Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 106 (Vg 105): Confesión de las Rebeldías de Israel.
E ste salmo es el reverso del anterior y tiene los visos de proceder de la misma pluma: en el anterior se cantaban los favores de Yahvé para con Israel a través de su historia; aquí se narran las rebeldías reiteradas y las infidelidades del pueblo elegido hacia su Dios:
a la fidelidad de Yahvé a sus promesas hechas a los patriarcas correspondió el pueblo con ingratitudes y rebeldías, que le acarrearon los pertinentes castigos divinos a través de los siglos. Pueblo de dura cerviz, no supo plegarse a las exigencias religiosas y morales de su Dios, celoso y adusto, y reiteradamente se inclinó hacia los cultos paganos, que encontraba más condescendientes con su sensualidad. Sin embargo, Dios está siempre pronto a perdonar, supuesto el arrepentimiento y el cambio de conducta. La intercesión de Moisés fue de gran valor para la reconciliación de Yahvé con su pueblo en la dura etapa del desierto.
En el texto hebreo, este salmo comienza y termina por el
aleluya; es, pues, el primero de los salmos aleluyáticos. 1 Literariamente se caracteriza por el tono de confesión, mientras que el anterior tenía un aire de himno de alabanza. La confusión está incluida entre dos secciones líricas, el preludio (1-5) y la conclusión (47-48), que comprende una plegaria y una doxología para cerrar el cuarto libro del Salterio.
Algunos de los versos del salmo aparecen en
1Cr_96:1-62, y, por otra parte, algunos versos alucien a hechos del destierro y aun posteriores 3. Por ello, comúnmente se sostiene entre los exegetas su origen postexílico.
Preludio: invitación a alabar a Yahvé (1-5).
1
¡Aleluya! Alabad a Yahvé porque es bueno, porque es eterna su piedad. 2
¿Quién podrá contar las gestas de Yahvé y pregonar todos sus loores? 3 Bienaventurados los que observan el derecho, los que obran justicia en todo tiempo. 4
Acuérdate de mí, ¡oh Yahvé! en tu benevolencia hacia tu pueblo; visítame con tu auxilio 5
para que vea la dicha de tus elegidos, y me alegre en el gozo de tu gente, y me gloríe con tu heredad. Con una forma litúrgica estereotipada, comienza el salmista su composición cantando la
piedad de Yahvé para con su pueblo, como va a demostrar en el transcurso del salmo. En el anterior se destacaba su fidelidad a las promesas; aquí, su misericordia y espíritu de indulgencia ante los desvarios de su pueblo4. Y, al considerar las gestas de Yahvé en la historia de Israel, se siente impotente para relatarlas dignamente. Sólo los que se acomodan a sus leyes, observando el
derecho y la justicia, son dignos de participar de sus beneficios.
El salmista se siente vinculado a los destinos de su pueblo, y por eso intercala una súplica personal, pidiendo el divino
auxilio para ser digno de la
benevolencia divina y testigo de la dicha de sus elegidos, rescatados de la cautividad (v.48), como miembros de una nación restaurada en sus plenos derechos históricos.
Las prevaricaciones de Israel en el desierto (6-33).
6
Hemos pecado como nuestros padres; hemos sido malos y perversos. 7
Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas, no recordaron tus muchos favores y se rebelaron contra el Altísimo en el mar Rojo 5
. 8
Pero los salvó por mor de su nombre, para hacer muestra de su poder. 9
Increpó al mar Rojo, y quedó seco, y los hizo andar por los abismos como por el desierto; 10
los salvó de las manos del que los aborrecía, y los redimió del poder del enemigo. 11
Y las aguas sumergieron a sus opresores, no escapando ni uno solo. 12
Entonces dieron fe a sus palabras y cantaron sus alabanzas. 13
Pero bien pronto se olvidaron de sus obras, no confiaron en sus designios. 14
Dejáronse llevar de su concupiscencia en el desierto y tentaron a Dios en la soledad. 15
Y les dio lo que pedían, pero mandó la consunción a sus almas6
. 16
Envidiaron a Moisés en el campamento y a Aarón, el santo de Yahvé. 17
Y se abrió la tierra y se tragó a Datan, y cubrió a los secuaces de Abirón. 18
Y el fuego devoró a su banda; las llamas consumieron a los impíos. 19
Se hicieron un becerro en Horeb y adoraron a un simulacro fundido, 20
y trocaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba. 21
Se olvidaron de Dios, su Salvador, que tan grandes cosas había hecho en Egipto, 22
maravillas en la tierra de Cam, cosas terribles junto al mar Rojo. 23
Y ya hubiera decretado exterminarlos si Moisés, su elegido, rio se hubiese puesto en la brecha ante El para desviar su indignación del exterminio. 24
Despreciaron una tierra deleitosa, no tuvieron confianza en sus palabras. 25
Y murmuraron en sus tiendas y no escucharon la voz de Yahvé. 26
Por eso alzó su mano contra ellos, para postra ríos en el desierto 27
y dispersar a su descendencia entre las gentes 7
y diseminarlos por la tierra. 28
Y se adhirieron a Baal-fegor y comieron los sacrificios de los muertos. 29
Y le provocaron a ira con sus obras; y se difundió entre ellos una mortandad. 30
Levantóse Finés e hizo justicia, y la plaga cesó. 31
Y le fue contado esto a justicia, de generación en generación para siempre. 32
Le irritaron también a propósito de las aguas de Meribá, y le sobrevino mal a Moisés por culpa de ellos, 33
porque exacerbaron su espíritu y habló temerariamente con sus labios. Con palabras de la oración de Salomón el día de la dedicación del templo, expresa el poeta el profundo arrepentimiento que le embarga, y habla en nombre de la nación8. A continuación enumera las rebeldías de Israel en los primeros años de su existencia como nación. Olvidados de los portentos obrados en Egipto, los israelitas empezaron a murmurar contra su Dios por haberlos llevado a un lugar sin salida, con peligro de ser muertos por los soldados del faraón 9; al punto se desplegó la omnipotencia divina, y el mar Rojo se abrió en dos mitades, pudiendo pasar el pueblo a pie enjuto 10 y quedando sumergido el ejército perseguidor 11
. Entonces reconocieron el poder de Yahvé, y le alabaron 12; pero pronto se olvidaron, sin pensar en los
designios divinos sobre ellos en el desierto darles una conciencia religiosa nueva
vinculada a Yahvé como Dios único , y pronto empezaron a murmurar por falta de agua 13 y de comida 14; y
tentaron a su Dios dudando de su poder taumatúrgico 15; les sació, pero esto significó para ellos la muerte, pues por su glotonería excesiva Dios les envió una plaga 16.
Los levitas Datan y Abirón tuvieron celos de los privilegios de Moisés y de Aarón, y se sublevaron contra él; pero Dios abrió la tierra, que se los tragó con sus secuaces 17. Al sumo sacerdote Aarón se le llama
santo de Yahvé por estar especialmente consagrado a su servicio. Los insurrectos se alzaron contra las prerrogativas de éste, alegando que toda la comunidad israelita era
santa, por ser elegida de Dios entre todos los pueblos.
Otro pecado gravísimo el mayor de todos fue la adoración del
becerro de oro junto al monte
Horeb. Es el nombre que en el Deuteronomio se da al Sinaí 18. Con toda ironía el salmista dice que los israelitas cambiaron a Yahvé su
gloria 19 por un
buey que come hierba 20. En
Jer_2:11 se dice: Mi pueblo ha cambiado su
gloria por lo que nada vale. A pesar de los portentos de que habían sido testigos, se olvidaron pronto de Yahvé, que les resultaba una divinidad muy poco condescendiente con sus debilidades. Gracias a la intercesión de Moisés se libraron de la exterminación total. La expresión
se puso en la brecha ante él juega con el símil del que se pone a apuntalar un muro en el que se ha abierto una brecha por la que entran los enemigos asediadores de la ciudad. Aquí el atacante con ánimos de
exterminio es Yahvé. Moisés le salió al paso para conjurar el peligro que se cernía sobre su pueblo 21.
Una nueva falta de los israelitas fue la desconfianza y cobardía de los espías enviados por Josué, los cuales
despreciaron una tierra deleitosa, la de Canaán 22. Según la expresión de los propios exploradores, que traían sus mejores frutos racimos de uvas que traían dos en un palo, granadas e higos , la tierra de los cananeos manaba leche y miel 23; pero, acobardados ante la corpulencia de sus habitantes, aconsejaron no atacar el territorio. La reacción del pueblo fue la de protestar contra Dios por haberlos puesto en aquella coyuntura:
murmuraron en sus tiendas (v.55).
