Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
41. Yahvé suscita un Libertador de su pueblo.
Yahvé no sólo es el Señor de la naturaleza, sino también dirige la trama histórica de los pueblos. Dios invita a los pueblos a entrar en juicio con El para demostrar su divinidad y la inanidad de los ídolos. Dos escenas:
a) litigio entre Yahvé y las naciones (1-5);
b) entre Yahvé y los dioses falsos (21-29). Entre ambas escenas se intercalan unas palabras de consuelo a Israel (8-20), el cual, como pueblo escogido, no tiene nada que temer de la intervención de Yahvé, su
amigo, al suscitar a un impetuoso conquistador, Ciro, que avanza como un vendaval sobre los pueblos. Generalmente se supone que alude a los avances de Ciro después de derrotar a Creso en 546 antes de Cristo y antes de la conquista de Babilonia (538 a. C), que aparece como futura. El estilo literario de este fragmento es dramático.
Desafío de Yahvé a las naciones (1-4).
1 Enmudeced, islas, ante mí, y renueven los pueblos su fuerza, acérquense y hablen, entremos en juicio. 2 ¿Quién ha suscitado desde el levante a aquel a quien la justicia le sale al encuentro a su paso?¿(Quién) entrega ante él las naciones y abate los reyes? Su espada los reduce a polvo, y sus arcos los dispersa como brizna de paja. 3Los persigue, pasa en pazpor senda en que sus pies no habían entrado. 4¿Quién lo ha hecho y realizado? El que desde el principio llamó a las generaciones. Yo, Yahvé, soy el primero y seré en los últimos tiempos. El principio del oráculo es una invitación enfática a las
islas o naciones occidentales marítimas a que le escuchen; va a decir algo importante. Pueden venir con toda libertad a litigio con El, para discutir sobre la aparición súbita del nuevo conquistador, Ciro, como medio de demostración de que es Yahvé superior a los ídolos, ya que es quien lo ha suscitado (v.2), haciéndole venir de oriente de victoria en victoria
(la justicia le sale al encuentro, v.2). Aquí la palabra justicia es sinónima de
victoria, salvación, éxito l. Ciro avanza incólume
en paz (v.3) a través de sendas que nunca había hollado. Y todo esto no es sino obra de Yahvé (v.4), porque es Dios quien hace que sucedan las generaciones desde el principio
(llama a las generaciones, v.4), siendo El inmutable, y por eso asistirá a lo último de la historia humana. Yahvé es el Señor de todas las vicisitudes de la historia, como es testigo y principal protagonista de ella. Muchos autores creen que la expresión 503;
el primero, y seré en los últimos tiempos es una alusión a la revelación del nombre de Yahvé,
el que es (
Exo_3:13), en contraposición a los ídolos, que no son.2
Reacción temblorosa de las naciones (5-7).
5 Las islas le ven y tiemblan, y se espantan los confines de la tierra. Se acercan y juntos vienen (al juicio)3. 6 Uno a otro se ayudan, uno a otro se dicen: Animo. 7El escultor anima al orfebre; el que pule con el martillo, al que golpea el yunque, diciendo: Bien está esta soldadura. Y la afirma con clavos para que no se mueva. La invasión de Ciro siembra el pánico entre las naciones costeras
(las islas, í.6). El profeta describe después minuciosa y gráficamente la ansiedad de esas poblaciones por terminar sus estatuas dedicadas a los ídolos, que consideraban como protectores de sus fronteras contra el invasor. Quizá el v.6 sea una alusión a los pactos concluidos entre las naciones contra Ciro, sobre todo las alianzas de Babilonia y Egipto con Creso de Lidia. En ese caso, el í.7 sería una interpolación posterior, transportada de un contexto en el que se hablara de la fabricación de los ídolos, como en 40:19-20. En este contexto, la idea es irónica: son los escultores y orfebres los que hacen los dioses y juzgan de la bondad de sus obras de artesanía.
Promesa de Liberación de Israel (8-20).
Podemos considerar estos versículos como un paréntesis en el contexto del conflicto entre Yahvé, de un lado, y las naciones e ídolos el por otro. Dios discute con ellos sobre su providencia y vindica los derechos de Israel. Israel es el instrumento de los designios de Dios sobre el mundo. Por eso, Israel no debe temer la conquista de Ciro, ya que éste no es sino el instrumento del mismo Dios en la preparación del cumplimiento de sus designios históricos sobre el mismo Israel. En este sentido, estos versos tienen perfecta ilación lógica con el resto del capítulo 4.
Israel, siervo de Yahvé (8-10).
