II Pedro  1 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 21 versitos |
1
Saludo.
Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra.
2 A vosotros, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor.
3
La generosidad de Dios.
Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su propia gloria y virtud,
4 por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia.
5 Por esta misma razón, poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento,
6 al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia activa, a la paciencia activa, la piedad,
7 a la piedad el amor fraterno, al amor fraterno la caridad.
8 Pues estas cosas, si las tenéis en abundancia, no os dejarán inactivos ni estériles para el conocimiento perfecto de nuestro Señor Jesucristo.
9 Quien no las tenga es ciego y corto de vista; ha echado al olvido la purificación de sus pecados pasados.
10 Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis.
11 Pues así se os dará amplia entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
12
El testimonio apostólico.
Por esto, estaré siempre recordándoos estas cosas, aunque ya las sepáis y estéis firmes en la verdad que poseéis.
13 Me parece justo, mientras me encuentro en esta tienda, estimularos con la exhortación,
14 sabiendo que pronto tendré que dejar mi tienda, según me lo ha manifestado nuestro Señor Jesucristo.
15 Pero pondré empeño en que, en todo momento, después de mi partida, podáis recordar estas cosas.
16 Os hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de haber visto con nuestros propios ojos su majestad.
17 Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigió esta voz: «Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco.»
18 Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con él en el monte santo.
19
La palabra de los profetas.
Y tenemos también la firmísima palabra de los profetas, a la cual hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que luce en lugar oscuro, hasta que despunte el día y se levante en vuestros corazones el lucero de la mañana.
20 Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia;
21 porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres, movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios.

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Introducción a II Pedro 

Segunda epístola de San Pedro.
Sin lugar a dudas la segunda epístola se presenta también como de San Pedro. El apóstol, en efecto, se nombra a sí mismo en el saludo, 2Pe_1:1 , después alude al anuncio de Jesús referente a su muerte, 2Pe_1:14 , dice haber sido testigo de la Transfiguración, 2Pe_1:16-18 , y, finalmente, alude a una primera carta, 2Pe_3:1 , que parece ser 1 P.

Si escribe por segunda vez a los mismos lectores, lo hace con una doble finalidad: prevenirles contra los falsos doctores, 2 , y responder a la inquietud causada por el retraso de la Parusía, 3. Esos falsos doctores y esa inquietud pueden, en rigor, concebirse hacia el fin de la vida de San Pedro. Pero existen otras consideraciones que ponen en duda la autenticidad y sugieren una fecha más tardía. El lenguaje presenta notables diferencias con el de 1 P. Todo el cap. 2 es una repetición, libre pero manifiesta, de la epístola de Judas. La colección de las epístolas de Pablo parece ya formada, 2Pe_3:15 s. Al grupo apostólico se le pone al nivel del grupo profético y el autor habla como si no formara parte de él, 2Pe_3:2 . Estas dificultades justifican dudas que aparecieron ya en la antigüedad. No sólo no se ha comprobado con certeza el uso de la epístola antes del siglo III, sino que incluso algunos la rechazaban, como lo atestiguan Orígenes, Eusebio y Jerónimo. Por ello, no pocos críticos modernos rechazan también su atribución a San Pedro, y es difícil quitarles la razón. Pero si un discípulo posterior se respaldó en la autoridad de Pedro, quizá tuviera algún derecho a hacerlo, o por pertenecer a los círculos dependientes del apóstol, o bien incluso porque utilizaba un escrito procedente de él, aun adaptándolo y completándolo con la ayuda de Judas. Esto no era forzosamente cometer una falsificación, ya que los antiguos tenían ideas muy diferentes de las nuestras sobre la propiedad literaria y la legitimidad de servirse de seudónimos.

Por lo demás, para nuestra fe basta con que la epístola haya sido recibida firmemente por la Iglesia como canónica y que, por tanto, represente una herencia auténtica de la época apostólica. Por este hecho queda garantizada su doctrina, en la cual podemos poner de relieve en particular: la vocación cristiana a «hacernos partícipes de la naturaleza divina», 2Pe_1:4 , la definición del carácter inspirado de las Escrituras, 2Pe_1:20 s, la seguridad de la Parusía que ha de venir, a pesar del retraso y de la incertidumbre de su día, y el anuncio, tras la destrucción del mundo por el fuego, de un nuevo mundo donde habitará la justicia, 2Pe_3:3-13 .

El problema central que la epístola aborda es la teodicea, es decir el juicio justo de Dios, contra aquellos que dicen que no hay providencia ni existe juicio en Dios, ni vida en el más allá, ni recompensa o castigo después de la muerte, ideas todas ellas divulgadas por epicúreos paganos y judíos, y refutadas también por apologistas filosóficos (por ej. Plutarco) y rabínicos. Es en este contexto en el que el autor inspirado contempla el problema del retraso de la Parusía. La epístola se dirige a lectores de cultura mixta, a la vez bíblica y grecorromana, y por tanto pertenecientes a una iglesia urbana. El conocimiento de su propia cadena de autoridad, el carácter sagrado de sus propias tradiciones, evangélicas, paulinas y apostólicas («Judas»), el afán por establecer una armonía coherente y una interpretación normativa de estas tradiciones recibidas ( 2Pe_1:12-15 ) son otros tantos indicios de que la epístola data de mediados del siglo II d. de J. C. Este escrito se nos ofrece, pues, como un ejemplo interesante de la fidelidad radical, en una situación transformada, al mensaje central de Jesús, la próxima venida del reino de Dios ( Mar_1:15 +).