Es la conducta habitual de la generación del desierto 24. Por ello Dios
alzó su mano en señal de juramento contra ellos 25, y los condenó a morir en el desierto: Por mi vida, dice Yahvé, que lo que a mis oídos habéis susurrado, eso haré con vosotros: en este desierto yacerán vuestros cuerpos. De todos vosotros..., ninguno entrará en la tierra que con juramento os prometí por habitación... Vuestros hijos errarán por el desierto cuarenta años, llevando sobre sí vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos se consuman en el desierto. 26
El v.27 está tomado de
Eze_20:23, y alude a las amenazas de
Lev_26:33 y
Deu_28:64, donde se anuncia la dispersión de los israelitas entre las gentes, caso de que sean infieles a su Dios.
La serie de transgresiones se continuó: en
Baal-fegor tomaron parte en el culto de los moabitas 27. La expresión
comieron los sacrificios de los muertos puede significar que participaron en banquetes en honor de los muertos o, simplemente, en los cultos de las divinidades moabitas, que son consideradas por el hagiógrafo como
muertos, sin vida, en contraposición a Yahvé, que es el Dios viviente por excelencia 28. Dios envió en castigo una peste, y Fines traspasó a la espada a los culpables 29. Este acto le fue computado en justicia, y Dios, por ello, le confirmó en el sumo sacerdocio por siempre 30. El incidente de
Meribá tuvo lugar antes del hecho últimamente narrado, y se le pone al final como remate de todas las infidelidades, pues en su desconfianza envolvieron hasta al propio Moisés, que parece dudó de la omnipotencia y misericordia divina 31.
Meriba significa contienda, y se puso este nombre al lugar donde Moisés realizó el milagro del agua sacada de la roca, porque allí contendieron o se quejaron los israelitas contra Yahvé 32. Moisés fue castigado a no entrar en Canaán por la
desconfianza mostrada en aquella ocasión 33. Las palabras del caudillo hebreo en aquella ocasión fueron: ¡Oíd, rebeldes! ¿Podremos nosotros hacer brotar agua de esta roca? Yahvé respondió con el milagro, pero al mismo tiempo, por haber dudado Moisés, le dijo a éste: Porque no habéis creído en mí, santificándome a los ojos de los hijos de Israel, no introduciréis vosotros a este pueblo en la tierra que yo les he dado.34 Por eso dice el salmista:
habló temerariamente con sus labios (v.33).
Transgresiones en Canaán (34-46).
34
No exterminaron a los pueblos, como se lo había mandado Yahvé; 35
antes se mezclaron con las gentes y adoptaron sus costumbres. 36
Y sirvieron a sus ídolos, que fueron para ellos un lazo. 37
Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios; 38
derramaron sangre inocente: la sangre de sus hijos y de sus hijas, sacrificándolos a los ídolos de Canaán, y quedó la tierra contaminada por su sangre. 39
Se contaminaron por sus obras y se prostituyeron con sus acciones. 40
Y se encendió la ira de Yahvé contra su pueblo, y abominó de su heredad. 41
Y los entregó en manos de las gentes, quedando sometidos a los que los odiaban. 42
Y fueron vejados por sus enemigos y doblegados bajo su mano. 43
Muchas veces los libraba, pero ellos le exasperaban con sus veleidades, y eran humillados por sus iniquidades. 44
Mas él vio sus tribulaciones y oyó sus lamentos. 45
Y se acordó de su alianza con ellos, y por su mucha bondad se apiadó de ellos. 46
Y les hizo objeto de sus misericordias en presencia de cuantos los tenían en cautiverio. El espíritu de desobediencia siguió en los israelitas después que se instalaron en la tierra prometida. En primer lugar, no exterminaron a los cananeos, como les había ordenado 35. La comunicación con ellos era peligrosa, pues por tener los hebreos una cultura inferior corrían el riesgo de ser absorbidos por la población cananea. En efeqto, los israelitas al punto se dejaron seducir por sus cultos sensuales, estableciendo relaciones matrimoniales 36. Los cultos idolátricos fueron para ellos un
lazo, en cuanto que los alejaba del culto a Yahvé. Sus desvarios llegaron hasta imitar a los cananeos en los sacrificios humanos a Moloc 37, ofreciendo sus propios hijos, lo que constituía la mayor abominación para la sensibilidad religiosa del yahvismo 38. Por eso la tierra de Canaán
quedó contaminada con estas aberraciones en honor de los
demonios, o espíritus malignos que movían a los adoradores cananeos.
