Lucas 9 Biblia Hispanoamericana de la Nueva Evangelización (Sociedad Bíblica, 2015) | 62 versitos |
1

Misión de los Doce

(Mt 10:5-15; Mc 6:7-13)

Jesús reunió a los Doce * y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios º y para curar enfermedades. º
2 Los envió a anunciar el reino de Dios y a curar a los enfermos. º
3 Les dijo: — No lleven nada para el camino: ni bastón, ni zurrón, ni pan, ni dinero. Ni siquiera dos trajes.
4 Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que salgan del lugar.
5 Si en algún pueblo no quieren recibirlos, salgan de allí y sacudan el polvo pegado a sus pies º, como testimonio contra esa gente. º
6 Ellos salieron y recorrieron todas las aldeas, anunciando por todas partes el mensaje de salvación º y curando a los enfermos.
7

Desconcierto de Herodes

(Mt 14:1-2; Mc 6:14-16)

Cuando Herodes, que gobernaba en Galilea º, se enteró de todo lo que estaba sucediendo, se quedó desconcertado, porque algunos decían que Juan el Bautista había resucitado de entre los muertos. º
8 Otros decían que se había aparecido el profeta Elías; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado.
9 Pero Herodes dijo: — Yo mandé decapitar a Juan. ¿Quién podrá ser ese de quien cuentan tales cosas? Y andaba buscando la ocasión de conocerlo.
10

Los Doce regresan de la misión

(Mc 6:30-32)

Cuando volvieron los apóstoles, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Jesús se los llevó aparte, a un pueblo llamado Betsaida º. º
11 Pero la gente se dio cuenta y lo siguió. Jesús los acogió, les habló del reino de Dios y curó a los enfermos.
12

Jesús da de comer a más de cinco mil personas

(Mt 14:13-21; Mc 6:33-44; Jn 6:1-14)

Al comenzar a declinar el día, los Doce se acercaron a Jesús y le dijeron: — Despide a toda esa gente para que vayan a las aldeas y caseríos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en despoblado.
13 Jesús les contestó: — Denles de comer ustedes mismos. Ellos replicaron: — Nosotros no tenemos más que cinco panes y dos peces, a menos que vayamos y compremos comida para toda esta gente.
14 Eran unos cinco mil hombres º. Jesús dijo a sus discípulos: — Hagan que se recuesten en grupos como de cincuenta personas.
15 Ellos siguieron sus instrucciones, y toda la gente se recostó.
16 Luego Jesús tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, los bendijo, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que los distribuyeran entre la gente.
17 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron doce cestos llenos de trozos sobrantes.
18

Declaración de Pedro acerca de Jesús

(Mt 16:13-20; Mc 8:27-30)

En una ocasión en que Jesús se había retirado para orar a solas, los discípulos fueron a reunirse con él. Jesús, entonces, les preguntó: — ¿Quién dice la gente que soy yo? º
19 Ellos contestaron: — Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías º; y otros, que uno de los antiguos profetas que ha resucitado. º
20 Jesús insistió: — Y ustedes, ¿quién dicen que soy? Entonces Pedro declaró: — ¡Tú eres el Mesías º enviado por Dios!
21 Jesús, por su parte, les encargó encarecidamente que a nadie dijeran nada º de esto.
22

Jesús anuncia por primera vez su muerte y su resurrección

(Mt 16:21-18; Mc 8:31—9:1)

Les dijo también: — El Hijo del hombre º tiene que sufrir mucho; va a ser rechazado por los ancianos del pueblo, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley que le darán muerte; pero al tercer día resucitará. º
23 Y añadió, dirigiéndose a todos: — Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme. º
24 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por causa de mí, ese la salvará. º
25 ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si él se pierde o se destruye a sí mismo?
26 Pues bien, si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga rodeado de su gloria, de la gloria del Padre y de la de los santos ángeles. º
27 Les aseguro que algunos de los que están aquí no morirán sin antes haber visto el reino de Dios.
28

Transfiguración de Jesús

(Mt 17:1-8; Mc 9:2-8)

