Juan  4, 31-37

Entretanto, los discípulos le rogaban diciendo: Rabí, come. Díjoles El: Yo tengo una comida que vosotros no sabéis. Los discípulos se decían unos a otros: ¿Acaso alguien le ha traído de comer? Jesús les dijo: Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y acabar su obra, ¿No decís vosotros: Aún cuatro meses y llegará la mies? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, que ya están amarillos para la siega. El que siega recibe su salario y recoge el fruto para la vida eterna, para que se alegren juntamente el sembrador y el segador. Porque en esto es verdadero el proverbio, que uno es el que siembra y otro el que siega.
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