Santiago 1, 5-8

Si alguno de vosotros carece de sabiduría, que la pida a Dios. Seguro que se la concederá, pues Dios da a todos generosamente*, y sin echarlo en cara. Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es semejante al oleaje del mar, agitado por el viento y zarandeado de una a otra parte. Que no piense recibir cosa alguna del Señor un hombre así, irresoluto* e inconstante en todos sus caminos.
Ver contexto