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—mientras se tienen para ti visiones vanas, y para ti se presagia la mentira—, para degollar a los viles criminales cuya hora ha llegado con la última culpa! (Ezequiel  21, 34) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

El bosque en llamas - Canto a la espada. Encontramos cuatro oráculos; los tres primeros van dirigidos contra Israel, mientras que el cuarto y más largo va dirigido contra Amón y Babilonia. El primer oráculo evoca un gran incendio que abrasará el bosque del sur, esto es, Judá y su capital. Este oráculo es una respuesta a quienes se mofan del profeta porque sus palabras no se cumplen (5), y al mismo tiempo nos prepara para la noticia de la destrucción de Jerusalén y del templo. Los restantes oráculos (13-18; 19-22; 23-37) están construidos a partir de la imagen de la «espada del Señor», expresión simbólica del castigo de Dios, castigo que puede ejecutar Él personalmente o valiéndose de otros, en este caso de los babilonios. La imagen del rey en el cruce de caminos (26), consultando y echando suertes, subraya su valor de instrumento en manos del Señor. Al final, la espada castigadora también será juzgada y destruida (35).