacob envía a su hermano Esaú, al que le supone habitando ya en Edom, en tierras de Seir (v.4), al sudeste del mar Muerto, diversos mensajeros, pues teme un choque directo con él; sabe que es colérico y rudo de costumbres. Por eso quiere saber en qué situación de ánimo se encuentra. Sus mensajeros deben presentarse con humilde cortesía (Tu
siervo Jacob...), declarando las grandes riquezas que trae consigo después de una larga estancia con Labán (v.6). Con ello quiere probar que no viene a pedir nada, y aun que puede renunciar al patrimonio de familia, antes tan codiciosa y arteramente conseguido. Esaú reacciona como se esperaba. Acostumbrado a vivir de la espada4, sale en plan hostil con cuatrocientos hombres de su banda de atracadores. Jacob entonces reparte su gente y sus ganados, para que, en caso de ataque ciego, no mueran todos (v.9). A estas medidas humanas añade
la oración confiada a Dios, que le ha ordenado retornar a su tierra de nacimiento. Recuerda la protección que le ha prodigado desde que salió de la casa paterna con un bastón por todo ajuar, y ahora vuelve con dos campos (v.11) o escuadras. Es la alusión al nombre
Majanayim (los dos campos). Ahora pide auxilio divino, pues es de temer una matanza despiadada: no sea que venga a matarnos a todos, la
madre con los hijos.(v.12) La última frase parece aludir al caso del asesino que mata a la madre con los hijos, a los que ella quiere defender interponiendo su cuerpo. Es una locución proverbial5. Y, por fin, recuerda la promesa a él hecha de que había de tener una descendencia más numerosa que las arenas del mar (v.13).
Después envía mensajeros con numerosos presentes, el mejor medio de aplacar la cólera6. Todo lo que le ofrece pertenece a las riquezas de un nómada generoso, sin que haya nada del refinamiento del rico sedentario que ofrece oro, plata y joyería. Los dones ofrecidos debían ir en lotes separados, para impresionar más al rudo Esaú: cuando éste recibiera un lote y creyera que era el precio de la amistad de su hermano, llegaría otro y después otro. Eran oleadas sucesivas que habrían de calmar su corazón herido y rencoroso. Jacob siempre fue maestro en obrar habilidosamente, midiendo el alcance de los hechos a gran distancia. Conocía lo impresionable que era su hermano y su rudeza de carácter; pero al mismo tiempo su inconstancia y su falta de visión lejana. Gracias a este cálculo ladino de Jacob, perdió la primogenitura, la bendición de Isaac, y ahora se dejará ganar por la generosidad. Por precaución, durante la noche pasó Jacob a su familia por el vado de Yaboq (v.23), el actual
Nahr ez-Zerqah, uno de los principales afluentes del Jordán en la Jordania septentrional. Quería verse desembarazado de ella para el momento crucial del encuentro con su hermano.
La Lucha con el ángel (25-33).
25
Quedóse Jacob solo, y hasta rayar la aurora estuvo luchando con él un hombre, el cual, 26
viendo que no le podía, le dio un golpe en la articulación del muslo, y se relajó el tendón del muslo de Jacob luchando con él. 27
El hombre dijo a Jacob: Déjame ya que me vaya, que sale la aurora. Pero Jacob respondió: No te dejaré ir si no me bendices. 28
El le preguntó: ¿Cuál es tu nombre? Jacob, contestó éste. 29
Y él le dijo: No te llamarás ya en adelante Jacob, sino Israel, pues has luchado con Dios y con hombres y has vencido. 30
Rogóle Jacob: Dame, por favor, a conocer tu nombre; pero él le contestó: ¿Para qué preguntas por mi nombre?; y le bendijo allí. 31
Jacob llamó a aquel lugar Peniel, pues dijo: He visto a Dios cara a cara y ha quedado a salvo mi vida. 32
Salía el sol cuando pasó de Panuel, e iba cojeando del muslo. 33
Por eso los hijos de Israel no comen, todavía hoy, el tendón femoral de la articulación del muslo, por haber sido herido en él Jacob.
Para entender este relato extraño de la lucha de Jacob con un misterioso personaje, al que el patriarca reconoce carácter sobrehumano, debemos tener en cuenta la situación psicológica de éste. En la noche precedente al encuentro temido con su hermano se halla invadido de oscuros presentimientos, teme lo peor, la matanza general. Dios le conforta con una visión nocturna en la que se simula la lucha 8 de un ser superior con el propio patriarca, el cual no se deja vencer aunque es herido en la lucha. Sin duda que todo esto es simbólico, y no se le ha de dar más que un valor de parábola en acción. El estilo de la redacción es arcaico, y bien puede ser que sea el eco de una anécdota folklórica antigua para explicar el nombre de Israel. Algunos autores suponen que el ángel que luchó con Jacob es el ángel protector y representante de los derechos de su hermano Esaú. Sería como su
doble, como en el libro de Daniel se habla del príncipe de Grecia y del príncipe de Persia, representantes (en la creación dramático-apocalíptica del profeta) de los intereses de Grecia y de Persia, que eran vencidos por el representante de los intereses del pueblo judío, Miguel9. En este caso, el ángel representante de los intereses de Esaú sería vencido en sueños por Jacob,
lo que era una prenda de la victoria moral de éste sobre aquél al día siguiente, cuando lograra cambiar los sentimientos de hostilidad en sentimientos de fraternidad. Oseas se hará eco de esta victoria de Jacob: En el seno suplantó a su hermano, y en su edad madura luchó con Dios, luchó con el ángel y le venció10. El
hombre misterioso con el que lucha Jacob le pide que le deje marchar al salir la aurora (v.21).
