Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
31. Confesión Negativa de Job.
P ara probar su inocencia, el desventurado varón de Hus pasa revista a las diversas clases de transgresiones, para declarar que no ha tenido parte en ellas. Es un fragmento similar a la confesión negativa del difunto egipcio ante Osiris. Su inocencia es manifiesta, pues ha mantenido una integridad moral para con el prójimo
y no ha abandonado a su Dios, yendo tras cultos y divinidades extrañas. Puede presentar un libelo justificativo ante el tribunal divino, consciente de no ser culpable.
Demanda de justicia (1-6).
1
Había yo hecho pacto con mis ojos de no prestar atención a la virgen. 2
Pero ¿cuál es la porción de Dios (reservada) desde arriba y la heredad del Omnipotente desde las alturas? 3
¿No es la desgracia para el inicuo, y el infortunio para los obradores de iniquidad? 4
¿No está El mirando mis caminos y contando todos mis pasos? 5
¿He caminado fraudulentamente o corrieron mis pies tras el engaño? 6
¡Péseme Dios en balanza justa, y Dios reconocerá mi integridad! El í.1 parece que debe unirse al v.7, donde se habla de la integridad moral de Job en materia sexual. Con todo cuidado había evitado mirar atentamente a la virgen para no caer en la tentación de pecar.
De nuevo muestra su perplejidad ante la misteriosa providencia divina, ya que parece debiera ser premiada la virtud y castigado el vicio: ésa debiera ser la porción y la heredad reservada por el que habita en las alturas (v.2). Pero los hechos contradicen esta tesis, exigida por la equidad natural 1, pues, a pesar de que Dios contempla y conoce los caminos de todos los hombres, parece que no ha reparado en que él no ha caminado fraudulentamente en la vida (v.5). Consciente de su inocencia, pide a Dios que pese los actos de su vida en balanza justa, seguro de que ha de ser reconocido en su virtud. Según la mitología egipcia, el corazón del difunto era pesado ante Osiris, siendo la diosa de la verdad, Mat, la que equilibraba la balanza. El difunto entonces pronunciaba su famosa
confesión negativa. 2
Rectitud moral de Job en materia sexual (7-12).
7
Si se apartaban mis pasos de tus sendas y tras mis ojos se fue mi corazón, o si se pegó algo a mis manos, 8
¡siembre yo y cómalo otro, y sean desarraigados mis retoños! 9
Si mi corazón se dejó seducir por mujer y estuve al acecho a la puerta de mi prójimo, 10
¡muela para otro mi mujer y sea entregada a brazos ajenos!3
, 11
pues maldad grande es ésta, es un gran crimen, 12
fuego que devora hasta el abaddón y consumiría toda mi hacienda.
Job declara que toda su conducta giraba en torno a la ley divina; en su vida, jamás sus pasos se encaminaron fuera de las sendas señaladas por Dios, y para evitar toda prevaricación cohibió sus ojos, para que no se torciera su corazón, que se deja llevar siempre de los sentidos. No tiene conciencia de que nada pecaminoso se haya pegado a las manos (v.4) 4. Por ello se atreve a desear que, en caso contrario, otro se aproveche de su hacienda, por él trabajada, y hasta desenraice sus retoños o plantaciones (v.8).
Con todo cuidado ha evitado el pecado de adulterio como un gran crimen (v.9). En caso contrario, desea que su mujer se convierta en esclava y concubina del marido ofendido (v.10). Este delito era penado con la muerte 5, pues es un gran crimen, que lleva al
Seol a abaddón y que es causa de la pérdida de la propia hacienda (v. 12).
Comprensión para con los débiles y pobres (13-22).
13
Si desdeñé el derecho de mi siervo y el de mi sierva cuando se querellaron contra mí, 14
¿qué haría cuando se alzara Dios para juzgar? Cuando me pidiera cuentas, ¿qué respondería? 15
El que me hizo a mí en el materno seno, ¿no lo hizo también a él?¿No fue él mismo el que nos formó en el vientre?16
Si negué a los pobres lo que deseaban y dejé desfallecer los ojos de la viuda, 11
si comí solo mi bocado, sin dar de comer de él al huérfano, 18
antes bien, desde mi infancia le criaba como un padre y desde el seno materno le guiaba; 19
si vi al miserable sin vestido y al pobre sin ropas, 20
y si no me bendijeron sus carnes y no se calentaron con el vellón de mis corderos; 21
si alcé mi mano contra el huérfano, por ver en la puerta mi apoyo, 22
¡despréndase mi espalda de su nuca y arranqúese del hombro mi brazo! Las consideraciones de este fragmento son altamente enternecedoras y comprensivas para con los desvalidos. En primer lugar, Job declara que ha cumplido humanitariamente y con equidad con los siervos de su propia casa, atendiéndoles en las querellas justas planteadas por ellos en defensa de sus legítimos derechos (v.13). En el código hebraico se determinaban bien los derechos de los amos y de los siervos6. Job se atuvo, pues, a la legislación recibida y a las exigencias de su corazón humanitario. Tiene conciencia de que, de no haber cumplido con los suyos, no podría salir airoso en el juicio que Dios suscita cuando se levanta para dar su inapelable sentencia 7. En realidad, el fundamento para respetar los derechos de los siervos es que éstos tienen el mismo origen que los amos (v.15).
