I Timoteo 5 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 25 versitos |
1

La familia cristiana

No trates duramente al anciano º. Exhórtalo, más bien, como harías con un padre. Pórtate con los jóvenes como si fueran hermanos. º
2 A las ancianas trátalas como a madres, y a las jóvenes como a hermanas, con toda pureza.
3

Las viudas

Toma en consideración a las viudas, siempre que lo sean de verdad º.
4 Pero si una viuda tiene hijos o nietos, a ellos toca, antes que a nadie, cuidar con dedicación de su propia familia, correspondiendo así a lo que recibieron de sus progenitores; esto es, en efecto, lo que agrada a Dios.
5 En cuanto a la auténtica viuda —la que está sola en el mundo—, ha puesto su esperanza en Dios y vive día y noche ocupada en oraciones y plegarias. º
6 En cambio, la de conducta licenciosa, aunque parezca viva, está muerta.
7 Incúlcales esto para que sean irreprochables.
8 Pues quien no mira por los suyos, especialmente por los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que los infieles.
9 Para que una viuda sea admitida en la asociación correspondiente *, debe tener al menos sesenta años, haber sido esposa de un solo hombre º
10 y gozar de buena fama por haber educado bien a sus hijos, por haber practicado la hospitalidad, por haber atendido solícitamente a los creyentes º y por haber socorrido a los atribulados; en una palabra, por haber practicado toda clase de bien. º
11 Pero no admitas a viudas jóvenes, pues el ansia de placer las aparta de Cristo y las impulsa a contraer nuevo matrimonio,
12 con lo que se hacen culpables al romper su primer compromiso.
13 Además, aprenden a vivir ociosamente y no hacen más que andar de casa en casa; desocupadas como están, viven del comadreo, se entrometen en todo y hablan de lo que no deben. º
14 Así que prefiero que las viudas jóvenes se casen otra vez º, tengan hijos, cuiden de su casa y no den pie a las críticas de nuestros enemigos. º
15 Porque algunas ya se han pervertido siguiendo las huellas de Satanás.
16 Si una creyente º tiene viudas en su familia, que las cuide ella y evite así que se conviertan en carga para la comunidad; de esta manera la comunidad podrá atender a las que son verdaderamente viudas.
17

Los dirigentes

Los presbíteros * que desempeñan con acierto el cargo de dirigentes, merecen una especial consideración º; sobre todo los que se afanan en la proclamación de la palabra y en la enseñanza. º
18 Ya lo dice la Escritura: No pongas bozal al buey que trilla; y también: “El que trabaja tiene derecho a su salario º”. º
19 No aceptes acusación contra un presbítero a no ser que venga avalada por dos o tres testigos. º
20

Consejos a Timoteo

Reprende públicamente a los que pequen. Así escarmentarán los demás.
21 Ante Dios, ante Cristo Jesús y ante los ángeles elegidos º te ruego encarecidamente que cumplas todo esto con imparcialidad, sin dejarte arrastrar por preferencias humanas.
22 No impongas a nadie las manos º demasiado a la ligera, no sea que te hagas responsable de culpas ajenas. Y tú mismo conserva limpia la conciencia.
23 En adelante, no bebas agua sola; mézclala con un poco de vino º para hacer mejor la digestión; ya sabes que con frecuencia sufres indisposiciones.
24 Los pecados de algunos son del dominio público aun antes de ser aireados en juicio; los de otros, en cambio, sólo después del juicio salen a la luz.
25 Así sucede con las acciones: las buenas son de dominio público; las que no lo son, tampoco podrán permanecer ocultas.