8 Pero tú, Israel, eres mi siervo. Yo te elegí, Jacob, progenie de Abraham, mi amigo. 9 Yo te traje de los confines de la tierra y te llamé de las regiones lejanas, diciéndote: Tú eres mi siervo. Yo te elegí y no te he rechazado. 10 No temas, que yo estoy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios. Yo te fortaleceré y vendré en tu ayuda, y con la diestra victoriosa te sostendré 5. Israel no debe temer, como los otros pueblos, ante los avances de Ciro,
porque es el siervo de Yahvé (v.8), Israel es el pueblo predilecto de Yahvé, familiar suyo e instrumento de sus designios salvadores. Abraham, el gran antepasado, es llamado el
amigo de Yahvé 6 como padre de una generación bendecida:
progenie de Abraham. Dios había escogido a Israel
desde los confines de la tierra: probable alusión del éxodo de Egipto, pues en el Sinaí fue constituido
formalmente como pueblo teocrático. Quizá se refiera a la patria de Abraham en Urfa de los caldeos, que para un palestino estaba en los lejanos confines del orbe. Yahvé, pues, le ha escogido y no le ha
rechazado (v.9), como pudiera suponer el castigo del exilio babilónico. Pero esa elección fue libérrima por parte de Dios, sin que interviniesen los méritos de Israel7. En consecuencia, no debe temer y debe esperar la liberación de la cautividad. No
desmayes: lit. no mires de aquí para allá, viendo ansioso su puesto peligroso, porque está la
diestra victoriosa (lit. diestra de mi justicia victoriosa), que garantiza la liberación de su pueblo.
Victoria de Israel sobre sus enemigos (11-16).
11 Confundidos serán y cubiertos de ignominia todos los que se irritan contra ti. Serán reducidos a nada, aniquilados, los que contienden contigo. 12Buscarás y no hallarás a los que te atacan; serán reducidos a nada los que te combaten. 13 Porque yo, Yahvé, tu Dios, fortaleceré tu diestra, y yo te digo: No temas, yo voy en tu ayuda. 14 No temas, gusanillo de Jacob, coquito de Israel. Yo te ayudo, dice Yahvé, y tu redentor es el Santo de Israel. 15 He aquí que te pongo como agudo rastrillo, nuevo y armado de dientes. Trillarás y pulverizarás los montes y desharás en menuda paja los collados. I 16 Los bieldarás, y el viento los levantará, y el huracán los dispersará. Y te regocijarás en Yahvé, y en el Santo de Israel te gloriarás. Todos los enemigos de Israel, babilonios, moabitas, edomitas, etc., serán avergonzados al ser aniquilados por Yahvé (v.11). Se han atrevido a llevar a Israel a los tribunales, y serán ellos confundidos al recibir la condena. Y esa destrucción de los enemigos de Israel será total, que no quedará ni rastro de ellos:
buscarás y no hallarás (v.12). Israel es para Yahvé como un
gusanillo tierno, al que hay que cuidar con toda solicitud. Es una expresión de ternura, no de desprecio. Israel ha sido hollado como un
gusanillo, y Dios le va a levantar de nuevo, porque Yahvé es el
Redentor o
goel de su pueblo, e.d., su rescatador y libertador. El
goel era el encargado de rescatar o vengar oficialmente a un familiar 8. Dios mismo, pues, ha asumido esta misión respecto de su pueblo, pisoteado y ultrajado de todos. Israel será para sus enemigos como
rastrillo que pulveriza todo, no sólo la paja, sino hasta los
montes (v.15). La frase hiperbólica indica bien el vigor y fuerza del pueblo escogido,
renovado con la ayuda de Dios. Israel triunfará sobre todos sus enemigos tradicionales. Era usual comparar los enemigos a obstáculos insalvables, como las montañas 9.
Renovación de la naturaleza empobrecida (17-20).
17 Los pobres, los menesterosos, buscan el agua y no la hallan; su lengua está seca por la sed, pero yo, Yahvé, los oiré; yo, Dios de Israel, no los abandonaré. 18 Yo haré brotar manantiales en las alturas peladas, y fuentes en medio de los valles. Tornaré el desierto en estanque, y la tierra seca en corrientes de aguas. 19 Yo plantaré en el desierto cedros y acacias, mirtos y olivos. Yo plantaré en la estepa cipreses, olmos y alerces juntamente. 20 Para que todos vean y comprendan y todos consideren y entiendan que es la mano de Yahvé la que ha hecho esto, y el Santo de Israel el que lo ha creado. Esta sección refleja el estado miserable actual del pueblo israelita, que se debate en la mayor escasez: no hay agua ni pan para los menesterosos, que aquí son los israelitas piadosos. El profeta piensa en el retorno de éstos por el desierto (v.8-16), y les promete que se librarán de los ardores y sequía del desierto en su camino, haciendo brotar manantiales y vegetación por doquier (v. 18-19). Con ello Yahvé mostrará su omnipotencia, fuente de toda esperanza para sus fieles (v.20).
