Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
1. El Matrimonio de Oseas.
Los tres primeros capítulos del libro de
Oseas se refieren a la experiencia personal del propio Oseas en su vida familiar y son como una introducción simbólica al mensaje de
amor profundo que Yahvé tiene para con su pueblo Israel.
Introducción histórica.
1 Palabra de Yahvé dirigida a Oseas, hijo de Beeri, en tiempos de Ozías, Joatán, Acaz y Exequias, reyes de Judá, y en tiempos de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.Este título del libro, sin duda añadido por el compilador de las diversas profecías de Oseas, nos presenta el marco histórico máximo en el que el profeta desarrolló su ministerio. Como en otros profetas, se dan sincronizados los reyes de Judá y de Israel. La actividad profética de Oseas se desarrolla, según los datos que aquí nos da, desde el 750 a.C., más o menos, hasta poco antes de la caída de Samaría en 722-721. Algunos autores creen que deben considerarse como glosas los nombres de
Acaz y Ezequías. En las profecías se presenta como futuro el hecho de la caída de Samaría (722-21), y como no hay alusiones a la invasión de Judá por Pecaj de Samaría y Rasín de Damasco en 734 a.C., bajo el reinado de Judá, se circunscribe generalmente la actividad profética de Oseas entre el 750 al 735 a.C. 1
Orden de casarse con una prostituta.
2 Comienzo del hablar de Yahvé en Oseas: Dijo Yahvé a Oseas: Ve y toma por mujer a una prostituta y engendra hijos de prostitución, pues que se prostituye la tierra apartándose de Yahvé.Dios le da al profeta una orden extraña: la de casarse con una
prostituta para que engendre
hijos de prostitución. Como veremos después, esta orden tiene una significación simbólica: la de figurar los amores de Yahvé para con Israel, esposa infiel. La palabra
prostituta puede tener el sentido de mujer pública, deshonrada ya antes de que la tomara por esposa Oseas, o de adúltera por la conducta infiel en el matrimonio. En este último caso, Oseas se habría casado con una mujer honrada normal, pero que le fue infiel después durante el matrimonio; por eso sus hijos son adulterinos. Esta segunda interpretación se prestaría mejor para el simbolismo que quiere expresar el profeta, a saber, que la tierra de Israel
se prostituye, apartándose de Yahvé, yendo tras otros amantes, los ídolos cananeos.
Primer hijo de Oseas (3-5).
3 Fue, pues, y tomó por mujer a Gomer, hija de Diblayim, que concibió y le parió un hijo, 4 y le dijo Yahvé: Ponle por nombre Jezrael, porque de aquí a poco visitaré yo las matanzas de Jezrael sobre la casa de Jehú y pondré fin al reino de la casa de Israel. 5 Aquel día romperé yo el arco de Israel en el valle de Jezrael.El profeta cumplió al punto la orden de Dios, casándose con una mujer llamada
Gomer, hija de Diblayim (v.3). El nombre no tiene nada de misterioso en la onomástica hebrea, y, por tanto, no debemos buscar ocultos sentidos alegóricos en el significado de los mismos. Los que interpretan esta historia familiar de la vida de Oseas en sentido histórico suelen hacer hincapié en los nombres propios aquí consignados. Ya veremos después el valor de este argumento cuando estudiemos la historicidad de estos relatos. De todos modos, aquí el profeta no presta importancia al sentido simbólico posible de su mujer, sino al de su hijo
Jezrael (v.4), que habría de recordar las matanzas de Jehú, fundador de la dinastía a la que pertenecía Jeroboam II, en el valle de
Jezrael 2. Jehú había sido instrumento de la justicia divina para castigar las idolatrías de Joram, Acab y Jezabel; pero ahora llegaba la hora de pedir cuentas a la dinastía de Jehú (841-814/3), que era tan culpable ante Yahvé como la extinguida por éste.
Con Jeroboam II, el reino del norte, Israel, había llegado a un alto nivel económico y militar. Esto hizo que surgiera el vicio por doquier. Sobre todo, las clases sociales elevadas hacían caso omiso de las prescripciones de la Ley mosaica; contra sus abusos predicó por este tiempo el profeta Amos.
El hijo, pues, de Oseas simbolizará con su nombre de
Jezrael la justicia de Dios sobre la dinastía inaugurada en las matanzas de la llanura de
Jezrael, entre el Carmelo y Beisán. El primer hijo de Oseas simbolizará el ocaso del
reino de la casa de Israel (v.4). Dios pedirá cuenta por las
matanzas de Jezrael, llevadas a cabo por el fundador de la dinastía,
Jehú, y
romperá el arco (la fuerza) de Israel en
el valle de Jezrael (v.5), lugar tradicional de batallas. El nombre, pues, del primer hijo de Oseas tendrá un significado siniestro para los destinos del
reino de Israel, cuya capital era Samaría.
Nombres simbólicos de los otros hijos de Oseas (6-9).
