Marcos 1, 43-45

Luego lo despidió con esta severa advertencia: «Cuidado con decirle nada a nadie. Eso sí: ve a presentarte al sacerdote y a ofrecer por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio.» Pero él, apenas salió comenzó a pregonar a voces y a divulgar lo ocurrido, de manera que Jesús ya no podía presentarse en ciudad alguna, sino que se quedaba fuera de poblado, en lugares desiertos: y aun así acudían a él de todas partes.
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