Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
2. Nuevas y Terribles Pruebas de la Virtud de Job.
A quilatada la virtud del justo Job con las calamidades múltiples narradas pérdida de toda la hacienda y de los hijos , no queda sino probarlo de nuevo atacando a su persona, lo que antes había sido prohibido a Satán; la pérdida de la salud sería una nueva prueba a la que no podrá resistir, según los cálculos malignos del adversario de la humanidad. El hagiógrafo siguiendo su escenificación dramática va a mostrar que tampoco la enfermedad tiene necesariamente por causa el pecado, como comúnmente se creía en la sociedad israelita.
Nuevo consejo en la corte celestial (1-6).
1
Y sucedió que vinieron (otro) día los hijos de Dios a presentarse ante Yahvé, y vino también Satán entre ellos, presentándose ante Yahvé. 2
Y dijo Yahvé a Satán: ¿De dónde vienes? Respondió Satán a Yahvé: De dar una vuelta por la tierra y pasearme por ella. 3
Y dijo Yahvé a Satán: ¿Has reparado en mi siervo Job, que no hay como él en la tierra, varón íntegro y justo, temeroso de Dios y apartado del mal, y que aún persevera en su perfección a pesar de que me incitaste contra él para que sin razón lo arruinara? 4
Respondióle Satán a Yahvé, diciendo ¡Piel por piel! Y todo cuanto el hombre tiene lo dará gustoso por su vida. 5
Si extendieses tu mano y tocaras su hueso y su carne, (veríamos) si no maldeciría tu rostro. 6
Yahvé replicó entonces a Satán: Ahí lo tienes a tu disposición, pero guarda su vida. De nuevo una escena en el cielo: Yahvé rodeado de sus ángeles, y entre ellos el fatídico Satán. Como en el fragmento
Deu_1:6-8, también aquí Dios se siente orgulloso de la integridad intachable de Job. Irónicamente pregunta a Satán si ha reparado en la virtud del jeque edomita, la cual ha permanecido intacta aun después de la terrible prueba a que injustamente le ha sometido Satán. La expresión de Yahvé es antropomórfico, ya que le echa en cara a Satán el haberle incitado injustamente contra Job. Los hagiógrafos
no distinguían, como nuestros teólogos, entre voluntad positiva y permisiva, y por eso se lo aplican globalrnente a
Dios, de quien todo depende y todo proviene en el mundo.
Satán no está todavía convencido del desinterés de la virtud de Job, y dice que lo que le ha ocurrido no tiene importancia en comparación con el valor de la vida: ¡Piel por piel! está dispuesto a dar el hombre por salvarla. La expresión es proverbial, y parece que significa que el hombre estaría dispuesto a entregar su propia piel por salvar su piel o vida, si fuera posible. La frase misma de Satán parece ser una explicación del proverbio: Todo cuanto el hombre tiene (incluso su piel) lo dará gustoso por su vida (v.4)l. Para calibrar la virtud de Job, pues, es necesario poner en peligro su propia vida, que es el don más precioso. Así, Satán insinúa que, si le permitiese tocar el hueso y la carne enviándole una dura enfermedad , Job terminaría por desesperarse y aun maldecir a Yahvé.
Es la prueba decisiva de su virtud. Sólo entonces quedará probado su desinterés en la vida. La respuesta de Yahvé es concesiva: se le permite a Satán atentar contra la salud de Job con tal de que no le quite la vida (v.6) 2.
La enfermedad ulcerosa de Job (7-10).
7
Salió Satán de la presencia de Yahvé e hirió a Job con una úlcera maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. 8
Rascábase con un tejón y estaba sentado sobre la ceniza. 9
Díjole entonces su mujer: ¿Aún sigues tú aferrado a tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! 10
Pero él le replicó: Como mujer necia has hablado. Si recibimos de Dios los bienes, ¿por qué no también los males? En todo esto no pecó Job con sus labios. Inmediatamente de recibir la permisión para atentar contra la salud de Job, el espíritu maligno de Satán envió una úlcera que afectó a todo el cuerpo del probado edomita. Sin concretar en qué consistía la enfermedad, parece que era una especie de lepra, caracterizada por manifestaciones purulentas, por las que el paciente se hacía impuro desde el punto de vista legal 3. Por ello, Job abandona su morada para instalarse a las afueras del poblado, en el lugar de las inmundicias o residuos, la mazbala de las actuales aldeas palestinianas. Es el lugar donde pululan los mendigos para buscar algo comestible entre los residuos. El hagiógrafo contrapone este triste estado al que ha llegado Job a su anterior opulencia para poner más de relieve su virtud; desde la más alta capa social ha caído a la situación de mendigo y leproso, despreciado de todos, cuya compañía no se soporta en la vida social.
Sin embargo, Job permanece resignado a la nueva situación enviada por Dios, sin dar muestras de impaciencia ni desesperación. Esto exacerba a su mujer, que no tenía los quilates de virtud del varón de Hus.