Según la creencia popular, los espíritus tienen su campo de actuación durante la noche, y al llegar el alba deben desaparecer. Jacob reconoce en el hombre que le ha herido en el muslo a un ser sobrehumano, y le pide su bendición (v.27).
Esta bendición le será otorgada, pero antes le va a cambiar el nombre de
Jacob (que incluye la idea de
suplantador y trapacero) por el de
Israel, que va a ser símbolo de sus victorias futuras, pero sin artimañas innobles. De nuevo nos encontramos con una etimología popular: Jacob se llamará
Israel, porque ha
luchado con Dios y con hombres y ha vencido (v.29). El autor juega con el sentido del verbo
sarah (ser
fuerte, prevalecer, o también
luchar)
. En este supuesto,
Israel habría que traducirlo por Dios (Elohim) es fuerte, vence o lucha, como
Ismael (Yahvé oye). Pero el autor sagrado juega con la interpretación popular: ser fuerte
con Elohim, luchar
con el...11. En el contexto, la idea del nuevo nombre está relacionada con la idea de
victoria en el futuro, de la que las luchas anteriores (con Dios y con los hombres, Labán y Esaú) son una garantía. Así resulta bien el sentido de la Vg:
Quoniam si contra Deum fortis fuisti, quanto magis contra homines praevalebis!
Jacob quiere también saber el nombre de ese ser sobrehumano que ha luchado con él y le ha herido (v.30); pero no le es satisfecha su curiosidad, porque no comprenderá la naturaleza del que habla con él, y así debe quedar en el misterio la identificación del ser misterioso que luchó con él. Por toda respuesta recibió su
bendición y desapareció. Jacob reconoce en ello la mano de Dios, y así llamó a aquel lugar
Panuel, diciendo:
yo he visto a Dios cara a cara (v.31). La traducción más exacta parece ser cara de Elohim o de El, como traducen los LXX12.
Jacob al día siguiente se sintió cojear por el golpe recibido en el muslo. Era una prueba de que todo lo que le había pasado durante la noche no era pura ilusión, sino un hecho que era garantía de otros que iban comprendidos en el nombre de
Israel que se le había impuesto. Y con esta anécdota se relaciona la costumbre en Israel de no comer el tendón femoral de la articulación del muslo (v.33). En la legislación mosaica no se dice nada de esto, aunque sí en la Mishna. Sin duda que esto obedece a costumbres arcaicas ancestrales, cuya explicación histórica es difícil, pero que la imaginación popular lo ha relacionado con anécdotas folklóricas de la vida del gran patriarca Jacob13.
El episodio de la lucha misteriosa de Jacob junto al Yaboq señala el punto cambiante de su carrera, en cuanto que en adelante el elemento espiritual prevalecerá sobre el natural, al contar ante todo más con la ayuda divina y menos con los recursos de su fuerza y habilidad...; hasta entonces el patriarca había creído poder obtener por medios humanos, fuerza, trabajo, astucia, la realización de las promesas recibidas...; en adelante sabrá que la ayuda divina, obtenida por la plegaria, le asegurará de un modo más eficaz el triunfo.14 ¿Por qué el autor del Génesis ha presentado bajo una forma tan misteriosa esta transformación de la actitud del patriarca? Parece que ha tomado de una antigua tradición los elementos de su narración, cuya plena significación no comprendía. Es un relato muy antiguo antropomórfico, que presenta a la divinidad como impotente en la lucha con un hombre.15 Parece que estamos en presencia de un viejo tema de folklore transformado y aplicado a Jacob. El ser que prohibe el paso es el genio del lugar que guarda el vado.16 El autor utiliza una vieja historia para explicar el nombre de Penuel y dar un origen al nombre de Israel. Al mismo tiempo, la carga de un sentido religioso: el patriarca se agarra a Dios, le fuerza la mano para obtener una bendición que obligará a Dios para con los que de él tomarán el nombre de Israel.17
1
Gen_28:12. 2 Jos 13:26; 30; cf.
2Sa_2:8;
2Sa_2:12;
2Sa_2:29;
2Sa_27:24;
1Sa_4:14. 3 Abel,
Géog. II 373-374. 4
Gen_27:40. 5
Ose_10:14. 6
Cf.
Pro_17:8;
Pro_18:16;
Pro_19:6;
Pro_21:14. 7 Dos veces se dice que hizo atravesar a su familia el torrente Yaboq (v.23.24). El nombre del lugar unas veces es Panuel (v.32, y otras Peniel (v.31). 8 La palabra hebrea
'abaq (luchó) es un juego de palabras con
Yaboq, el torrente donde tiene lugar la visión. 9
Dan_10:13s. 10
Ose_12:4. 11 Varias son las posibles etimologías científicas de
Israel: a) del v.
srr, relacionado con el árabe: Elohim
brilla; b)
ysr, relacionado con el etiópico y árabe: Elohim
cura; c) sra: ser
fuerte: Elohim es
fuerte. Véase R. De Vaux: DBS IV 730. 12 En el TM es
Peni'el; en el Samaritano,
Penuel, y Vg,
Phanuel. Aparece en
Jue_8:17;
1Re_12:25. Difícil de identificar el lugar. Véase abel,
Géog. II 406. 13 Cf. Frazer, Le folklore dans lAncien Testament 224. 14 A. Clamer, o.c., 396. 15 Ibid. 16 J. Chaine, o.c., p.347. 17 R. De Vaux,
Genése (Bible de Jérusalem) 150.