Unos ocho días después de esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago y subió al monte a orar.
29 Y sucedió que, mientras Jesús estaba orando, cambió el aspecto de su rostro y su ropa se volvió de una blancura resplandeciente.
30 En esto aparecieron dos personajes que conversaban con él. Eran Moisés y Elías, º
31 los cuales, envueltos en un resplandor glorioso, hablaban con Jesús de lo que estaba a punto de sucederle en Jerusalén º. º
32 Pedro y sus compañeros se sentían cargados de sueño, pero se mantuvieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos personajes que estaban con él. º
33 Luego, mientras estos se separaban de Jesús, dijo Pedro: — ¡Maestro, qué bien estamos aquí! Hagamos tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. En realidad, Pedro no sabía lo que decía.
34 Aún estaba hablando Pedro, cuando quedaron envueltos en la sombra de una nube º, y se asustaron al verse en medio de ella.
35 Entonces salió de la nube una voz que decía: — Este es mi Hijo elegido. Escúchenlo. º
36 Todavía resonaba la voz cuando Jesús se encontró solo. Los discípulos guardaron silencio y por entonces no contaron a nadie º lo que habían visto.
37

Curación de un muchacho poseído por el demonio

(Mt 17:14-18; Mc 9:14-27)

Al día siguiente, cuando bajaron del monte, mucha gente salió al encuentro de Jesús.
38 De pronto, un hombre de entre la gente gritó: — ¡Maestro, por favor, mira a mi hijo, que es el único que tengo!
39 Un espíritu maligno se apodera de él y de repente comienza a gritar; luego lo zarandea con violencia, haciéndole echar espuma por la boca º y, una vez que lo ha destrozado, a duras penas se aparta de él.
40 He rogado a tus discípulos que lo expulsen, pero no han podido.
41 Jesús exclamó: — ¡Gente incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo habré de estar con ustedes y soportarlos? Trae aquí a tu hijo.
42 Cuando el muchacho se acercaba a Jesús, el demonio lo derribó al suelo y le hizo retorcerse. Jesús, entonces, increpó al espíritu impuro º, curó al muchacho y lo devolvió a su padre.
43 Y todos se quedaron atónitos al comprobar la grandeza de Dios.

Jesús anuncia por segunda vez su muerte

(Mt 17:22-23; Mc 9:30-32)

Mientras todos seguían admirados por lo que Jesús había hecho, él dijo a sus discípulos:
44 — Escúchenme bien y no olviden esto: el Hijo del hombre está a punto de ser entregado en manos de los hombres.
45 Pero ellos no comprendieron lo que les decía; todo les resultaba enigmático de modo que no lo entendían. Y tampoco se atrevían a pedirle una explicación. º
46

El más importante en el Reino

(Mt 18:1-5; Mc 9:33-37)

Los discípulos comenzaron a discutir quién de ellos era el más importante. º
47 Pero Jesús, que se dio cuenta de lo que estaban pensando, tomó a un niño, lo puso a su lado
48 y les dijo: — El que reciba en mi nombre a este niño, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe al que me ha enviado. Porque el más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante. º
49

Quien no está contra ustedes, está a favor de ustedes

(Mc 9:38-40)

Juan le dijo: — Maestro, hemos visto a uno que estaba expulsando demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de los nuestros. º
50 Jesús le contestó: — No se lo prohiban, porque el que no está contra ustedes, está a favor de ustedes. º
51

IV.— CAMINO HACIA JERUSALÉN (9:51—19:28)

Los samaritanos rechazan a Jesús

Cuando ya iba acercándose el tiempo de su Pascua º, Jesús tomó la firme decisión de dirigirse a Jerusalén.
52 Envió por delante mensajeros que entraron en una aldea de Samaría º para prepararle alojamiento. º
53 Pero como Jesús se dirigía a Jerusalén, los samaritanos se negaron a recibirlo.
54 Al ver esto, los discípulos Santiago y Juan dijeron: — Señor, ¿ordenamos que descienda fuego del cielo y los destruya? º
55 Pero Jesús, encarándose con ellos, los reprendió con severidad.
56 Y se fueron a otra aldea.
57

Condiciones del discipulado

(Mt 8:19-22)

Mientras iban de camino, dijo uno a Jesús: — Estoy dispuesto a seguirte adondequiera que vayas.
58 Jesús le contestó: — Las zorras tienen guaridas y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre ni siquiera tiene dónde recostar la cabeza.
59 A otro le dijo: — Sígueme. A lo que respondió el interpelado: — Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre. º
60 Jesús le contestó: — Deja que los muertos entierren a sus muertos º. Tú dedícate a anunciar el reino de Dios.
61 Otro le dijo también: — Estoy dispuesto a seguirte, Señor, pero permíteme que primero me despida de los míos.
62 Jesús le contestó: — Nadie que ponga su mano en el arado y mire atrás es apto para el reino de Dios.