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Introducción a I Timoteo

LAS CARTAS PASTORALES


INTRODUCCIÓN


1. Denominación, autenticidad y marco histórico


Desde el siglo XVIII (aunque la denominación se remonta a la Edad Media) se suelen llamar “Cartas Pastorales”, dentro del epistolario paulino, a las dos cartas a Timoteo y la carta a Tito (en adelante se utilizarán preferentemente las abreviaturas 1 Tm; 2 Tm; Tt). La razón del apelativo hay que buscarla en los destinatarios y en el carácter de las mismas. Los destinatarios serían, en efecto, dos cualificados dirigentes — “pastores” — de la primera Iglesia, y las cartas tendrían como objetivo principal ofrecer una serie de orientaciones “pastorales” encaminadas al buen funcionamiento tanto de las iglesias locales de los presuntos destinatarios, como de la comunidad cristiana en general. Las características generales y el contenido básico de las tres cartas presentan tantas coincidencias, incluso en aspectos muy concretos, que aconsejan un tratamiento introductorio conjunto. Lo que no impide que dediquemos también un apartado especial a las peculiaridades y contenido particular de cada carta.


Durante siglos se ha considerado al propio Pablo autor directo e inmediato de estas tres cartas. Las habría dirigido a sus queridos discípulos y colaboradores Timoteo y Tito, a quienes, en un determinado momento de su tarea apostólica, había confiado la dirección de las iglesias de Éfeso y Creta respectivamente (1Ti 1:3; Tit 1:5). Si esto fue realmente así, Pablo habría escrito 1 Tm y Tt entre los años 64-67 d. C. en algún lugar de Asia Menor o Grecia; 2 Tm habría sido redactada durante su segunda (e hipotética) prisión en Roma.


Pero esta manera de ver las cosas ha sido seriamente puesta en duda en los últimos siglos. Es cierto que no todo lo que se ha dicho y escrito contra la autenticidad directamente paulina de las pastorales resulta definitivo y convincente. Sin embargo, las razones contra dicha autenticidad se han ido revelando cada vez más consistentes y en la actualidad apenas podrá encontrarse algún biblista de cierto prestigio que sostenga la hipótesis tradicional. Según esto, el autor de las pastorales (que en general se supone ha sido el mismo para las tres) sería un discípulo de Pablo que conocía muy bien todas las demás cartas atribuidas al Apóstol, incluidas Colosenses, Efesios y segunda a los Tesalonicenses. Las habría escrito a finales de la década de los 80 ó principios de la de los 90 (parece que la carta de Clemente Romano a los corintios, escrita hacia el año 95, ya las conocía) y tendrían como objetivo fundamental mantener vivos una serie de valores y enseñanzas importantes de la tradición paulina, a la vez que los adaptaba a un momento posterior de la vida de la Iglesia.


2. Los destinatarios de las cartas pastorales


Aparentemente estas tres cartas están dirigidas a los dos más asiduos y directos colaboradores de Pablo: Timoteo y Tito. Dos personajes que nos son bien conocidos por las cartas indudablemente auténticas del Apóstol.


Timoteo era natural de Listra, en la Galacia del Sur, hijo de madre judía y padre pagano (ver Hch 16:1-3). Acompañó a Pablo en gran parte de su actividad apostólica y en más de una ocasión debieron compartir la cárcel por causa del mensaje evangélico. Como testifica el mismo Pablo en Flp 2:22, mantuvo siempre con su maestro y padre en la fe unos entrañables lazos de cariño. Prestó al Apóstol toda la colaboración que pudo y supo, pero tal vez no siempre obtuvo el éxito deseado; las páginas del NT dejan traslucir una cierta inexperiencia y falta de habilidad por parte de Timoteo a la hora de llevar a cabo alguna de las misiones encomendadas por Pablo.


Tito, por su parte, era de origen pagano (Gál 2:1-3), acompañó a Pablo en momentos importantes de su misión (asamblea de Jerusalén, estancia en Éfeso) y desempeñó con acierto las delicadas tareas que le encomendó el Apóstol (ver 2Co 7:6-7; 2Co 8:16-17).


Pero si es correcta la hipótesis de la “deuteropaulinidad” de las cartas pastorales — y tiene muchas probabilidades de serlo — , Timoteo y Tito no serían los destinatarios reales de las cartas. En estos dos personajes, tan vinculados a Pablo, el autor de las pastorales (tal vez alguien con responsabilidades directivas en la Iglesia) estaría contemplando a los responsables de las comunidades cristianas de su tiempo — finales del siglo I — . Ellos y sus iglesias, con los problemas y circunstancias de aquel momento concreto, serían los auténticos destinatarios de estas cartas.


