Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
51. Oráculo contra Babilonia.
Sigue la serie de profecías contra Babilonia. El estilo es muy similar al del capítulo anterior: exhortación al ataque contra la nación opresora. Yahvé la castiga por su insolencia y, sobre todo, por haber oprimido desmesuradamente al pueblo de Yahvé, Israel. La descripción de la toma de la ciudad es impresionante y dramática, siempre según el cuadro tradicional de las invasiones, sin que se requiera que sus detalles se hayan cumplido literalmente, por esa falta de perspectiva histórica que es común a los profetas, los cuales conocen sustancialmente el hecho futuro; pero, respecto a sus circunstancias, muchas veces se expresan conforme a su mentalidad e imaginación.
Exhortación a los conquistadores para combatir a Babilonia (1-10).
1 Así dice Yahvé: He aquí que voy a suscitar contra Babel y contra los habitantes de Leb-Qamay un espíritu exterminador, 2 y mandaré contra Babel bieldadores que la bielden, que harán evacuar su tierra, y vendrán de todas partes contra ella el día de su desventura. 3 No deje, pues, el arquero su arco de la mano ni se desciña la malla. No perdonéis a su juventud, exterminad todo su ejército. 4 Que caigan muertos en la tierra de Caldea, traspasados en sus plazas. 5No son ya Israel ni Judá viudas de su Dios, Yahvé de los ejércitos. Porque su tierra está llena de crímenes ante el Santo de Israel. 6Huid de Babel; salve cada uno su vida, no perezcáis por su iniquidad. Es el tiempo de la venganza de Yahvé, va a darle según su merecido. 7Era Babel como copa de oro en manos de Yahvé, sirvió para embriagar a toda la tierra. Las naciones bebieron de su vino; por eso enloquecieron. 8 De repente Babel ha caído y se ha roto; gemid por ella. Id en busca del bálsamo para su herida, a ver si sana. 9 Hemos querido curar a Babilonia, pero no se ha curado; dejémosla, vamonos cada uno a nuestra tierra, porque sube su maldad hasta los cielos y se eleva hasta las nubes. 10 Yahvé ha hecho justicia a nuestra causa; venid, anunciemos en Sión ) la obra de Yahvé, nuestro Dios. Yahvé interviene con sus ejércitos vengadores para castigar a Babilonia la pecadora.
Leb-Qamay es una cifra cabalística según el procedimiento de
atbash, y equivale a
Caldea, según lee el texto griego 2.
Yahvé va a enviar un
espíritu exterminador 3 contra Babilonia; es el genio conquistador de Ciro, que va a acabar con la arrogancia del imperio mesopotámico. Sus tropas actuarán como
bieldadores, que harán dispersar a los habitantes de la gran metrópoli (v.2) 4. Yahvé mismo exhorta a los atacantes a estar prestos para la lucha:
no deje el arquero su arco de la mano ni desciña su malla (v.3). No deben, pues, darse por contentos con la primera victoria, sino que deben continuar el ataque hasta exterminar al enemigo (v.4). La hecatombe será general5. Y el pensamiento del profeta se vuelve, en medio de la lucha, a Israel, objeto de las predilecciones de Yahvé. La cautividad pudo dar a entender que Israel y Judá habían sido abandonados totalmente por su Dios, como viudas que se han quedado sin marido; pero no es así: No son
ya Israel ni Judá viudas de su Dios (v.5). Yahvé había escogido al pueblo elegido como esposa de su juventud, y seguía amándolo; por eso nunca podrá abandonarlo totalmente 6. La frase su
tierra está llena de crímenes ante el Santo de Israel (v.5b) hay que entenderla, por exigencias del contexto, como aplicada a Babilonia7. Está, pues, fuera de lugar y hay que ponerla antes del v.5a.
Después de afirmar que Yahvé no ha abandonado a Israel y a Judá en el momento de la ruina de Babilonia, invita a todos los exilados, principalmente a los israelitas, a salir de la ciudad para que salven su
vida (v.6). La
iniquidad de la nación caldea ha sido colmada, y ha llegado la hora de las reivindicaciones divinas. Babel ha sido un
instrumento de la justicia divina, haciendo las veces de una
copa de oro que ha de pasar de labio en labio de las otras naciones a las que había que castigar. Esa
copa de oro en manos de Yahvé (v.7) está rebosante de la cólera divina sobre los pueblos. En 25:135, Yahvé la hace beber a todas las naciones para que se embriaguen de la ira divina: Babilonia, invadiendo y arrasando las naciones, es entonces el instrumento de su justicia. Pero ha llegado la hora a ella, que fue
copa de oro en manos de Yahvé para embriagar a los otros pueblos. Se ha extralimitado en su oficio de castigar a las otras naciones, y por eso no puede quedar impune en su iniquidad: Sirvió
para embriagar a toda la tierra. (v.7), pero
de repente Babel ha caído y ha sido rota (v.8). Babilonia ha caído de su estado de magnificencia
(copa de oro) a un estado total de postración.