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Introducción a Lucas

INTRODUCCIÓN


1. Primera parte de una historia en dos volúmenes


El tercer evangelio o evangelio de Lucas (en adelante se utilizará preferentemente la abreviatura Lc) constituye, en realidad, la primera parte de una obra más extensa que tiene su continuación natural en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Que el autor de ambos escritos sea el mismo, apenas nadie lo pone actualmente en duda. Ambos comienzan con un prólogo-dedicatoria muy semejante que, además, es único en los libros del NT (Luc 1:1-4; Hch 1:1-2); ambos hacen gala de un vocabulario y unos recursos estilísticos muy parecidos y muy peculiares dentro del resto de la literatura neotestamentaria; ambos presentan una línea de pensamiento notablemente homogénea. Lo que ya no es tan seguro, es si desde el principio formaron una única obra o bien existió un intervalo más o menos amplio de tiempo entre la composición de las dos partes de la obra. Si se escribió como un todo, alguien la habría separado más tarde en dos libros por razones prácticas, tal vez para colocar los cuatro evangelios seguidos. Sea lo que haya sido el proceso, no deja de ser significativa la evidente simetría de composición entre la primera y la segunda parte de la obra: mientras el evangelio refiere el camino de Jesús hacia Jerusalén, donde tiene lugar la Pascua del Señor como centro del tiempo, el libro de los Hechos recorre el camino inverso, a saber, de Jerusalén hasta los confines de la tierra.


En este sentido, el proyecto de Lc es tan genial como el de Mc al componer por primera vez un evangelio. Por eso, para una lectura y una inteligencia correcta del tercer evangelio, es preciso tener en cuenta la obra completa como marco de referencia. Ahora, sin embargo, nos centramos en la primera parte de la obra, en el evangelio, que tiene en común con los otros evangelios el ser ante todo un testimonio de fe en Jesús de Nazaret, el ser un mensaje de salvación sin menoscabo de una sólida base histórica que el evangelista reclama para su obra desde el comienzo mismo del relato (Luc 1:1-4).


El objetivo, pues, de Lc es a la vez didáctico e histórico. Se trata de proporcionar al lector un fundamento firme de la fe ya poseída y de hacerlo con los métodos y las formas que se usaban en la cultura helenística del tiempo. Un mundo y una cultura representados, sin duda, en Teófilo, el desconocido personaje de ambas dedicatorias (Luc 1:3 y Hch 1:1).


2. Marco histórico de Lucas. El autor y su comunidad


Desde los orígenes mismos del cristianismo, de forma unánime y sin interrupción, el tercer evangelio ha sido atribuido a Lucas, un cristiano de origen no judío al que el NT menciona en tres ocasiones (Flm 1:24, Col 4:14; 2Ti 4:11). Una primera tradición habla de él como médico; otra, más tardía y menos fundamentada, como pintor. En todo caso se trata de un magnífico conocedor de la lengua griega, muy familiarizado también con la Biblia griega de los LXX, y con una gran sensibilidad — como corresponde a un buen historiador — para conectar los acontecimientos de la historia profana con los de la historia religiosa que quiere contar (Luc 1:5; Luc 2:1-3; Luc 3:1-2). Esta singular personalidad no podrá menos de dejar huellas profundas en la redacción final de su obra.


Pero tan importante o más que el autor del evangelio, puede ser la comunidad cristiana que está detrás de él. Porque los evangelios en general, y el de Lc en particular, son el resultado de un diálogo entre la comunidad creyente, por una parte, con sus problemas, sus inquietudes, sus preguntas, sus esperanzas, sus deficiencias, sus logros, sus desánimos y sus entusiasmos, y por otra, el redactor — también creyente — que comparte todas esas experiencias y quiere iluminarlas desde los recuerdos de la vida de Jesús. A falta de otras fuentes de información, será sobre todo una lectura inteligente y atenta del propio evangelio la que proporcione pistas suficientes para identificar las peculiaridades de la comunidad o comunidades desde las que Lc escribe — y para las que escribe — su evangelio. Peculiaridades que podríamos concretar en las siguientes:


— Se trata de comunidades de origen fundamentalmente pagano, situadas tal vez en la órbita paulina, pero en las que la polémica judeocristiana ya no es un problema importante, y en las que predomina un ambiente conciliador. La relación Lucas-Pablo, muy subrayada en tiempos pasados, tal vez no sea tan estrecha como pudiera parecer a primera vista.


