Isaías 3, 7-12

Replicará éste en aquel día: No soy curandero, y en mi casa no hay pan ni tampoco manto; no me hagáis jefe del pueblo. Jerusalén tropieza y Judá se derrumba: porque su lengua y sus obras van contra Yahvéh, desafiando su mirada gloriosa. La expresión de sus rostros testimonia contra ellos; declaran su pecado como Sodoma, no lo esconden. ¡Ay de ellos, pues se labran su desgracia! Decid del justo que es feliz, pues comerá del fruto de sus obras. ¡Ay del impío! Le irá mal, pues se le pagará la obra de sus manos. A mi pueblo lo esquilman sus amos, mujeres lo dominan. Pueblo mío, tus guías te engañan, la ruta de tus sendas embrollan.
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