Apocalipsis  21, 1-5

Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva* —porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar* no existe ya. Vi también la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo*. Y oí una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios, que compartirá con los hombres. Pondrá su morada entre ellos. Ellos serán su pueblo y él, Dios-con-ellos, será su Dios*. Enjugará las lágrimas de sus ojos, y no habrá ya muerte ni llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo habrá pasado.» Entonces, el que está sentado en el trono dijo: «Voy a hacer nuevas todas las cosas.» Y añadió: «Escribe: Éstas son palabras ciertas y verdaderas.»
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