— Comunidades abiertas a la cultura grecorromana, deseosas de un sincero diálogo con el mundo pagano y en busca, por tanto, de un puesto dentro del Imperio.


— Comunidades, sin embargo, que se consideran al mismo tiempo legítimas herederas de las promesas hechas a Israel.


— Comunidades, en fin, que deben afrontar los problemas típicos de la segunda generación cristiana (cansancio, permanente seducción del paganismo, debilitamiento de la fe, tentación de dar marcha atrás, falta de responsabilidad en los guías de la comunidad) y en las que el clima de fraternidad y el impulso misionero del primer momento han entrado, al menos parcialmente, en crisis. Comunidades, por tanto, necesitadas de conversión y de perdón.


Para comunidades marcadas por estas características, envueltas en estos problemas y preocupadas por estas necesidades, escribe Lucas su evangelio en el último cuarto del siglo I. Lo más probable es que la redacción haya tenido lugar en la década de los ochenta, aunque no faltan quienes siguen proponiendo una fecha anterior. Sobre el lugar concreto de composición no existen indicaciones precisas, aunque prácticamente todos coinciden en situarlo fuera de Palestina.


3. Proceso de composición y características literarias


En el pórtico mismo del relato, Lucas manifiesta su intención de escribir una historia ordenada y bien documentada (Luc 1:3). El evangelista, pues, se presenta a sí mismo como un narrador que se ha preocupado de recoger abundantes materiales sobre un tema concreto y que luego los utiliza cuidadosamente para componer un relato coherente de los acontecimientos que quiere referir. El tema es el mensaje salvador de Jesús de Nazaret. Las fuentes de información son de tres clases. En primer lugar, Lucas utiliza el evangelio de Mc como base, en más de una tercera parte de lo que él mismo escribe. En segundo lugar, se sirve de una fuente (probablemente escrita) que contenía sólo palabras de Jesús y que fue también conocida y utilizada por Mt; es la llamada “fuente de dichos” (o Documento Q), y ocupa algo más de una cuarta parte del tercer evangelio. Finalmente, la tercera parte restante procede de informes y noticias que Lc recabó por su cuenta; entre este último material hay que destacar el evangelio de la infancia (Luc 1:1-80Luc 2:1-52), algunas de las más bellas e importantes parábolas (Luc 10:30-37; Luc 15:8-32; Luc 16:1-8; Luc 16:19-31; Luc 18:1-14) y varios episodios en el relato de la pasión-resurrección (Luc 22:35-38; Luc 23:6-12; Luc 23:27-31; Luc 23:39-43; Luc 24:13-35).


A todo este material, Lc le imprime su fuerte personalidad de escritor formado en la cultura helenística. El resultado es una redacción con estas peculiaridades:


a) Aunque construye su relato sobre el esquema de Mc y en general sigue fielmente el orden y la disposición de la fuente original, hay algunas excepciones significativas. Sobre todo llama poderosamente la atención la importancia que Lc concede al “camino de Jesús desde Galilea a Jerusalén” que ocupa diez capítulos en el tercer evangelio (Luc 9:51Luc 19:28) y sólo dos en Mt y uno en Mc (Mat 19:1Mat 20:3; Mar 10:1-52). Parece claro que más allá de consideraciones geográficas, Lc quiere destacar la dimensión teológico-didáctica de este camino-viaje hacia Jerusalén.


b) Lc incorpora a su evangelio la mayor parte del material de Mc; pero no duda en prescindir de lo que considera poco asequible a sus lectores, poco favorable a Jesús, o bien entiende que es superfluo al tratarse de algo que figura ya en otro contexto. Al contrario, tampoco se priva de añadir aquello que considera conveniente para la precisión y la claridad.


c) Su particular talante de historiador lleva a Lc a situar la historia de Jesús en el marco de la historia profana y religiosa de su época (Luc 2:1-2; Luc 3:1-38; Luc 1:1-80; Luc 2:1-52) y a dividir el tiempo de esta historia en períodos netamente delimitados con la consiguiente concentración temática en torno a un personaje (María, Juan, Jesús) o un acontecimiento (anuncio en Galilea, viaje hacia Jerusalén, culminación de la historia sin salir de Jerusalén).