No sólo ha cumplido y respetado los derechos de los que le están subordinados, sino que se ha preocupado de aminorar el dolor de los pobres y abandonados, como las viudas (v.16), y ha compartido su comida con el huérfano (v.17). Desde su más tierna infancia se ha preocupado en criar con la ayuda material y guiar con sus consejos a los que han sido lanzados por la resaca de la vida (v.18). A todos les ha dado con su alimento vestidos para que cubrieran sus carnes macilentas. Estas, agradecidas, bendecían al que les proporcionaba abrigo contra las inclemencias del tiempo. Consecuente con este espíritu de benevolencia, nunca abusó de su poder e influencia en la puerta símbolo del tribunal judicial, porque en ella se tenía normalmente levantando la mano en signo amenazador contra su contrincante. Tan seguro está de esto, que pide la pena del tallón contra él mismo: que su brazo sea arrancado del hombro y que sea desnucado si ha cometido algún atropello contra el débil.
Reconocimiento de los derechos divinos (23-28).
23
Pues el terror de Dios me invadía8
, y no podía resistir a su majestad. 24
¿Puse en el oro mi confianza y dije al oro fino: Tú eres mi seguridad? 25
¿me gocé en mis muchos bienes y en que mi mano mucho atesoraba? 26
Mirando al sol cuando brilla9
o a la luna al caminar resplandeciente, 27
¿fue seducido secretamente mi corazón, y les lancé con la mano el beso de mi boca, 28
que es también criminal delito, pues habría negado al Dios de lo alto? La conducta de Job está presidida por la presencia de la majestad de Dios, que le infunde terror (v.23). Gracias a este sentimiento, ha sabido elevarse sobre el amor de las riquezas, no poniendo en ellas su confianza, como si ellas le proporcionaran la seguridad (v.24). Sabe que sólo Dios es digno de confianza absoluta, y esta creencia la ha mantenido a través de las diversas vicisitudes de su vida. A pesar de su gran fortuna, nunca sintió complacencia desmesurada en ella, pues sabía que venía de Dios, quien, como tal, podría quitársela.
Tampoco se dejó seducir por los cultos astrales, reconociendo al sol y a la luna como seres divinos, dignos de adoración. Entre los asiro-babilonios, Samas era el dios solar, mientras que Sin era el dios lunar. Estos cultos astrales fueron introducidos en el reino de Judá en tiempos de Manases (s.VI a.C.). Los mismos cultos cananeos tenían influencias astrales mesopotámicas y egipcias. El signo externo de adoración entre los babilonios era poner la mano en la boca; y a esto parece aludir Job cuando habla de no haber lanzado besos con la mano en la boca (v.27).
Esto hubiera implicado renegar del único Dios que reside en lo alto (v.28), lo que constituiría un criminal delito.
Conducta comprensiva y sincera (29-34).
29
¿Me alegré del infortunio de mi enemigo y me gocé en que le sobreviniera la desgracia? 30
Pues no di mi lengua al pecado 10
ni conjuré al Seol contra su alma. 31
¿No decían las gentes de mi tienda: Quién habrá que no se haya saciado de su carne? 32
No pasaba la noche fuera el extranjero, pues abría mis puertas al viandante. 33
¿Encubrí como hombre mi pecado, ocultando en mi seno mi maldad? 34
Porque habría temido de la muchedumbre, me habría aterrado el desprecio de las familias y, callado, no saldría a la puerta. Su espíritu de equidad le ha inducido a no alegrarse de la desgracia de su adversario; y por eso estuvo muy lejos de lanzar imprecaciones contra él, deseándole la muerte o apelando a las fuerzas destructoras del seol epidemias contra él (v.30). Todos los de su servidumbre, las gentes de su tienda, son testigos de su generosidad, pues los que han llegado a ella han sido saciados con su carne (v.31). La hospitalidad era completa, ya que no permitía el gran jeque que nadie pasara la noche fuera de su tienda, ni el extranjero que inesperadamente llegaba a aquellos parajes; sus puertas estaban siempre abiertas al viandante (v.32).