Desafío a los ídolos (21-24).
21 Presentad vuestro alegato, dice Yahvé; presentad vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob: 22 Que se acerquen y anuncien lo que está por venir. Que manifiesten las cosas pasadas, para que las tengamos en cuenta y conozcamos el fin de ellas, o hacednos oír las cosas venideras. 23 Anunciadnos lo por venir, para que sepamos que sois dioses. Veamos: haced bien o haced mal, para que nos admiremos y lo veamos de una vez. 24 He aquí que no sois nada, y vuestra obra nada. Abominable es quien os elige. Yahvé se encara con los ídolos. En los v.1-4 desafiaba a las naciones a que dijeran quién había suscitado a Ciro. Aquí el desafío versa sobre el conocimiento de las cosas futuras. La mejor prueba de la divinidad es la predicción:
si sit divinatio, dii sunt (Cicerón). Sólo la ciencia infinita de Dios puede conocer el libre curso de los hechos históricos que dependen de la libre voluntad humana (v.22-23). Los ídolos no podrán presentar siquiera un caso de predicción que sirva para examinar su causa.
Aparición de Ciro (25-29).
25 Yo le he suscitado del septentrión, y ya llega, el que invoca mi nombre del lado de levante, y pisa los príncipes como se pisa el polvo, y como el alfarero pisa la arcilla. 26¿Quién antes lo anunció para que le conociéramos de antemano, para que pudiéramos decir: Justo? Nadie le anunció, nadie lo ha hecho oír, nadie os oyó una palabra. 27Yo el primero lo anuncié a Sión10 y di a Jerusalén un mensajero de buena nueva, 28Miro, y no hay nadie; no hay entre ellos ningún consejero,para que yo les preguntara y me respondieran algo. 29He aquí que todos son nada, y su obra es nada, y sus ídolos, viento y vacuidad. Después de invitar a los ídolos a que presenten una muestra de su intervención en la historia, Yahvé escribe su obra en la historia humana: la aparición de Ciro y sus victorias sobre los príncipes. ¿Qué ídolo puede haber suscitado un acontecimiento histórico de esta magnitud? Viene del
septentrión (v.26),
e.d., de Media, y del
levante, e.d., de Persia. Para un palestino o mesopotámico provenía, pues, del nordeste. Se dice de él que
invoca mi nombre, e.d., de Yahvé, en cuanto era instrumento de su justicia y había de liberar y repatriar a los exilados israelitas, permitiéndoles y ayudándoles a reconstruir el templo de Jerusalén, dedicado a Yahvé. En realidad, Ciro fue siempre idólatra, pero sumamente diplomático y condescendiente con las religiones de los pueblos vencidos. Yahvé ha anunciado con anticipación la venida súbita del conquistador Ciro (alusión a 40,955), enviando un
mensajero, un profeta con buenas nuevas, a Sión (v.27), porque el advenimiento de Ciro significaba la liberación de los exilados israelitas. En cambio, no hay nadie entre los adoradores de los ídolos que pueda hacer profecías como los enviados de Yahvé (v.28). Nadie puede ser
consejero en tales circunstancias críticas. La razón de ello es que los ídolos son nada, y, por tanto, no pueden obrar (v.29).
1 Cf. Dennefeld, o.c., p.153. 2 Cf.
Isa_53:10.13;
Isa_56:4;
Isa_58:12. En el Apocalipsis, Dios es el alfa y omega de la historia. Los rabinos lo expresaban por las letras
alef, min, tati, que son la primera, la media y la última del alefato hebraico. 3 Así traducen los LXX, si bien la idea de juzgar la junta al siguiente estico. 4 Cf. Skinner, o.c., II 20. 5 El texto hebreo lee literalmente diestra de mi justicia o victoria, según el sentido antes aludido. 6 En el Corán, el nombre característico de Abraham es el de amigo de Alah:
Jalil Allahi; y aun hoy día Hebrón, donde están los restos del patriarca, es conocido por los musulmanes con el nombre de
ál-Jalil: el amigo. 7 Cf.
Amó_9:7. 8 Cf.
Lev_25:485;
Num_35:195;
Rut_3:12. 9
Cf.
Isa_21:10;
Miq_4:13. 10 Literalmente en hebreo: El primero a Jerusalén, he aquí que están. Parece que se ha perdido alguna palabra en el original. Podría traducirse: Yo primeramente (diré) a Sión: He aquí, he aquí ellos (Skinner).