El profeta invita irónicamente a que se le ponga un remedio a la situación ruinosa, al mismo tiempo que entona un canto fúnebre:
gemid por ella, id en busca de balsamo para su herida (v.8b) 8. Los que asisten a la catástrofe 110 pueden creer en la ruina definitiva de la gran nación, y buscan un remedio desesperado, respondiendo a la invitación del profeta; pero han constatado que no hay solución:
Hemos querido curar a Babilonia, pero no se ha curado (v.9). Todos los que estaban interesados en la prosperidad de la gran metrópoli (mercenarios, comerciantes, aliados, etc.) buscan dar una prolongación de vida a la situación, pero, en vista de que nada pueden hacer, deciden marcharse cada uno a su país para salvar su vida:
dejémosla, vamonos cada uno a nuestra tierra (v.9b). Y en la ruina reconocen un castigo divino: sube su
maldad hasta los cielos. La frase es hiperbólica, muy en consonancia con las arrogancias de estilo en los protocolos reales babilonios, según consta por las inscripciones halladas. En
Isa_14:13 se pone en boca del rey de Babilonia esta frase pretenciosa:
subiré hasta el cielo; frase análoga a la de los constructores de la famosa torre de Babel: hagamos una torre que llegue hasta el cielo 9.
En esta ruina de la nación opresora reconocen los israelitas la mano justiciera de su Dios:
Yahvé ha hecho justicia a nuestra causa (v.10). Israel había sido culpable ante su Dios, pero Babilonia se había excedido en el castigo, oprimiéndolo excesivamente, destruyendo su santuario y pretendiendo prolongar indebidamente el tiempo de la cautividad. Pero, al castigar Yahvé a Babilonia, ha hecho justicia a la causa de su pueblo. Por eso de las gargantas de los libertados sale un canto de alabanza a su Dios:
Anunciemos en Sión la obra de Yahvé (v.10b), que los ha salvado, manifestando así la fidelidad a sus promesas 10.
La ruina inminente de Babilonia (11-26).
11 ¡Afilad las saetas, llenad las aljabas! Yahvé ha excitado el espíritu de los reyes de Media. Tiene contra Babel un proyecto: destruirla. Es la venganza de Yahvé, la venganza de su templo. 12Alzad las banderas sobre los muros de Babel, esforzad la guardia, preparad emboscadas. Porque Yahvé hará, como lo pensó, todo cuanto ha dicho contra los habitantes de Babel. 13Tú que moras junto a aguas abundantes, rica de tesoros, ha llegado tu fin, el término de tu destino11. 14Por sí mismo lo juró Yahvé de los ejércitos: te inundaré de hombres como de langostas, y lanzarán contra ti gritos de triunfo. 15El con su poder ha hecho la tierra, con su sabiduría cimentó el orbe y con su inteligencia tendió los cielos. 16 A su voz se congregan las aguas en el cielo. El hace subir las nubes desde los confines de la tierra, hace brillar el rayo entre la lluvia y saca los vientos de sus escondrijos. 17Embrutecióse el hombre sin conocimiento, los orífices se cubrieron de ignominia por sus ídolos, pues no funden sino vanidades, que no tienen vida. 18Son cosa vana, ridicula; el día de la cuenta perecerán. 19 No
es ésta la herencia de Jacob, que El es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad; su nombre es Yahvé de los ejércitos. 20 Tú me fuiste martillo y maza de guerra; contigo aplasté pueblos, contigo quebranté reinos, 21contigo derribé caballo y caballero, contigo aplasté al carro y al conductor, 22contigo aplasté hombres y mujeres, contigo aplasté viejos y niños, contigo aplasté mozos y doncellas, 23contigo aplasté al pastor y a su rebaño, contigo aplasté al labrador y a su yunta, contigo aplasté gobernantes y jueces. 24 Pero yo devolveré a Babel y a todos los habitantes de Caldea todo el mal que a vuestros ojos hicieron ellos a Sión, oráculo de Yahvé. 25
Heme aquí contra ti, ¡monte de destrucción oráculo de Yahvé que destruyó la tierra! Yo extenderé mi mano sobre ti y te haré rodar desde lo alto de las rocas, y haré de ti mi horno encendido. 26 No
se sacará más de ti una piedra angular, ni una piedra de cimiento,Serás perpetua ruina, oráculo de Yahvé.
