Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
21. Respuesta de Job a Sopar.
F rente a las afirmaciones rutinarias de que la suerte de los impíos es desgraciada en esta vida, Job opone su experiencia, que le dice que,.al contrario, los malvados son los que triunfan en la vida: sus bienes se multiplican, su prole es numerosa, y al fin muere cargado de días y es llevado con todos los honores al sepulcro. Por otra parte, si a su descendencia le afecta el castigo divino, a él esto ya no le duele. El hecho claro en la vida es que mueren los buenos y los malos; y éstos generalmente después de haber tenido una vida más feliz que aquéllos. La muerte los iguala a todos, pero la existencia terrena ha sido muy diversa para ambos.
Súplica de atención a los amigos (1-6).
1
Respondió Job, diciendo: 2
¡Escuchad atentamente mis palabras, dadme siquiera este consuelo! 3
Tolerad que hable, y después que haya hablado, burlaos. 4
¿Es de un hombre de quien yo me quejo? ¿Por qué no habré de impacientarme? 5
Volveos hacia mí y asombraos, poniendo la mano sobre la boca. 6
Yo, al acordarme, me horrorizo, y mis carnes sienten escalofríos. Los amigos hasta ahora no le han dado ningún consuelo positivo 1, pero al menos que se callen y le concedan el consuelo de poder exponer sus ideas, ya que otra cosa mejor no le ofrecen. Las argumentaciones que hasta ahora han expuesto son bien triviales y no responden a la realidad, como va a mostrar inmediatamente Job. En realidad, él no se queja contra ellos, sino contra Dios, que le envía sin razón tantos males (v.4). Lo que va a decir les va a dejar estupefactos, porque está en contradicción con lo que ellos consideran intangible; pero, precisamente por ello, les pide una especial atención. Las consideraciones que va a exponer sobre la suerte de los impíos en esta vida plantean el problema de la justicia divina en su relación con los hombres; y por eso, al acordarse del problema, el propio Job siente escalofríos, pues compromete los caminos de la Providencia. Los amigos, al oír sus argumentos, quedarán asombrados y mudos de espanto, poniendo la mano en la boca en signo de rendición ante el misterio impenetrable.
La prosperidad de los malvados (7-13).
7
¿Cómo es que viven los impíos, I envejecen y se acrecienta su fortuna? 8
Su prole persiste con ellos a su presencia, y tienen ante sus ojos a sus retoños. 9
Sus casas son paz, no hay en ellas temor y no (cae) sobre ellos la vara de Dios. 10
Sus toros fecundan y no retroceden, y sus vacas paren y no abortan. 11
Sueltan a sus pequeños cual rebaño, y sus niños saltan contentos. 12
Cantan al son de adufes y cítaras y se divierten al son de la flauta. 13
Acaban sus días placenteramente, y en un momento bajan al seol 2
. En contra de lo que sus amigos sostienen, su experiencia le dice que los impíos tienen larga vida y prosperan en sus negocios (v.7). Al mismo tiempo, su familia se multiplica, gozando así de una posteridad numerosa, en contra de lo afirmado por Sofar 3.
Todo en sus hogares parece paz, y la vara punitiva de Dios no hace acto de presencia (v.9). Los ganados se multiplican (v.10), mientras sus hijos corretean alegremente, bailando y cantando al son de instrumentos músicos. Y, lejos de ser castigados con muerte prematura, colmados de días, bajan con todos los honores y en paz a la región de los muertos, al seol.
Los malvados se burlan de Dios (14-21).
14
Y eso que decían a Dios: Apártate de nosotros, no queremos saber de tus caminos. 15
¿Qué es el Omnipotente para que le sirvamos, y qué provecho sacamos de rogarle? 16
¿No está en manos de ellos su ventura? y el consejo de los malvados, ¿no está lejos de El? 17
Pero ¿cuántas veces se apaga la lámpara de los perversos, y viene sobre ellos su desventura, y les reparte suertes en su furor? 18
¿Son como paja (arrastrada) por el viento y como tamo que se lleva el torbellino? 19
¿Reserva Dios el castigo para sus hijos? Déle a él su merecido para que aprenda; 20
que vean sus propios ojos su ruina 4
y beba el furor del Omnipotente. 21
Pues ¿qué le importa a él de su casa después de él, cuando fuere cortado el número de sus meses?
Los malvados, en su autosuficiencia, han despreciado a Dios y su ley. Conscientemente rechazan sus caminos, porque creen que fuera de la ley divina pueden prosperar con más facilidad. La descripción de la psicología del malvado es magistral. En principio se sitúan fuera de la órbita divina, porque Dios no les resulta de provecho alguno (v.15). Precisamente la experiencia les dice que prosperan más
olvidándose de Dios, al dar de lado a los prejuicios morales y religiosos, que les pueden cohibir en sus ilícitos medros. Es justamente lo contrario de lo dicho por Sofar sobre la desventura de los perversos.