3. Características y contenido de las cartas pastorales consideradas en conjunto


Las pastorales revelan, sin duda, un profundo conocimiento de la vida y la doctrina de Pablo. Su autor utiliza ampliamente el resto de las cartas paulinas. Pero tanto la figura del Apóstol como su enseñanza presentan en las pastorales unas perspectivas notablemente distintas en relación con las cartas indiscutidas de Pablo. En primer lugar, la imagen misma del Apóstol es diferente: el Pablo de las pastorales es una figura altamente idealizada: ya no sólo su palabra es anuncio, lo es también su persona y su vida. Nadie discute ni tiene necesidad de defender la autoridad de Pablo. Su evangelio es el de Jesucristo y punto (ver 1Ti 1:1; 1Ti 1:11; 2Ti 1:1; Tit 1:3). En segundo lugar, las pastorales parecen reflejar una situación de la Iglesia claramente posterior a los años 50-60 d. C. Estamos ya ante una Iglesia bastante organizada — no se menciona la existencia de carismas — que debe preocuparse no tanto de recibir el mensaje, cuanto de conservarlo celosamente y transmitirlo con fidelidad como un “depósito” precioso (1Ti 1:19; 1Ti 3:9; 1Ti 6:14; 1Ti 6:20; 2Ti 1:14; 2Ti 2:2; 2Ti 3:3; Tit 2:1). El autor de estas cartas quiere también recordar las exigencias de la fe a unos cristianos que tal vez habían perdido el primitivo fervor y estaban siendo presa de una cierta mediocridad. Los temas de Cristo, la Iglesia y la salvación, tan característicos de Pablo, siguen siendo centrales, pero con nuevos matices en función de las nuevas circunstancias de la Iglesia. Es, finalmente, característica singular de las cartas pastorales la recomendación de una serie de valores y virtudes humanas (hospitalidad, laboriosidad, sobriedad, constancia, amabilidad, control de sí mismo, fidelidad, etc.) que tratan de tender puentes entre el mensaje cristiano y la cultura helenista entonces imperante.


El estilo y el vocabulario de las Cartas Pastorales son a la vez parecidos y diferentes en relación con el resto de los escritos paulinos. Las palabras nuevas son numerosas y, algunas que no lo son, se utilizan con sentido diverso. La expresión es sobria, fluida y sencilla, pero carece del vigor y la garra de las cartas protopaulinas. A la exposición narrativa, a la presencia de plegarias emocionadas y exhortaciones paternales, suceden los imperativos (que son innumerables) y las órdenes tajantes que apenas dejan resquicio al diálogo. En concreto, los adversarios de la auténtica doctrina cristiana — la enseñada por Pablo — son rechazados sin contemplaciones con una serie de epítetos absolutamente descalificantes (1Ti 1:6; 1Ti 1:19-20; 1Ti 4:1-3; 1Ti 6:5; 1Ti 6:10; 1Ti 6:21; 2Ti 2:14; 2Ti 2:18; 2Ti 4:4; Tit 1:10; Tit 1:14; Tit 1:16; Tit 3:10).


4. Peculiaridades de cada una de las cartas pastorales


a) Primera carta a Timoteo. Contenido y estructura.


Es la más extensa de las tres cartas y en ella el autor instruye a sus lectores, representados en Timoteo, sobre los siguientes temas principales: a) normas relativas a la organización de la comunidad cristiana y a los responsables de ella; b) actitud frente a los falsos maestros que difunden doctrinas erróneas; c) modo cristiano de comportarse dentro de la Iglesia en las distintas circunstancias y situaciones. Estos tres temas se encuentran entrelazados dentro de la carta, y reaparece en distintas partes del texto. Resulta, por tanto, difícil establecer una estructura mínimamente sistemática. Podemos, no obstante, avanzar el siguiente itinerario temático de la carta:


— Introducción (1Ti 1:1-2)


I. — INSTRUCCIONES ACERCA DE LA IGLESIA Y DE SUS MINISTROS (1Ti 1:31Ti 3:16)


II. — INSTRUCCIONES PERSONALES A TIMOTEO (1Ti 4:1-161Ti 6:1-21)


b) Segunda carta a Timoteo. Género literario y estructura.


