Salmos 39, 4-6

Mi mente se fue acalorando,
mis pensamientos ardían como fuego,
y por fin solté la lengua:
«Hazme saber, Yahvé, mi fin,
dónde llega la medida de mis días,
para que sepa lo frágil que soy.
De unos palmos hiciste mis días,
mi existencia nada es para ti,
sólo un soplo el hombre que se yergue,
Ver contexto