Y con toda impudencia le invita a maldecir a Dios, pues ya no le queda nada que esperar sino la muerte, y, por tanto en su mezquina mentalidad , nada tiene que agradecerle; al contrario, Dios es el responsable de esta injusta situación. La reacción de Job fue digna de su conducta: su mujer no sabe lo que dice y se muestra como necia, ya que no sabe valorar las diversas situaciones de la vida. El sabio descubre los caminos de la Providencia y acepta de ella lo bueno y lo malo. Todo viene de Dios, y si se aceptan los bienes por El enviados, ¿por qué no los males y calamidades? Sin hacer disquisiciones filosóficas sobre el origen del mal, el jeque edomita declara que todo lo que ocurre por voluntad positiva o por mera permisión tiene su origen en la omnipotencia divina, que gobierna misteriosamente al mundo.
La respuesta sabia de Job confirmaba su probada virtud; ni siquiera en la enfermedad más cruel desplegó los labios contra su Dios. El hagiógrafo registra enfáticamente el hecho para destacar su tesis de que los males físicos y morales no suceden siempre por la culpabilidad moral
del paciente. La posición tradicional, por tanto,
debe ser revisada; y de esto se trata en su libro, que no es sino la exposición dramatizada del problema de los misterios de la Providencia en la vida.
Los amigos de Job intentan consolarle (11-13).
11
Tres amigos de Job se enteraron de todas las desgracias que le habían sobrevenido, y se llegaron cada uno de su lugar Elifaz, de Teman; Bildad, de Suaj, y Sofar, de Naamat , que se habían convenido juntarse para darle el pésame y consolarle. 12
Ya de lejos alzaron sus ojos, sin reconocerle, y, levantando su voz, empezaron a llorar a voz en grito, al par que rasgahan sus vestiduras y esparcían al aire polvo sobre sus cabezas. 13
Estuvieron con él sentados en tierra siete días y siete noches, y ninguno habló palabra viendo cuan grande era su dolor. Los tres amigos de Job son edomitas: Elifaz, de Teman, coincide con lo que se dice en
Gen_36:11.15 sobre la posteridad de Esaú: Elifaz y su hijo Teman. En los textos bíblicos, Teman es localizada en territorio idumeo4, y era famosa por su sabiduría5. Era la Atenas de los semibeduinos orientales. Estaba cerca de Petra, no lejos, pues, del país de Hus, patria de Job6. Bildad es de Suaj, que en
Gen_25:2-3 es nombre de un jeque. Se supone que está cerca de la región de Medina, al este de Hedjaz. Sofar es de Naamat, cerca del desierto de Nefud7.
Enterados de las desgracias del amigo Job, deciden hacerle una visita para interesarse por su salud y consolarle. Pero el estado en que le encontraron es tan lamentable, que no le reconocieron. Impresionados terriblemente, hacen los tradicionales ritos de duelo: rasgar las vestiduras y esparcir polvo sobre la cabeza, tirándolo antes hacia el cielo en signo de desaprobación8. Después, en silencio, permanecieron los siete días y siete noches del ritual 9 acompañando al infortunado. Este silencio largo e impresionante sirve para que cada uno reflexione atentamente sobre la situación y las causas del infortunio del amigo; el resultado de esta larga meditación son los discursos que cada uno va a lanzar por turno, respondiendo a las objeciones del propio Job.
En su mentalidad todo lo ocurrido es un misterio, pero para ellos es una tesis intocable el supuesto de que las desgracias y enfermedades se deben exclusivamente a pecados cometidos por el paciente. Es el
eco de la sabiduría tradicional contra la que reaccionará Job, convencido de su inocencia. Cumplidos los duelos rituales, durante los cuales, por respeto al infortunado, ninguno de los tres desplegó los labios, empieza el diálogo en verso entre los diversos protagonistas, y todo conforme a una distribución convencional literaria.
1 Otra interpretación erudita seguida por Calmet y Duhum: la piel es la moneda de cambio entre los beduinos (cf. pecus y pecunia del latín); así aquí se daría a entender que Job había hecho buen negocio al perder todo, conservando la vida; lo daba por bien empleado: entregaba la piel (símbolo del valor de su hacienda) por salvar la piel propia: Supone que Job ha hecho un trueque con Yahvé, cambiando sus hijos y bienes por su vida. Steinmann, o.c., p.8g, Es el sentido del proverbio español: Con tal de salvar el pellejo... 2 Tomás comenta el fragmento en sentido espiritual: Non enim totaliter Deua suram convenientem. El refrán es- servos suos voluntan Satán exponit, sed secundum men pañol expresa lo mismo: Dios aprieta, pero no ahoga. 3 Cf. Lev C.I3-I4;
Job_7:51Job_19:171Job_38:17·38. 4 Cf.
Jer_49:7;
Eze_25:13. 5 Cf.
Abd_1:8.9;
Jer_49:7;
Bar_3:22-23. 6 Véase P. Dhorme, o.c., 19. 7 Cf. Abel, Géog. I p.278 11.4. 8 Cf.
Hec_22:23;
Jos_7:6;
2Sa_13:19; Sam4:12;
Eze_27:30;
Lam_2:10; Riada XVIII 235. 9 Cf.
Lam_2:10;
Gen_50:10; Sam 31:13;
Eco_22:12.