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

II Pedro  1,1
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_15:14+

[2] Rom_1:17

NOTAS

1:1 O: «de nuestro Dios y del Salvador Jesucristo».


II Pedro  1,2
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Jud_1:2; Col_2:6; Flp_3:8-10

NOTAS

1:2 Var.: «por el conocimiento de Dios y de Jesús (o: Jesucristo), nuestro Señor». -Cristo es, en toda la epístola, el objeto del conocimiento de los fieles, 2Pe_1:3, 2Pe_1:8; 2Pe_2:20; 2Pe_3:18. Ver Ose_2:22+ [Ose_2:20]; Jua_17:3; Flp_3:10; etc. Este conocimiento incluye el discernimiento moral y práctico de las virtudes, vv. 2Pe_1:5-6, 2Pe_1:8.

II Pedro  1,3
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Efe_3:16-19

[2] Jua_1:14+

NOTAS

1:3 La «gloria» consiste en los signos que Jesús ha dado de su divinidad, ver Jua_1:14+ y Mar_16:17; Heb_2:4, especialmente en la Transfiguración, 2Pe_1:16-18. La «virtud» es el poder sobrenatural o milagroso. Estos dos atributos divinos al servicio del llamamiento dan todo de lo que se requiere para una vida en relación con la piedad, 1Ti_1:7+.

II Pedro  1,4
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jua_1:12; Hch_17:28; 2Co_3:18

[2] Jua_1:10+; 1Jn_2:15 s; 1Jn_5:19

NOTAS

1:4 (a) La «gloria» y la «virtud» de Cristo, por las cuales quedan enlazados el llamamiento al que ya se ha seguido y el futuro prometido, ver 1Ti_1:8. -Var. (Vulg. ): «por quien».

1:4 (b) «nos»: Var.: «os». -Estas promesas se refieren al «Día del Señor», ver 2Pe_3:4, 2Pe_3:9, 2Pe_3:12-13.

1:4 (c) Expresión de origen griego, única en la Biblia, y que sorprende por su tono impersonal. El Apóstol hace que aquí exprese la plenitud de la vida nueva en Cristo, comunicación hecha por Dios de una vida que le es propia. En cuanto al fondo, ver, por ejemplo, Jua_1:12; Jua_10:34 (= Sal_82:6); Jua_14:20; Jua_15:4-5; Rom_6:5; 1Co_1:9+; 1Jn_1:3+. Aquí está uno de los apoyos de la doctrina de la «deificación» entre los Padres griegos.

1:4 (d) Var. (Vulg. ): «huyendo de la corrupción de la concupiscencia que hay en el mundo».

II Pedro  1,5
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Gál_5:22+

NOTAS

1:5 Var. (Vulg. ): «Pero vosotros».

II Pedro  1,8
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Pe_1:2

II Pedro  1,9
NOTAS

1:9 Aquí, lo mismo que en las epístolas joánicas, ver 1Jn_1:8+, se pone en guardia contra los gnósticos que pretendían conocer a Dios sin guardar los mandamientos.

II Pedro  1,10
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Ts_1:11

[2] 1Jn_3:6+

NOTAS

1:10 Adic. (Vulg. ): «por las buenas obras».

II Pedro  1,11
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Luc_1:33

NOTAS

1:11 Como en 2Pe_1:4; 2Pe_3:4, 2Pe_3:9, aquí se alude a la Parusía. El Reino de Cristo es ciertamente el del Padre, Efe_5:5; 2Ti_4:1; Apo_11:15.

II Pedro  1,12
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Jud_1:5

[2] 1Jn_2:21; Isa_38:12; Sab_9:15; 2Co_5:1

NOTAS

1:12 Ver 1Pe_1:10-12. El «recordándoos» se refiere a los fundamentos de la fe cristiana y de la espera de la Parusía: Cristo y los apóstoles, vv. 2Pe_1:14-18, y después los profetas, vv. 2Pe_1:19-21.

II Pedro  1,14
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jua_21:18-19

II Pedro  1,15
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sab_9:15+

II Pedro  1,16
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Co_15:23+

[2] Luc_9:31-32 p; Jua_1:14

NOTAS

1:16 (a) Los gnósticos levantaban especulaciones gratuitas con el apoyo de sus errores sobre la Parusía, 2Pe_3:4-5, ver 1Ti_1:4; 1Ti_6:20, etc. Pedro y los apóstoles, por su parte, transmiten hechos de los que han sido testigos oculares, ver Luc_1:2; Hch_1:8+; 1Jn_1:1-3, y que el Padre mismo ha testificado.

1:16 (b) En la Transfiguración.

II Pedro  1,17
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Mat_17:5 p

NOTAS

1:17 «la sublime Gloria le dirigió»: Var.: «del seno de la Gloria le llegó».

II Pedro  1,18
NOTAS

1:18 La denominación «monte santo» evoca al monte Sión, Sal_2:6; Isa_11:9; etc. , o bien al Sinaí, como «tipo» del monte de la Transfiguración.

II Pedro  1,19
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Apo_2:28+; Luc_1:78

NOTAS

1:19 Las Escrituras anunciaban ya la gloria del Mesías. La manifestación gloriosa de Cristo en la Transfiguración permitió ya ver su realización.

II Pedro  1,21
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Ti_3:16; 1Pe_1:10-12

[2] Hch_3:21

NOTAS

1:21 La forma en que aquí se invoca la inspiración de las Escrituras por el Espíritu, ver 2Ti_2:15-16+, sugiere que su lectura supone también la dirección del Espíritu y la tradición apostólica. Pero el autor no tiene la intención de desanimar de una lectura privada, personal, devota, de la Biblia.