Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
3. Saúl y David (c.16-31).
C onforme a la profecía de Samuel (15:28), estaba a las puertas un contrincante de Saúl que anularía sus esfuerzos para asegurar en su hijo Jonatán la permanencia de la corona en su familia. Logró Saúl que arraigara en el pueblo la idea de la unidad nacional, tanto más necesaria cuanto más dura era la mano de los pueblos vecinos. Pero estos triunfos enfriaron en él sus sentimientos de dependencia de Yahvé, llegando a creer, al menos en la práctica, que la firmeza de su trono descansaba más en el favor popular y en sus dotes militares que en las manos de Dios. Esta conducta abrió en su reino una brecha que no le fue posible en adelante taponar. Dios había fijado sus ojos en otro mejor que él: David, cuyos pasos hacia el trono dirigía lentamente, pero de forma inexorable.
Samuel, en casa de Isaí (16:1-13).
l Dijo Yahvé a Samuel: ¿Hasta cuándo vas a estar tú llorando sobre Saúl, a quien he rechazado para que no reine más sobre Israel? Llena tu cuerno de óleo y ve; te envío a casa de Isaí de Belén, pues he elegido entre sus hijos al rey que yo quiero. 2
¿Cómo voy a ir? contestó Samuel ; lo sabrá Saúl y me matará. Yahvé le dijo: Lleva contigo una ternera, y dirás: He venido para ofrecer a Yahvé un sacrificio. 3
Invitarás al sacrificio a Isaí, y ya te indicaré yo luego lo que has de hacer, ungiendo al que yo te señale. 4
Hizo Samuel lo que le mandaba Yahvé, y llegó a Belén. Los ancianos acudieron inquietos a él y dijeron: ¿Tu llegada es para bien? 5
E1 contestó: Sí, he venido para ofrecer un sacrificio a Yahvé. Santifícaos y venid conmigo al sacrificio. Santificó a Isaí y a sus hijos y los invitó al sacrificio. 6
Cuando se presentaron ante él, al ver a Eliab, se dijo Samuel: Seguro que se halla ante Yahvé su ungido. 7
Pero Yahvé dijo a Samuel: No tengas en cuenta su figura y su gran talla, que yo le he descartado. No ve Dios como el hombre; el hombre ve la figura, pero Yahvé mira el corazón. 8
Isaí llamó a Abinadab y le hizo pasar ante Samuel. Samuel dijo: Tampoco es éste el que ha elegido Yahvé. 9
Hizo Isaí pasar a Sama, y Samuel dijo: Tampoco éste es el que ha elegido Yahvé. 10
Isaí hizo pasar ante Samuel a sus siete hijos, y Samuel le dijo: A ninguno de éstos ha elegido Yahvé. 11
Preguntó entonces Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él le respondió: Queda el más pequeño, que está apacentando las ovejas. Samuel le dijo: Manda a buscarle, pues no nos sentaremos a comer mientras no venga él. 12
Isaí mandó a buscarle. Era rubio, de hermosos ojos y muy bella presencia. Yahvé dijo a Samuel: Levántate y úngele, pues ése es. 13
Samuel, tomando el cuerno de óleo, le ungió a la vista de sus hermanos; y desde aquel momento, en lo sucesivo, vino sobre David el espíritu de Yahvé. Samuel se levantó y se volvió a Rama.
Tenía Saúl sus defectos, que con el correr de los años se acentuaron. Oficialmente había roto con Samuel y se encontraba abandonado de la mano de Dios. No obstante sus defectos, Samuel seguía amándole y rogando por él.
Pero Dios le hizo comprender que no revocaría la sentencia lanzada contra Saúl; al contrario, le comunica que ha llegado la hora de ungir a su rival. De esta unción de David por Samuel no se habla ya más en el curso de la historia, ni parece que tuviera eficacia para el porvenir.
David será ungido rey en Hebrón por las gentes de Judá (2
Sam 2:4) y más tarde por los ancianos de Israel (
2Sa_5:3). Según el texto, toda la familia asiste a la ceremonia, lo que parece contradecir a 17:28, en donde su hermano mayor demuestra no saber nada.