Los israelitas, al adoptar los cultos cananeos, renegaron de Dios, y en este sentido
se prostituyeron, faltando a la fidelidad debida a su Dios. Las relaciones históricas entre Yahvé y su pueblo son frecuentemente representadas con el símil del matrimonio40, y así la infidelidad es considerada como un adulterio41. Por ello,
Dios abandonó a lo que consideraba su
heredad42, y dejó que cayeran
en manos de las gentes (v.41). El salmista parece aludir aquí a los calamitosos tiempos de los jueces, en que los hebreos fueron atacados por los madianitas y filisteos43. Temporalmente humillados y
vejados, fueron reiteradamente salvados por las
intervenciones milagrosas de Yahvé44. Nunca los abandonó totalmente, porque
se acordó de la alianza que con su pueblo había hecho, primero con Abraham, el gran antecesor 45, y después en el Sinaí, con Moisés 46. Esta fue la razón de que los salvara del
cautiverio (v.46). El salmista parece aludir a los días tristes del exilio babilónico.
Súplica final y doxología (47-48).
47
¡Sálvame, Yahvé, Dios nuestro, y reúnenos de entre las gentes, para celebrar tu santo nombre y gloriarnos en tus alabanzas! 48
Bendito sea Yahvé, Dios de Israel, de eternidades en eternidades, y diga todo el pueblo: ¡Amén! ¡Aleluya! Terminada su confesión nacional, que inició en el v.6, el salmista pide el auxilio divino para que el pueblo elegido sea de
nuevo reunido en la tierra santa, donde en el templo de Jerusalén podrán
todos celebrar dignamente su nombre. Supone, pues, esta súplica final que Israel está disperso entre las naciones. Esto nos lleva a los tiempos de la cautividad babilónica o a los posteriores de la diáspora.
El v.48 es una adición del compilador para cerrar el
libro cuarto del Salterio, como lo había hecho con los otros tres anteriores. Por otra parte, la adición del
aleluya final indica que formaba parte de la adaptación litúrgica del salmo, lo que se comprende bien con la cláusula coral:
diga todo el pueblo: ¡Amén!
1 Son los salmos 106; 111-112; 113-118; 135; 136; 146-150. 2 Cf. los v. i.47.48. 3 Véanselos v.4-5.27.41.42.44-47. 4 Cf.
Sal_107:1;
Sal_118:1;
Sal_136:1;
Esd_3:10-11;
1Ma_4:24. 5
Altísimo: corrección verosímil, leyendo
Elyon en vez de
alyam (mar). 6 Así según el TM. Los LXX: saciedad. Cf. Núrn 11:20. 7
Dispersar: corrección, leyendo
lehdphís en lugar de
lehappü del TM (hacer caer). 8 Cf.
1Re_8:47. 9 Cf.
Exo_14:1-12. 10 Cf.
Exo_14:22 11 Cf.
Exo_14:28. 12 Cf.
Exo_14:31. 13 Cf.
Exo_15:243;
Exo_16:2s;
Exo_17:23. 14 Cf.
Num_11:6. 15 Cf. Núm i6:1s;
Sal_78:19. 16 Cf.
Num_11:6. 17 Cf. Núm i6:1s; Dt n,6. 18 Excepto en
Deu_33:2. En
Exo_3:2 se le llama monte de Dios, donde Yahvé se reveló (Dt 4,ios). 19 Cf.
Deu_4:6-8;
Deu_10:21. 20 Cf.
éxo_20:4. Yahvé es la gloria de Israel (
Deu_4:6-8). 21 Cf.
Eze_22:30;
Jer_18:20. 22 Cf.
Num_14:31;
tierra deleitosa (cf.
Jer_3:19;
Zac_7:14). 23 14:28. 24 Cf.
Deu_1:27. 25 Cf.
Exo_6:8;
Deu_32:40;
Eze_20:23. 26
Num_14:28-32. 27
Num_25:23. 28 Cf. Sal irs,4s;
Jer_10:11;
Sab_15:10;
Sab_15:17;
1Co_12:2. 30 Cf.
Num_25:12-13 31 Cf.
Núm_20:24. 29 Cf.
Num_25:7. 32 Cf.
Núm_20:13. 33 Cf.
Deu_1:37;
Deu_3:26. 34 Cf.
Núm_20:10.12. 35 Cf.
Exo_23:32-33;
Exo_34:12s;
Deu_7:2s;
Jue_1:21.27.295; 2:1s. 36 Cf.
Esd_9:2;
Jue_3:5-6. 37 Cf.
Deu_12:31;
Deu_18:9-10. 38 Cf. Ez 16:20-21:31. 40 Cf. Ose.1-3. 41 Cf.
Exo_34:15;
Deu_31:16. 42 Cf.
1Re_8:51; Jer 12 43 Cf.
Jue_2:16-17. 44 Cf. Jue c.4-5 45 Cf.
Gen_12:3; 15:1s. 46 Cf. Ex 24.
Libro Quinto.