Jueces 13, 15-20

Manóaj dijo entonces al Ángel de Yahvé: «Por favor, queremos que te quedes; te vamos a preparar un cabrito.» (16b) (Es que Manóaj no sabía que era el Ángel de Yahvé.)
(16a) Pero el Ángel de Yahvé dijo a Manóaj: «Aunque me obligues a quedarme no probaré tu comida. Pero si quieres preparar un holocausto, ofréceselo a Yahvé.» Manóaj dijo entonces al Ángel de Yahvé: «¿Cuál es tu nombre para que, cuando se cumpla tu palabra, te podamos honrar?» El Ángel de Yahvé le respondió: «¿Por qué me preguntas el nombre, si es misterioso?*» Manóaj tomó el cabrito con la oblación y lo ofreció en holocausto, sobre la roca, a Yahvé, que actúa misteriosamente. Manóaj y su mujer se quedaron mirando. Cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el Ángel de Yahvé subía en la llama*. Manóaj y su mujer, que lo estaban viendo, cayeron rostro en tierra.
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