Obedeciendo las órdenes de Dios, tomó Samuel el cuerno de óleo (
1Re_1:39) y marchó a Belén. La visita inesperada de Samuel sembró el pánico en la pequeña ciudad, que temía el anuncio de algún castigo; por eso preguntan los ancianos: ¿Tu llegada es para bien? o lo que es lo mismo: ¿Es pacífica tu llegada? ¿Aludían los ancianos al conflicto latente entre Belén y Gueba a consecuencia del atentado contra la concubina originaria de Belén? Que c. 19-20). Ordena Samuel
que se purifiquen para poder tomar parte en el sacrificio, lavando o cambiando sus vestidos y absteniéndose del contacto con mujeres (
Exo_19:22;
Num_11:18;
Jos_3:5). Tuvo especial interés
en que se santificara Isaí y sus hijos; quizá se hospedó Samuel en su casa, en donde se desarrolló la escena de la unción. Según el texto, eran ocho los hijos varones de Isaí. En 17:13-15 su número parece reducirse a cuatro, de los cuales se especifica el nombre. Según
1Cr_2:12, los otros tres se llamaban: Natanael, Radai y Asom. Además tuvo Isaí dos hijas: Sarvia y Abigaíl.
En la intimidad de la familia,
David fue ungido rey, cuya dignidad asumiría a la muerte de Saúl. Al momento recibió también la gracia de estado, necesaria para cumplir los deberes de la realeza (
1Cr_10:6;
1Cr_11:6). Samuel regresó a Rama.
David, al servicio de Saúl (1Cr_16:14-23).
14
El espíritu de Yahvé se retiró de Saúl, y le turbaba un mal espíritu mandado de Yahvé. 15
Y dijeron a Saúl sus servidores: Te ves turbado por un mal espíritu de Dios; 16
permite, señor, que tus siervos te digan que se busque a un diestro tañedor de arpa, que, cuando se apodere de ti el mal espíritu de Dios, la toque y halles alivio.17
Saúl les dijo: Buscadme, pues, un buen músico y traédmelo. 18
Tomando uno de los servidores la palabra, dijo: Yo conozco a un hijo de Isaí, de Belén, que sabe tocar el arpa. Es hombre fuerte y valiente, hombre de guerra y discreto en el hablar, y está Yahvé con él. 19
Saúl envió mensajeros a Isaí para decirle: Mándame a David, tu hijo, el que está con las ovejas. 20
Isaí tomó un asno, lo cargó con diez panes, un odre de vino y un cabrito, y se lo mandó a Saúl por David, su hijo. 21
Llegado a casa de Saúl, David se presentó a él. Saúl le tomo cariño y le hizo escudero suyo. 22
Saúl dijo a Isaí: Que se quede, te ruego, conmigo David, a mi servicio, pues ha hallado gracia a mis ojos. 23
Cuando el mal espíritu de Dios se apoderaba de Saúl, David tomo el arpa, la tocaba, y Saúl se calmaba y se ponía mejor, y el espíritu malo se alejaba de él.
Con el v.14 se pone al descubierto el drama de Saúl: Dios le rechaza y Samuel se aleja de él; el espíritu de Dios ha pasado a su rival, a David (v.13). A efectos de este estado de cosas se apoderan de él una sensibilidad extrema, una manía persecutoria, el mal humor y la grave tristeza que le acompaña. Este espíritu malo (
Jue_9:23) se dice que fue mandado por Dios porque procedía de la disposición de ánimo de Saúl
para con el Señor. En este estado de ánimo, sus familiares acudieron a la música como remedio para calmarlo en sus fases críticas. No acuden, dice Desnoyers, a un medio moral, ayuno, oración u otra cosa, sino a un remedio de orden físico. Este detalle nos transporta a un ambiente profetice en el cual la música tenía gran importancia para provocar y mantener el fervor profetice 1.
David fue llevado al palacio real; de él se dice que era hombre fuerte y valiente, hombre de guerra y discreto en el hablar, y Yahvé estaba con él (v.18). Este conjunto de cualidades del joven David le hacen digno de ocupar un lugar en palacio. Saúl le nombró escudero suyo. Como a tal le acompaña en los combates con los filisteos (
Jue_17:1-11), en uno de los cuales cubrióse de gloria (
Jue_17:32-53). Pero esta tradición contrasta con otra, según la cual, a los ojos de Saúl, es David un oscuro pastorcillo que visita a sus hermanos y los aprovisiona (
Jue_17:12-30), entrando poco después al servicio del rey (17:55-18:2).