El profeta supone al ejército persa invasor ya a las puertas de la ciudad maldita, y da militarmente órdenes entrecortadas para el avance:
afilad las saetas., alzad las banderas, reforzad la guardia. (v.11). Es Yahvé quien dirige el ataque, encomendado a los
reyes de Media, es decir, al conglomerado de tropas mandadas por Ciro, que era rey de Persia y de Media después de haber vencido a Astiages, rey de esta última. Los planes destructores de Yahvé se cumplirán inexorablemente:
hará como lo pensó (v.12). Es la
venganza de su templo, es decir, la hora de pedir cuentas por la profanación del templo de Jerusalén. De nada le vale a Babilonia su opulencia y su posición estratégica, situada a los dos lados del Eufrates, rodeada de numerosos canales:
junto a aguas abundantes (v.13) 12, y, por otra parte,
rica de tesoros, amontonados con su próspero comercio y sus depredaciones sobre los otros pueblos vencidos.
Pero, a pesar de todas sus riquezas,
ha llegado su fin (v.13), porque así lo ha decretado Yahvé, dueño de los destinos de los pueblos. El decreto de destrucción de la ciudad es inexorable, ya que
por sí mismo lo juró Yahvé (v.14) 13. El ejército invasor será incalculable:
te inundaré de hombres como de langostas. Los v.15-19 son idénticos a 10:12-16 (véase allí su comentario). Parecen romper con la ilación lógica del contexto, y, por tanto, podemos considerar el fragmento como adición posterior de un redactor,
que ha creído cantar el poder de Yahvé como justificante de su dominio sobre Babilonia.
Los v.20-23 constituyen el llamado
himno del martillo, como 50:355 constituían el himno de la espada. Parece que está aplicado a Babilonia, que ha sido
instrumento de Yahvé en el castigo sobre los otros pueblos:
tú fuiste mi martillo y maza de guerra (v.20). En el v.7 se compara a Babilonia a una
copa de oro en manos de Yahvé, llena de la cólera divina para embriagar a las naciones. Ahora se la compara a un
martillo en manos de Yahvé sembrando la destrucción por los pueblos. Babilonia ha abusado de su poder sobre los pueblos, sembrando la guerra por doquier contra todas las clases sociales: guerreros, mujeres, pastores, labradores, gobernantes, etc. (v.21-23). Y entre los oprimidos está sobre todo el pueblo israelita. Pero ahora ha llegado la hora para el
martillo. Babilonia va a sentir el peso de la ira divina (v.24) 14. Se la compara a una
montaña de destrucción (v.25), o destructora, por la masa imponente de su poder aplastante frente a todas las naciones. Está como en la cima de la montaña de su poder, pero Yahvé extenderá su mano y la hará
rodar desde lo alto de las rocas (v.25). En este segundo símil se la presenta como un castillo roquero que es destruido y echado a rodar con sus materiales dispersos por la montaña abajo. Los profetas superponen a menudo imágenes rompiendo la ilación lógica estricta. Se convertirá en
horno encendido, en cuanto que sus piedras serán calcinadas como en un horno 15, en tal forma que no se podrán utilizar para la edificación, ni como
piedra angular ni como
piedra de cimiento (v.26) para reconstruir de nuevo Babilonia. Será una
perpetua ruina, la desolación total.
Caldea, entregada a sangre y fuego (27-40).