d) Geográficamente, Lc centra todo el relato en Jerusalén: el evangelio comienza y termina en el Templo de Jerusalén (Luc 1:8-10; Luc 24:52-53); durante el viaje de Galilea a Judea el único lugar geográfico que se menciona es Jerusalén; las apariciones de Pascua tienen lugar únicamente en Jerusalén; la última tentación de Jesús en Luc 4:1-13 tiene lugar, a diferencia de Mat 4:1-11, en el marco del Templo de Jerusalén. Todo esto indica que Jerusalén es para Lc el centro geográfico y sobre todo teológico de la historia de la salvación.


e) En cuanto a la lengua y al estilo, ya desde los primeros siglos se ha considerado al griego de Lc como uno de los más cuidados y elegantes del NT. Conoce los recursos estilísticos tanto semitas como helenísticos, domina las técnicas que ayudan a una presentación viva y agradable de los materiales, hace gala de un vocabulario rico y abundante. Pero en Lc, la lengua está al servicio de la fe; por eso, aunque sabía y podía escribir con notable perfección, como lo pone de manifiesto en el prólogo (Luc 1:1-4), por lo general renuncia a escribir la historia evangélica en un griego estilísticamente perfecto. Dos principales razones debieron impulsarle a ello: fidelidad a las fuentes y también coherencia con el mensaje que no estaba destinado sólo a sabios y eruditos, sino también a gente sencilla y poco cultivada.


Resumiendo, esta singular manera de componer propia de Lc, pretende ofrecer — sin apartarse del género literario “evangelio” inaugurado por Mc — una visión propia del hecho cristiano, destinada tanto a confirmar la fe de los creyentes como a facilitar la conversión de los paganos.


4. Contenido teológico


El hilo teológico conductor de la obra de Lucas en conjunto, y del evangelio en particular, es sin duda el tema de la salvación. Un tema que, en el momento de escribirse el evangelio, es también clave en el mundo helenístico. En una sociedad necesitada de salvación, sedienta de salvación y dispuesta a aceptar cualquier sucedáneo de ella, Lc proclama que Dios ha hecho presente su plan salvador en Jesús de Nazaret, centro y Señor de la historia. Cualquier otra oferta que pueda llegar desde las estructuras del Imperio es pura ilusión.


En Jesús, efectivamente, se cumplen y alcanzan su punto culminante las promesas y las acciones salvíficas de Dios presentes en el AT (Luc 1:68-71; Luc 1:77). En su nacimiento, es anunciado como Mesías, como Señor, pero sobre todo como Salvador (Luc 2:11). Su actividad misionera por los caminos de Palestina se centrará en liberar y salvar, tanto física como espiritualmente, a cuantos lo necesiten y estén dispuestos a acoger con fe esta salvación (Luc 7:50; Luc 8:36; Luc 8:48; Luc 17:19; Luc 18:42; Luc 19:9-10), que tiene en última instancia una dimensión escatológica (Luc 9:24; Luc 13:23; Luc 18:26).


La realización de este plan salvador de Dios a través de Jesucristo es descrita por Lc como un camino por recorrer. Juan el Bautista es anunciado como el que viene a preparar los caminos del Señor (Luc 1:76) y más adelante se presenta a sí mismo como el que allana esos caminos (Luc 3:4-5). María, la madre de Jesús, se pone en camino a toda prisa (Luc 1:39). Jesús enseña el camino de Dios (Luc 20:21) y lo recorre personalmente hasta sus últimas consecuencias (Luc 18:31-32). El significativo papel que desempeña en el evangelio de Lc su parte central, es decir el viaje desde Galilea a Jerusalén (Luc 9:51Luc 19:28), y las repetidas menciones o alusiones que allí se hacen al camino (Luc 9:51; Luc 9:53; Luc 9:57; Luc 10:38; Luc 13:22; Luc 17:11; Luc 19:28), constituye todo un símbolo de la importancia que la perspectiva del camino como realidad teológico-didáctica tiene en el tercer evangelio.