Destaca en esta segunda carta a Timoteo su acento profundamente personal. Si los datos biográficos sobre Pablo (2Ti 1:8; 2Ti 1:15-18; 2Ti 4:6; 2Ti 4:9-18; 2Ti 4:20) han de considerarse como básicamente históricos, habría que pensar en una segunda prisión romana de Pablo hacia los años 65-67 d. C. y, por tanto, en un período de actividad misionera del Apóstol en la primera parte de la década de los 60. Precisamente durante estos años — entre la primera y la segunda prisión romana Pablo — habría tenido ocasión de realizar su proyecto de anunciar el evangelio en España (ver Rom 15:28). Pero no hay que descartar el que este marco histórico sea, al menos en parte, creación del autor de la carta, quien de esta manera presenta a Pablo, que está a punto de morir, redactando una especie de testamento espiritual.


En cualquier caso, esta segunda carta, que tiene muchos puntos de contacto con la primera, es toda ella una vibrante y apasionada invitación a la fidelidad más allá de cualquier sufrimiento o dificultad: fidelidad al ministerio recibido, fidelidad a la enseñanza recibida, fidelidad a Jesucristo y su mensaje por encima de todo. Algunos miembros de la comunidad han sido particularmente fieles (2Ti 1:15-18). Y lo ha sido sobre todo el propio Pablo (2Ti 4:6-8). Se pueden distinguir en la carta los siguientes momentos temáticos:


— Introducción (2Ti 1:1-5)


I. — PRIMERA INVITACIÓN A LA FIDELIDAD (2Ti 1:62Ti 2:13)


II. — FIRMEZA ANTE LAS FALSAS DOCTRINAS Y LAS DIFICULTADES (2Ti 2:142Ti 3:9)


III. — NUEVA INVITACIÓN A LA FIDELIDAD, CON PABLO COMO EJEMPLO (2Ti 3:102Ti 4:8)


IV. — ENCARGOS Y RECOMENDACIONES (2Ti 4:9-18)


— Conclusión (2Ti 4:19-22)


c) Carta a Tito. Contenido y estructura.


Esta carta, supuestamente dirigida a Tito (el destinatario o destinatarios reales pueden ser otros, como se ha indicado más arriba), tiene una especial semejanza con la primera carta a Timoteo. Tanto el contenido como la finalidad son prácticamente los mismos en ambas cartas. Igualmente el marco histórico (real o ficticio según sea la hipótesis que se sostenga sobre la autenticidad) es con toda probabilidad más o menos idéntico. La principal diferencia radica, tal vez, en la extensión: la carta a Tito es notablemente más breve; podríamos decir que es una especie de resumen de 1 Tm.


El autor de la carta a Tito trata, pues, de dar normas para el buen funcionamiento de la comunidad cristiana; alerta ante la presencia de propagadores de falsas doctrinas; y hace las oportunas recomendaciones para que la vida cristiana se desarrolle con pujanza y fidelidad al mensaje evangélico. Todo ello sobre la base de que Jesucristo es el único fundamento de nuestra salvación (Tit 2:11-14) y de que la acción del Espíritu nos hace nacer a una vida nueva a través del agua bautismal (Tit 3:5-6) constituyéndonos herederos de la vida eterna (Tit 3:7).


Podemos establecer el siguiente itinerario temático de la carta:


— Introducción (Tit 1:1-4)


I. — NORMAS PARA LA ELECCIÓN DE RESPONSABLES EN LA IGLESIA (Tit 1:5-9)


II. — FALSOS MAESTROS Y FALSAS DOCTRINAS (Tit 1:10-16)


III. — RECTA CONDUCTA CRISTIANA Y SUS FUNDAMENTOS DE LA MISMA (Tit 2:1Tit 3:7)


IV. — CONSEJOS PARTICULARES A TITO (Tit 3:8-11)


— Conclusión (Tit 3:12-15)


Fuente:

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Notas

I Timoteo 5,1— anciano: Lit. presbítero. Ver nota a 1Ti 3:1-2. Sin embargo, lo mismo que sucede en 1Ti 4:6 con el término diácono, también aquí el contexto pide que la palabra presbítero conserve el significado originario de persona de avanzada edad.