27 Alzad bandera en la tierra, tocad las trompetas en las naciones, santificad (para la guerra) contra ella las gentes, convocad contra ella los reinos de Ararat, de Minni y Askenaz. Instituid contra ella oficiales 16, lanzad contra ella los caballos 1 como langostas hirsutas. 28Santificad (para la guerra) contra ella a las naciones, a los reyes de Media, a sus jefes, a todos sus sátrapas y a toda la tierra de su jusrisdicción. 29La tierra tiembla y se estremece, porque va a cumplirse el designio de Yahvé contra Babel, para hacer de la tierra de Babel un desierto inhabitable. 30Los guerreros de Babel han cesado de combatir, permanecen en las fortalezas. Han perdido su valor, se han vuelto mujeres. 31 Corren los correos uno al encuentro del otro, y unos mensajeros al encuentro de otros mensajeros, para anunciar al rey de Babel que su ciudad ha sido tomada del uno al otro extremo. 32Los vados, ocupados; las defensas, ardiendo, y los hombres de guerra, abatidos. 33Porque así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babel es como una era al tiempo de ser apisonada; bien pronto le llegará a ella el tiempo de la recolección. 34 El rey de Babilonia, Nabucodonosor, me devoró, me consumió, me dejó como vasija vacía, me tragó como dragón, y llenó su vientre de mis bocados más suculentos17. 35Sean sobre Babel mi violencia (sufrida) y mis carnes, dice la moradora de Sión, y mi sangre sobre los habitantes de Caldea, dice Jerusalén. 36Por eso dice Yahvé: He aquí que yo tomaré por mi cuenta tu causa; yo te vengaré, yo secaré su mar y cegaré sus manantiales, 37 y se convertirá Babel en un montón de ruinas, en guarida de chacales, objeto de horror y de sarcasmo, sin habitantes. 38Todos a una rugen como leones, gruñen como cachorros de leona. 39 En su fiebre, yo les prepararé la bebida, los embriagaré para que se adormilen18 y duerman el sueño eterno, del que no despertarán, oráculo de Yahvé. 40Yo los llevaré al degüello como corderos, como carneros y chivos. Yahvé invita a levantar una
bandera para congregar a las naciones al ataque (v.27) 19. La guerra tiene en este caso un sentido sagrado, el de salir en defensa de la justicia de Yahvé; por eso los combatientes conquistadores son considerados corno consagrados para la guerra:
santificad (
para la guerra)
contra ella las gentes (v.27b) 20.
Es la hora de la rehabilitación de la justicia divina. Las
naciones o gentes llamadas a la cruzada de Yahvé son el conglomerado de pueblos del norte que formaban parte del imperio medo, y entre ellos
Ararat o Armenia,
Minni y Askenaz, también regiones de esta parte de Armenia 21. Con su caballería deben presentarse como
langostas hirsutas, es decir, con aspecto aterrador. La caballería de guerra es de importación indoeuropea (medopersa), y era el terror de los pueblos del Oriente Medio. Al frente de ella viene
el rey de Media (v.28), designación genérica de los pueblos medo-persas, bajo la dirección de Ciro el Conquistador.
Ante ese espectáculo terrorífico de la caballería persa, los guerreros babilonios se repliegan y no quieren dar batalla en campo abierto, encerrándose en las fortalezas (v.30). De todas partes llegan los
correos con las infaustas noticias:
la ciudad ha sido tomada del uno al otro extremo (v.31). La descripción de los
mensajeros al rey es patética:
los vados, ocupados; las defensas, ardiendo, y los hombres de guerra, abatidos (v.32). La situación, pues, es totalmente desesperada 22. Babilonia es como
una era al tiempo de apisonarla; bien pronto llegará el tiempo de la recolección v.33), e.d., está preparada cuidadosamente para el castigo, que es la
recolección merecida. Cuando la era está ya limpia, apisonada y preparada, es que la recolección se acerca. Así, Babilonia, ya cercada por las tropas persas, está dispuesta para ser tomada, recibiendo así su merecido, la
recolección de tanta iniquidad obrada impunemente hasta entonces.
El profeta, ante el castigo de Babilonia, piensa de nuevo en la tragedia de su pueblo a manos de la opresora Babilonia:
Nabucodonosor me devoró, me trituró. (v.34). La Ciudad Santa fue expoliada, saqueada y vaciada de todo su valor:
me dejó como vasija vacía. Todo fue a engrosar los tesoros de la implacable nación invasora:
llenó su vientre de mis bocados mas suculentos. La vida de la nación desapareció, y las fuerzas vivas del país fueron llevadas en cautividad. Por eso, los habitantes cíe Jerusalén dicen amargados y con deseos de revancha:
sean sobre Babel mi violencia, mis carnes, mi sangre. (v.35). Han sufrido tanto, que no pueden menos de desear el castigo de la nación opresora. Yahvé recoge estos desahogos de su pueblo y garantiza con su palabra que pedirá cuenta al opresor de sus violencias (v.36):
secaré su mar.; alusión a la destrucción de la canalización del Eufrates y de sus afluentes artificiales, fuente de la riqueza de Mesopotamia. Con ello todo será
un montón de ruinas (v.37)23.
