I Corintios 15, 12-23

Ahora bien, si predicamos que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo andan diciendo algunos de vosotros que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó*; y si no resucitó Cristo, nuestra predicación es vana, y vana también vuestra fe*. Si esos tuviesen razón, nosotros quedaríamos como testigos falsos de Dios, pues proclamamos que Dios resucitó a Cristo, cuando en realidad no lo habría resucitado, de ser verdad que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: seguís en vuestros pecados*. Por tanto, también acabaron para siempre los que murieron creyendo en Cristo. Si nuestra esperanza en Cristo se limita sólo a esta vida, ¡somos las personas más dignas de compasión*! ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicia de los que murieron. Porque, así como por un hombre vino la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que por Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo*. Pero cada cual en su rango: Cristo como primicia; luego los de Cristo en su venida*.
Ver contexto