Con la conciencia recta, Job no ha tenido necesidad de ocultarse en su casa para encubrir sus defecciones a las murmuraciones de la muchedumbre, sino que ha salido siempre afuera con la cabeza erguida, sin tener que avergonzarse de nada (v.34).
Invitación a que responda el Omnipotente (35-40).
35
¡Quién me diera que se me escuchase! ¡Ahí va mi firma! ¡Respóndame el Todopoderoso! ¡Ahí está el libelo de acusación escrito por mi adversario! 36
Ciertamente lo llevaré sobre mis hombros, me lo ceñiré como corona, 37
le daré a conocer el número de mis pasos y me acercaré a él como un príncipe. 38
Si clamó la tierra contra mí, si a una lloraban sus surcos, 39
si comí su hacienda sin pagarla, si he hecho exhalar el alma de su dueño, 40
¡názcanme cardos en vez de trigo, y cizaña en vez de cebada! (
Se terminaron las palabras de Job.)
Terminada su confesión negativa, Job invita a Dios para que dé su veredicto, y con toda naturalidad estampa su firma a su deposición, en espera de respuesta. En heb. tawí (mi taw, la última letra del alefato, que se utilizaba como firma de los que no sabían escribir). Job no teme el libelo de acusación que le pueda presentar su adversario; al contrarío, sabe que ha de poner en evidencia su inocencia, y por ello está dispuesto a llevarlo como corona sobre su cabeza. No sólo no se niega a que se le someta a un examen profundo, sino que se adelantará a darle a conocer minuciosamente su conducta: el número de sus pasos (v.37); y, lejos de presentarse cabizbajo como un reo, se acercará con la cabeza erguida como principe que se siente orgulloso de su honor y trayectoria en la vida.
No ha cometido ninguna usurpación de tierra ajena; por ello ésta no puede presentar reclamación contra él, ni sus surcos pueden quejarse de haber sido trabajados por otro fuera de su legítimo dueño (v.38). Con su conducta, Job no ha causado la muerte del dueño al no pagarle lo que le debía (v.39). En caso contrario, pide que su propia tierra se cubra de cizaña y de cardos, con pérdida total de su feracidad natural.
En el TM se añade: Se terminaron las palabras de Job, frase que los LXX colocan al principio del c.32.
1 Cf.
Job_21:17.30. 2 He aquí el texto del famoso 0.125 del Libro de los muertos, donde se detalla la confesión m'gfif/'iM del difunto ante Osiris: No he cometido iniquidad contra los hombres; no de maltratado a mis gentes; no he cometido pecado en lugar de equidad; no he intentado conocer lo que no existía; no he hecho el mal; no he hecho trabajar, como jefe de hombres, más de la tarea; mi nombre no ha llegado al director de la Barca (de Osiris); no he calumniado al dios; no he puesto la mano sobre el hombre de baja condición; no he hecho lo que detestan los dioses; no he causado daño a un esclavo delante de su superior; no he hecho que alguno enfermara; no he hecho llorar; no he matado; no he dado orden a un asesino; no he causado sufrimiento físico a ninguno; no he disminuido el alimento en los templos; no he dañado los panes cíe los dioses; no he tomado las tortas de los muertos; no he tenido relación sexual coa un niño; no he cometido polución; no he añadido ni sustraído al cedazo; no he disminuido la arura (medida de áridos); no he engañado con media arura; no he añadido al contrapeso de la balanza; no he quitado la leche de la boca de los pequeñuelos; no he echado al ganado menor de sus pastos; no he cogido con la red un pájaro de los dioses; no he pescado los peces de sus estanques; no he detenido el agua en su estación; no he opuesto un dique al agua corriente; he apagado el fuego a su debido tiempo; no he descuidado los días rijos en lo concerniente a las ofrendas de carne; no he mantenido lejos los rebaños de los bienes'del dios; no he detenido al dios cuando salía (en procesión). Véase pritchard, Ancient Near F^ast Texts p.S4. Del examen comparativo de este texto egipcio y la confesión de Job se deduce que no hay dependencia literaria alguna de parte de aquél, sino que hay cierta coincidencia esencial en algunos preceptos de índole puramente natural . 3 Lit. el TM: y sobre ella otros se encorven·). 4 Cf.
Job_11:14;
Job_16:17;
Job_22:30. 5 Cf.
Deu_22:22. 6 Cf.
Exo_21:1-11. 7 Cf.
Sal_77:10;
Job_16:8;
Job_19:25. 8 Así siguiendo una corrección basada en los LXX, sir. y Vg. 9 El TM dice luz en vez de sol; pero esta palabra está exigida por paralelismo y está en el texto de los LXX. 10 Lit. el TM: mi paladar en lugar de mt lengua. 11 Así opinan Strack, Steuernagel, Driver, Eissfeldt, Holscher, Hoonacker, Dhorme, Steinmann.