Pero los moradores de Babilonia no conocen la proximidad de la tragedia y se entregan a gozar de sus riquezas y expoliaciones:
rugen como leones. (v.38). Su inconsciencia será trágica, ya que, calentados por el vino en los festines, no les hará ver la gravedad de la situación:
en su fiebre, yo les prepararé la bebida, los embriagaré para que se adormilen (v.39). El mejor comentario de esto es lo que nos narra el libro de Daniel sobre la cena de Baltasar. El mismo Herodoto se hace eco de una tradición según la cual, cuando los persas entraron en Babilonia, los magnates de ésta estaban entregados al desenfreno en continuos convites 24. Yahvé los va a hacer dormir
el sueño eterno, del que no despertaran (v.39), pues la muerte está próxima, porque así lo ha decidido Yahvé:
Yo los llevaré al degüello como corderos. (v.40). La frase es impresionante, pero es la que mejor refleja la suerte trágica de la gran metrópoli mesopotámica 25.
Elegía sobre Babilonia (41-45).
41¿Cómo ha sido tomada Sheshak? ¿Cómo ha sido conquistada la gloria de toda la tierra? ¿Cómo ha venido a ser Babel objeto de horror entre las naciones? 42Ha subido el mar contra Babel, la ha sumergido bajo el cúmulo de sus olas. 43 Sus ciudades se han convertido en desolación: tierra árida y desierta, que nadie habitará ni por la que pasará hijo de hombre. 44 Yo me ensañaré contra Bel en Babilonia, yo le haré vomitar por la boca cuanto engulló; ya no concurrirán más a él las gentes; caerán también las murallas de Babel. 45 Sal de ella, pueblo mío; salve cada cual su vida ante el furor de la cólera de Yahvé. El canto elegiaco comienza con el característico ¿Cómo
ha sido. ? El profeta asiste en espíritu a la realización de la ruina de Babilonia, llamada con el nombre cabalístico de
Sheshak (v.41) según el procedimiento del
atbash, que hemos visto en 25:26. Babilonia era considerada como
la gloria de toda la tierra (v.41) por su magnificencia y riquezas, lo que constituía la admiración de todos los pueblos 26. Pero de pronto se ha convertido, por la derrota, en
objeto de horror entre las naciones (v.41b). El ejército enemigo ha caído sobre Babilonia como
el mar, sumergiéndola
bajo el cúmulo de sus olas (v.42). No quedará más que desolación y ruinas (v.43) 27. Y todo ha sido efecto de la ira divina, que se ha ensañado
con Bel, la principal divinidad babilónica: Bel-Marduk. Aquí el dios simboliza la ciudad, ya que, en la mentalidad antigua, el dios seguía la suerte de su nación. La desolación será total, y
ya no concurrirán más a él las gentes (v.44). Babilonia era el centro de convergencia de millares de comerciantes que iban con sus mercancías a la gran metrópoli. Todo esto desaparecerá, y las mismas
murallas de Babel, orgullo de los babilonios, caerán. De nuevo ante la inminencia de la catástrofe, el profeta piensa en la salvación de Israel exilado:
sal de ella, pueblo mió; salve cada uno su vida (v.45). La expresión
pueblo mió tiene un aire de ternura muy característico del espíritu afectuoso del profeta de Anatot. Para él, su vida ha estado siempre vinculada a la tragedia de su pueblo, y ahora piensa en su liberación
ante el furor de la cólera de Yahvé (v.45); Israel ha sufrido ya demasiado y no debe exponerse a nuevos peligros.
La destrucción total de Babilonia (46-58).