6 Concibió ella de nuevo y parió una hija, y Yahvé dijo a * Oseas: Dale el nombre de Lo-Rujamá, porque ya no me compadeceré de la casa de Israel, no la perdonaré jamás. 7 Pero tendré misericordia de la casa de Judá, y los salvaré por Yahvé, Dios; no los salvaré con arco, ni con espada, ni con guerra, ni con caballos, ni con jinetes.8 Luego de destetar a Lo-Rujamá, volvió a concebir y parió un hijo, 9 y dijo Yahvé: Llámalo Lo-Ammí, porque vosotros no sois mi pueblo, y yo no soy vuestro Dios.Como al primer hijo de Oseas se le impuso un nombre simbólico (
Jezrael),
para significar la próxima ruina del reino de Israel, así los otros hijos tendrán un significado siniestro para la suerte del reino del norte. La hija se llamará
Lo-Rujamá (sin misericordia), porque Yahvé ya no volverá a sentir piedad por el reino de Israel. Ha colmado la maldad, y llega la hora de la justicia divina, que descargará sin
misericordia, pues Israel ya no es el
pueblo de
Yahvé. Al tercer hijo se le pone el nombre simbólico de Lo-Ammí (no pueblo mío) (v.9). Se ha roto la alianza que le vinculaba a Israel, y Yahvé le tratará como si no fuera su pueblo.
El v.8 parece una glosa intercalada por el compilador para contraponer la triste suerte del reino del norte, Israel, al de Judá, que gozará de una especial protección de Yahvé. De hecho, el reino de Judá sobrevivió al de Israel unos ciento cuarenta años. Yahvé tendrá
misericordia de Judá y lo salvará en los momentos críticos sin fuerza militar (
arco, espada.),
con sólo su omnipotencia.
Bendición de los tiempos mesiánicos (10-2:1).
10 (1) Y será la muchedumbre de los hijos de Israel como las arenas del mar, que son sin medida y sin número, y en el lugar mismo en que se les dijo: Vosotros no sois mi pueblo, se dirá de ellos: Los hijos del Dios vivo, 11 (2) Los hijos de Judá y los hijos de Israel se juntarán en uno y se darán un jefe único y se desbordarán de la tierra, pues será grande el día de Jezrael. 21 (3) Decid, pues, a vuestro hermano Ammí y a vuestra hermana Rujamá.Los v.10 y 11 corresponden en el TM a los tres primeros del c.2. Algunos autores, como Hoonacker, los consideran continuación del v.7 del c.1 y creen están traspuestos. Su lugar debido sería a continuación del v.25 del c.2, donde parecen una explanación lógica de las promesas de rehabilitación de Judá e Israel que allí se expresan. Pueden ser también debidos a un glosista posterior, que en medio de las amenazas de abandono hechas por Oseas contra Israel ha creído conveniente recordar las promesas mesiánicas que Dios reiteradamente ha hecho a su pueblo. En todo caso, se quiere hacer constar que el castigo de Dios sobre Israel será pasajero, pues llegarán días en que volverá a multiplicarse
como las arenas del mar. Es la fórmula de la promesa hecha a Abraham (
Gen_22:17) y reiterada en otros profetas (
Isa_10:22;
Jer_33:22). Aunque Dios les ha dicho que
no son su pueblo, volverán a llamarse
los hijos del Dios vivo (v.10), como pueblo que está bajo la protección inmediata de un Dios
vivo, que, como tal, les dispensará su ayuda en todo, en contraposición a los ídolos impotentes, que no tienen vida.
La perspectiva venturosa se completará al juntarse de nuevo los reinos de Israel y de Judá bajo un
único jefe, como en los tiempos pasados (v.11). Indudablemente que el fragmento
se refiere a los tiempos
mesiánicos, en que un nuevo caudillo, el Mesías, reunirá bajo su mando a los dos pueblos, separados después de la muerte de Salomón. Serán tan numerosos, que se
desbordarán de la tierra (v.11), incapaz de contenerlos. Entonces los nombres en otros tiempos siniestros de
Jezrael, Lo-Rujama y Lo-Ammí cambiarán de sentido, y significarán más bien las bendiciones de Yahvé a su pueblo. Así,
Jezrael simbolizará la feracidad de la llanura de
Jezrael, que será
propicia al trigo, al mosto y al aceite (v.24). Y los nombres de los otros hermanos se cambiarán en
Rujamá (
misericordia) y
Ammí (
mi pueblo) (v.2,1).
Es corriente en la literatura profética intercalar vaticinios conminatorios y de misericordia para, de un lado, sembrar el temor al castigo merecido, y de otro, no caer en la desesperación. Es el caso que aquí comentamos. Quizá el compilador juzgó prudente trasponer esta promesa de misericordia para contrarrestar el anuncio de castigo sobre Israel para que el lector no quedara demasiado impresionado por estos vaticinios amenazadores contra el reino del norte.
1 He aquí la cronología de los reyes de Judá y de Israel mencionados en el texto: En Judá: Oirías, llamado también Azarías en la Biblia (768-740/39),
Joatán (740/39-736/35),
Acaz(736/35-727),
Ezequías (727-698/7). En Israel:
Jeroboam II (782/1-753). El autor no menciona otros reyes de Israel. Después de Jeroboam le sucedieron vertiginosamente: Zacarías (753/2), Sellum (752-752/1), Menajem (752-742/1), Pecaya (742/1-740/39), Pecaj (740/39-730/29). - 2 Cf.
2Re_9:21-26.30-37.