Con su conducta despreocupada se labran su ventura, moviéndose siempre a impulsos de su perversa conciencia y de los consejos de los malvados, es decir, los círculos que hacen profesión de vida libertina, sin consideraciones con la ley de Dios (v.16). La experiencia le dice a Job que prosperan los impíos y que su lámpara símbolo de su dicha material no se extingue, pues no les alcanza la desventura, como había declarado Sofar. Dios, pues, no parece que les reparte suertes desdichadas en su furor, o manifestación airada, como debiera (v.17). Lejos de desaparecer llevados por el viento, se afirman en sus caminos, prosperan y no ceden ni ante el torbellino, que lo arrastra todo (í.18)5. Aunque les alcance el castigo a sus hijos, sin embargo, el malvado, una vez que desaparezca de esta vida, no lo ve, y, por tanto, no sufre lo merecido por sus obras. Según
el principio de solidaridad comúnmente admitido entre los israelitas, los hijos sufrían por los pecados de sus padres6; pero esto no es justo, ya que cada uno debe sufrir por sus pecados, conforme a lo que declara el profeta Ezequiel7.
Los impíos son honrados en esta vida (22-34).
22
¿Se pueden dar lecciones de ciencia a Dios, a El, que juzga a los más elevados? 23
Muere éste en su plena integridad, cuando todo florecía y estaba en seguro, 24
cuando estaban sus lomos cubiertos de grosura8
y bien regada la medula de sus huesos. 25
Muere aquél en medio de la amargura de su alma, sin haber gozado de bien alguno. 26
Juntos yacerán en el polvo y a uno y a otro los recubren los gusanos. 27
Sí, yo conozco vuestros pensamientos y las maquinaciones que sobre mí forjáis. 28
Pues vosotros decís: ¿Dónde está la casa del noble y dónde la tienda en la que moraban los impíos? 29
¿No se lo habéis preguntado a los caminantes y no habéis reconocido sus señales? 30
Que en el día del infortunio es preservado el malo y es sustraído en el día de la ira. 31
¿Quién le echa en cara su conducta? ¿Quién le da su merecido por sus obras? 32
Y cuando es llevado al cementerio, vela sobre su túmulo: 33
¡dulces le son los terrones del torrente! y todo el mundo marcha tras él, (yendo) delante de él gente sin número. 34
¿A qué, pues, me dais tan vanos consuelos, si de vuestras respuestas no queda más que falacia? Los designios divinos son secretos y misteriosos, y es ridículo querer darle lecciones sobre la Providencia. Los amigos de Job pretenden imponer sus esquemas teóricos sobre la justicia de Dios acerca de los hombres, dándole lecciones de gobierno.
Dios está sobre todos los seres humanos, y a él están sometidos los más elevados de entre ellos (v.22). Lo único que sabemos los hombres es que los designios divinos son inasequibles, y, por tanto, es temerario juzgar sus intervenciones en la vida de los hombres y de las cosas.
La verdad es que mueren buenos y malos después de una vida regalada de unos y miserable de otros (v.24-25);
pero el destino los une en el sepulcro para ser presa de los gusanos (v.26) 9.
Job conoce bien los puntos de vista de sus interlocutores, los cuales suponen que la suerte del impío es miserable, pues desaparecen él y su tienda (v.28). Pero ésta es una afirmación gratuita, no confirmada por la experiencia. Pueden preguntar a los caminantes que dejan sus señales y huellas en las inscripciones del camino (v.29), y ellos dirán que los impíos se libran en los días de infortunio (v.30). Por otra parte, dada su insolencia y libre modo de obrar, nadie se atreve a echarle en cara su desarreglada conducta, y menos darle lo merecido (í.31). Õ como si fuera poco, al morir, todos se apresuran a rendirle honores fúnebres, y colocan su efigie sobre su mausoleo, de modo que puede decirse que vela sobre su túmulo (v.32). En las tumbas egipcias y de Palmira, al lado del montículo o túmulo se ponía una estatua del difunto. De este modo, los terrones del torrente que forman su túmulo le resultan dulces
sit ei térra levis, dicen los epitafios latinos , pues contribuyen a su exaltación despues de muerto; lejos de ser un peso, son un adorno (v.33). Un cortejo fúnebre cierra la marcha en su honor; gentes sin número se asocian a las honras del noble y poderoso que ha llevado una vida muelle.
Esta es la realidad de la vida; por tanto, los consuelos ofrecidos por los amigos de Job le resultan vanos e inutiles, ya que
no responden a los hechos que se ven diariamente. 1 Job 16:2. 2 Así según Símaco, Vg., Targ., sir. 3 Job 20:23. 4 Así Vg, Targum, LXX. 5 Cf.
Sal_1:4. 6 Cf.
Job_5:4;
Exo_20:5. 7 Cf.
Eze_18:20. 8 Traducción según las vers. sir. y LXX, seguida por Dhorme y la Bib. de Jér. 9 Cf.
Isa_14:11.