Romanos  4, 13-16

En efecto, a Abraham y a su posteridad no le vino por la Ley la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Pues si los hijos de la Ley son los herederos, quedó anulada la fe y abrogada la promesa;" porque la Ley trae consigo la ira, ya que donde no hay ley no hay transgresión. Por consiguiente, la promesa viene de la fe, a fin de que sea don gratuito y así quede asegurada a toda la descendencia, no sólo a los hijos de la Ley, sino a los hijos de la fe de Abraham, padre de todos nosotros,
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