46 No se turbe vuestro corazón ni temáis por el rumor que se ha oído en la tierra, pues un año correrá un rumor, y el otro otro; habrá violencia en la tierra, un tirano contra otro tirano. 47 Por eso vienen días en que yo me ensañaré contra los ídolos de Babel, y toda su tierra se cubrirá de vergüenza, y todos sus muertos yacerán sobre ella. 48 Cielos y tierra y cuanto hay en ella se alegrarán por Babilonia, pues del norte vendrán contra ella los devastadores, oráculo de Yahvé. 49 Por los muertos de Israel caerá Babel, como por Babel cayeron los muertos de toda la tierra. 50 Los que hayáis escapado de la espada, partid, no os detengáis. Desde lejos acordaos de Yahvé, y que vuelva Jerusalén a vuestra memoria. 51 Estamos llenos de vergüenza, hemos sido ultrajados; ¡nuestro rostro se cubre de confusión, pues entraron extranjeros en el santuario de la casa de Yahvé. 52 Por eso vienen días oráculo de Yahvé en que yo visitaré a sus ídolos, y por toda ¿u tierra se oirá el gemir de los heridos. 53 Aunque se alzase Babel hasta el cielo e hiciera inaccesibles por los altos sus baluartes, vendrán contra ella devastadores de mi parte, oráculo de Yahvé. 54 Oynse los alaridos de Babel, ruina grande en la tierra de los caldeos. 55 Porque devasta Yahvé a Babel y pone fin a su gran jactancia, y braman sus olas como aguas desbordadas, retumban con estruendo, 56 porque ha venido contra Babel el devastador. Son apresados sus guerreros, rotos sus arcos, porque es Yahvé Dios de retribuciones y les da según su merecido. 57 Y emborracharé a sus grandes, a sus sabios, a sus jefes, a sus magistrados, a sus guerreros, y dormirán un sueño eterno, del que no despertarán, oráculo del Rey, cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos. 58 Así dice Yahvé de los ejércitos: La ancha muralla de Babel será enteramente arrasada; sus altas puertas, quemadas, Trabajaron en vano los pueblos, y las naciones para el fuego se han cansado. El v.46 está en prosa y tiene el aire de nota redaccional posterior. El autor parece querer salir al paso de rumores de disturbios que pudieran intranquilizar a la comunidad israelita exilada. Muchos autores creen ver en este verso una alusión a los disturbios que precedieron a la caída de Babilonia. Entre los años 550-540, Ciro fue apoderándose poco a poco de las provincias medo-persas, y se extendía hacia el imperio babilónico. Este, gastado, había entrado en una época de clara descomposición: el rey Nabónides había sido confinado al oasis de Tema, en el desierto siró-arábigo, gobernando el reino su inepto hijo Baltasar. La región de Gutium se había emancipado de los babilonios. Por todas partes había brotes de rebeldía. Quizá en este ambiente de inseguridad hay que entender las palabras confortadoras
que invitan a la confianza en Yahvé, defensor de los intereses de su pueblo (v.46).
La hora del castigo de Yahvé se acerca: caerán los ídolos y vendrá la matanza general (v.47). Todos los pueblos,
cielos y tierra (expresión hiperbólica)
se alegraran por la caída de Babilonia 28. El vengador viene del
norte: es el ejército medo-persa (v.48). La sangre de los muertos de
Israel está clamando venganza contra Babilonia, y lo mismo reclaman
los muertos de toda la tierra (v.49). La suerte de la nación opresora es inexorable. Sufrirá la suerte de las naciones antes expoliadas y oprimidas. Como en secciones anteriores, el profeta, a la hora de la catástrofe, piensa en sus conciudadanos y los invita a salir para que no caigan con los babilonios: Partid, no os
detengáis (v.50). Por otra parte, el profeta quiere evitar que los israelitas, que se habían creado una vida próspera en Babilonia, se queden allí. Les exhorta por ello a acordarse
desde lejos (
Babilonia)
de Yahvé, pensando siempre en
Jerusalén, su única y verdadera patria (v.50). Los israelitas responden a la invitación del profeta con la mejor disposición. La tragedia de la madre patria la llevan muy en el corazón, y sienten un íntimo bochorno por lo acaecido a su país:
Estamos llenos de vergüenza., pues entraron extranjeros en el santuario de Yahvé (v.51). La profanación del templo de Jerusalén es la mayor humillación para los deportados de Babilonia 29. Precisamente por este ultraje al pueblo santo y a su santuario va a intervenir la justicia divina:
yo visitaré a sus ídolos (v.52). De nada servirán los
baluartes inaccesibles (v.53) para salvar a Babilonia, pues está la mano omnipotente de Yahvé, que hace venir a
devastadores para cumplir sus designios punitivos.