I Timoteo 5,1Lev 19:32.
I Timoteo 5,3— viudas, siempre que lo sean de verdad: Es decir, las que están privadas de todo apoyo familiar (que en aquella época eran con frecuencia numerosas) y que, por tanto, necesitan la ayuda de la comunidad cristiana.
I Timoteo 5,5Luc 2:37; Luc 18:7.
I Timoteo 5,9— asociación correspondiente: Grupo organizado de viudas cristianas que reciben ayuda de la comunidad (ver nota precedente) con determinados deberes y tareas dentro de la misma.

— esposa de un solo hombre. Lit. mujer de un solo hombre. Otra posible traducción: haber estado casada una sola vez).
I Timoteo 5,10— atendido solícitamente a los creyentes: Lit. lavado los pies a los santos. Expresión basada en una antigua costumbre con la que se recibía a los huéspedes que habían hecho un largo camino y traían los pies sucios y doloridos. Con el tiempo pasó a significar la acogida hospitalaria y cordial que se dispensa a alguien. Para el término santos y su traducción por creyentes, ver nota a Rom 1:7.
I Timoteo 5,10Heb 13:2.
I Timoteo 5,132Ts 3:11.
I Timoteo 5,141Co 7:9.
I Timoteo 5,14— que las viudas jóvenes se casen otra vez: El texto griego dice lit. que las jóvenes se casen; es evidente, sin embargo, que el contexto indica que se trata de viudas.
I Timoteo 5,16— una creyente: Algún ms. dice: un creyente; y bastantes otros, entre ellos alguno de valor, dicen: si un creyente o una creyente.
I Timoteo 5,171Ti 4:14; 1Pe 5:1; (ver 1Co 16:18; Flp 2:29; 1Ts 5:12).
I Timoteo 5,17— los presbíteros: Ver notas a 1Ti 3:1-2 y 1Ti 4:14.

— especial consideración: Lit. un doble honor. Otra posible traducción, si se entiende en sentido de compensación material, sería: una doble retribución.
I Timoteo 5,18— al buey que trilla... derecho a su salario: La primera frase es una cita de Deu 25:4; la segunda, en cambio, no aparece en el AT, pero sí, al pie de la letra, en Luc 10:7 y casi al pie de la letra en Mat 10:10. ¿Era conocido ya para el autor de esta carta el tercer evangelio (atribuido a Lucas) al que califica de “Escritura”?.
I Timoteo 5,18Deu 25:4; Mat 10:10; Luc 10:7; 1Co 9:9; 1Co 9:14.
I Timoteo 5,19Deu 17:6; Deu 19:15; Mat 18:16; 2Co 13:1; Heb 10:28.
I Timoteo 5,21— ángeles elegidos: Puede que sean designados así en oposición a los ángeles caídos de 2Pe 2:4 y Jud 1:6.
I Timoteo 5,22— no impongas las manos: Gesto muy utilizado en la cultura religiosa semita y que podía significar distintas cosas según las circunstancias (ver Lev 9:22; Lev 16:21; Mat 8:3; Mat 9:18; Mat 16:18; Mat 19:13-15; Mar 5:23; Mar 6:5; Mar 7:32; Mar 8:23; Mar 8:25; Luc 4:40; Luc 13:13; Hch 6:6; Hch 8:17-19; Hch 9:12; Hch 9:17; Hch 13:3; Hch 19:6; Hch 28:8). En el presente pasaje puede referirse a la consagración para un ministerio eclesial específico (ver 1Ti 4:14 y 2Ti 1:6), o bien a un rito de reconciliación con la comunidad por parte de un pecador creyente convertido.
I Timoteo 5,23— un poco de vino: En otras ocasiones se condena con dureza el abuso del vino (1Ti 3:3; 1Ti 3:8; 1Ti 3:11; 1Co 11:21-22; Tit 1:7; ver también Pro 20:1; Pro 23:29-35).