El efecto de la intervención divina no se deja esperar:
óyense alaridos en Babel. (v.54). Es el griterío de los vencidos y heridos. El estado caótico de la ciudad es como el mar alborotado, cuyas
olas braman como aguas desbordadas (v.55). Ha llegado la hora del castigo, porque
Yahvé es Dios de retribuciones (v.5ó). Por encima de todo brillan sus atributos de justicia y de santidad. Sobre todo serán castigadas las clases directoras, responsables de las injustas opresiones de Babilonia:
Emborracharé a sus grandes. (v.57). La muerte será su pago:
dormirán un sueño eterno. Y como garantía del cumplimiento de esto está Dios, que tiene por nombre
Yahvé de los ejércitos (v.57). Su omnipotencia, como Señor de los cielos y de la naturaleza y como Señor de las batallas, vencerá todos los obstáculos, y de nada servirán a Babilonia sus orgullosas defensas amuralladas:
la ancha muralla de Babel sera arrasada (v.58). Las murallas de Babilonia, con sus puertas de bronce y sus altas torres, eran la maravilla de la antigüedad 30. Las excavaciones recientes han probado que las cifras de las dimensiones de las mismas no son tan exageradas como parecían. Babilonia estaba rodeada por una muralla doble de 18 kilómetros de largo en tiempos de Nabucodonosor. Tenía dos muros: uno externo, de ocho metros de ancho, y otro interno, de la misma anchura. Entre ambos, un espacio de 26 metros de ancho, y por fuera un foso de agua. Además, innumerables torres, entre las que destacaba la llamada de Istar, de 12 metros de altura 31. La obra era colosal, y parecía que la ciudad era inexpugnable; pero, llegada la hora de Dios, de nada sirvió el trabajo invertido en construirla. Durante generaciones, millones de esclavos habían trabajado en la erección de esta obra gigantesca:
trabajaron en vano los pueblos (v.58c). Pero han trabajado
para el fuego. Todo será pasto de las llamas. Como hemos dicho varias veces, no fue necesaria una lucha excepcional para que los soldados de Ciro entraran en la gran metrópoli, pues las disensiones internas habían facilitado la entrada. Por otra parte, Ciro no destruyó la ciudad. Más tarde, Darío daría cumplimiento a la profecía; hoy día sólo quedan inmensas masas informes de paredes de ladrillo, que nos dan una idea de la grandiosidad de las fortificaciones de la época del esplendor del imperio babilónico.
Profecía, acompañada de una acción simbólica,. contra Babilonia (59-64)
59
Misión que encomendó Jeremías, profeta, a Saraya, hijo de Nerías, hijo de Masías, al ir éste a Babilonia con el rey Sedecías el cuarto año de su reinado. Saraya era entonces gran intendente. 60 Escribió Jeremías en un volumen todo el mal que había de venir contra Babilonia, cuanto había escrito sobre Babilonia. 61 Y dijo Jeremías a Saraya: Cuando llegues a Babilonia, lee en voz alta todo esto, 62 y dirás: Yahvé, tú has hablado de destruir este lugar, sin que haya ni hombre ni ganado que lo habite, hecho perpetua soledad. 63 Cuando hayas acabado de leerlo, le atarás una piedra y lo arrojarás en medio del Eufrates, 64 diciendo: Así se hundirá Babilonia, sin alzarse ya más del estrago y de la destrucción que yo traeré sobre ella. Hasta aquí las palabras de Jeremías. Esta sección está fuera de contexto, y su lugar natural sería después de los c.27-28. Según el v.59, esta profecía fue redactada en el año cuarto del reinado de Sedecías, es decir, en 594 a.C. Por lo que aquí se refiere, el rey Sedecías se fue personalmente a Babilonia a rendir pleitesía a Nabucodonosor para evitar que éste desconfiara de Judá. En realidad, el rey judío estaba tramando una alianza contra Babilonia, basándose en Egipto. Le acompañaba Saraya, que debía de ser pariente de Baruc, el secretario de Jeremías. Esto facilitó la transmisión del mensaje del profeta a los deportados del 598. Por orden suya, Saraya debía anunciar después la ruina de Babilonia, echando al río el mensaje en una acción simbólica, para indicar la ruina de la metrópoli mesopotámica. Es interesante notar que Jeremías en aquellos años en que predicaba la sumisión al coloso babilónico, porque Yahvé había decidido entregar la tierra de Judá a Nabucodonosor, enviase al mismo tiempo una profecía sobre la futura destrucción de Babilonia. Era consecuente en ello, ya que sabía que, si bien Babilonia era el instrumento de la justicia divina para castigar a Judá por sus pecados,
sería ella a su vez castigada por Yahvé a causa de sus iniquidades y de su desobediencia. Siempre los profetas se mueven en el campo de la teología de la historia, persuadidos de que Yahvé dirige los hilos de los hechos humanos y que al fin impondrá sus designios.
No se da el contenido de la profecía de Jeremías al detalle, sino la idea general, que es confirmada por el acto simbólico de lanzar la profecía al agua. Su sentido es que del mismo modo que se hunde el escrito en el río, se hundirá Babilonia para no levantarse jamás (v.64). Se trata, pues, de una acción simbólica del estilo de las que hemos visto en 13:19. El colofón
hasta aquí las palabras de Jeremías falta en los LXX, y parece una nota redaccional posterior.
1 Así según la versión siríaca, seguida por Condamin y Dennefeld; está conforme con la segunda parte del verso. El TM actual no hace sentido: contra el que tiende el arco, tienda el arquero su arco. 2 El procedimiento
atbash consiste en sustituir la primera letra del alefato (A) por la última (T); la segunda (B), por la penúltima (Sh); de ahí el nombre de aíbash. En 25:26 se emplea en el nombre Shes/iak por
Babel. Así,
Leb-Qamay está por
Kashdim (Caldea), y significa lit. corazón de mis adversarios. Es así un nombre simbólico apropiado para designar a la gran rebelde y enemiga Babilonia. 3 Los LXX y la Vulgata leen viento destructor, que puede adaptarse bien al sentido del contexto. 4 Cf.
Jer_15:7;
Jer_15:4,
Jer_15:32-36;
Mat_3:12. 5 Cf.
Jer_49:26;
Jer_50:30. 6 Cf.
Jer_2:2;
Jer_31:22.31;
Ose_1:7;
Isa_49:14;
Isa_49:50,
Isa_49:1;
Isa_54:6. 7 Así Condamin, Nótscher, Gelin. 8 Cf.
Jer_46:11. El profeta exhorta irónicamente a que se busque bálsamo para curar a Egipto. Cf.
Isa_23:1;
Isa_21:9;
Rev_14:8;
Rev_18:2. 9 Cf.
Gen_11:4. 10 Cf.
Isa_62:11-12;
Jer_50:28. 11 La frase es elíptica.
Bible de Jérusalem: el término de tus rapiñas. 12 Cf. Herodoto, 1:178.185; Jenofonte,
Ciropedia VII 5:8. 13 Cf.
Jer_22:5;
Amo_6:8. 14 El verso está en prosa, y quizá sea glosa. 15 Cf.
Isa_33:12. 16 En hebreo es
Tifsar, relacionado con el asirio tupsharu (escriba); pero parece que aquí designa un oficial militar. Cf.
Nah_3:17. 17 Lit. en hebreo: de mis delicias. Un ligero cambio de vocalización da la traducción arriba consignada. 18 Lit. el TM dice para que se alegren, que no parece adaptarse a lo trágico del contexto. La versión arriba expuesta sigue a los LXX, que supone una palabra hebrea muy similar. 19 Cf. Iss,25;
Nah_13:2. 20 Cf.
Jer_6:4;
Jer_22:7;
Isa_13:3. 21
Ararat es el
Urartu de las inscripciones cuneiformes.
Minni es el
Mannai de las inscripciones asirías, al SE del lago Urmía.
Askenaz (
Gen_10:3) es probablemente el
Ashguzai asirio. 22 Cf. Herodoto, I 186. Según éste, los persas desviaron al río para entrar. 23 Cf.
Jer_9:1 1;
Jer_10:22;
Jer_18:16;
Jer_49:33;
Jer_50:13; 50.39 24 Cf. Herodoto, I 191. Véase
Dan_5:13. 25 Cf.
Jer_48:15;
Jer_50:27;
Isa_34:6s;
Eze_39:18. 26 Cf.
Jer_49:25; Herodoto, I 178. 27 Cf.
Jer_2:6;
Jer_48:9;
Jer_49:18.33;
Jer_50:12. 28 Cf.
Isa_14:8;
Jer_30:29;
Isa_44:23. 29 Algunos autores quieren entender el verso en sentido de negativa: los exilados no querían pensar en Jerusalén por el recuerdo triste de su humillación. 30 Cf. Herodoto, I 172-182; Diodoro, II c.y-10; Estrabón, XVI i. 31 Cf. Herodoto, l.c.; Contenau,
Manuel d'archéologie oriéntale III I353s; H. Gress-Mann,
Alt. Or. Bild. u. Alt. T. fig.373.