Un camino, por lo demás, que ha de ser recorrido por la Iglesia, comunidad de salvación, bajo la acción imparable del Espíritu Santo, singularmente presente en la obra de Lucas, tanto en el evangelio (Luc 1:15; Luc 1:35; Luc 1:41; Luc 1:67; Luc 2:25-27; Luc 3:22; Luc 4:1; Luc 4:14-18; Luc 10:21; Luc 11:13; Luc 12:10) como en el libro de los Hechos donde es abundante la presencia del Espíritu. Un camino de salvación sobre todo para los más necesitados e indefensos: niños, mujeres, extranjeros, enfermos, pecadores, cualquier ser humano que se sienta desheredado de la fortuna y del amor. El manifiesto interés de Lc por esta clase de personas revela que su evangelio es verdaderamente el evangelio de la ternura y la misericordia entrañable de Dios Padre que se ha hecho visible y operante en Jesucristo (Luc 7:11-17; Luc 7:36-50; Luc 15:1-32; Luc 19:1-10).


A todo esto deberíamos unir: la llamada urgente y general a la conversión, la insistencia en el desprendimiento y la renuncia como condición indispensable para seguir a Jesús en el camino del Reino, la permanente invitación a orar siempre sin desfallecer y la experiencia de una alegría incontenible ante la presencia de las realidades salvíficas. Con ello tendremos el perfil aproximado de un evangelio cuya lectura no puede menos de impactar también a cualquier lector contemporáneo, tanto por su exquisita sensibilidad literaria, como por su contenido excepcional.


5. Estructura del tercer evangelio


De lo dicho hasta aquí sabemos que cuando Lucas redacta su evangelio existían ya otros relatos similares, sobre todo el de Mc, al que Lucas sigue de cerca. Pero las dotes y las peculiaridades que ya conocemos del tercer evangelista, y su propósito de proceder ordenadamente en la exposición de los hechos (Luc 1:3), han contribuido a producir una obra muy bien ensamblada en la que las diversas etapas del ministerio de Jesús revisten una especial claridad y concrección. Conviene recordar, al respecto, la tendencia de Lucas a dividir la historia en períodos (tiempo de Israel, tiempo de Cristo, tiempo de la Iglesia), la singular importancia y extensión que concede al viaje-camino desde Galilea a Jerusalén, y la insistencia en considerar a Jerusalén como centro geográfico-teológico de toda la historia de la salvación.


Con estas premisas, podemos señalar para el evangelio de Lc el siguiente itinerario de lectura:


— Introducción (Luc 1:1-4)


I. — RELATOS DE LA INFANCIA (Luc 1:5Luc 2:52)


- Anuncio del nacimiento de Juan y Jesús (Luc 1:5-56)


- Nacimiento de Juan y Jesús (Luc 1:57Luc 2:21)


- Episodios de la infancia de Jesús (Luc 2:22-52)


II. — COMIENZO DEL MINISTERIO DE JUAN Y DE JESÚS (Luc 3:1Luc 4:13)


- La misión de Juan el Bautista (Luc 3:1-20)


- Primera actividad de Jesús (Luc 3:21Luc 4:13)


III. — ANUNCIO DEL REINO EN GALILEA (Luc 4:14Luc 9:50)


- Manifestación y rechazo (Luc 4:14Luc 6:11)


- Enseñanzas y milagros (Luc 6:12Luc 8:56)


- Revelación a los discípulos (Luc 9:1-50)


IV. — CAMINO HACIA JERUSALÉN (Luc 9:51Luc 19:28)


- Instrucción y envío de los discípulos (Luc 9:51Luc 13:21)


- Destino sufriente de Jesús y de los discípulos (Luc 13:22Luc 17:10)


- Respuesta a las preocupaciones de la comunidad (Luc 17:11Luc 18:30)


- El final del camino (Luc 18:31Luc 19:28)


V. — JESÚS SE MANIFIESTA EN JERUSALÉN (Luc 19:29Luc 21:38)


- Entrada en Jerusalén y enseñanza en el Templo (Luc 19:29-48)


- Controversias con los dirigentes israelitas (Luc 20:1-47)


- Discurso escatológico (Luc 21:1-38)


VI. — LA PASCUA DE JESÚS (Luc 22:1Luc 24:49)


- Pasión y muerte de Jesús (Luc 22:1Luc 23:56)


- Resurrección y apariciones (Luc 24:1-49)


— Conclusión (Luc 24:50-53)


Fuente:

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Notas

Lucas 9,1— los Doce: Bastantes mss., entre ellos varios de reconocido valor, añaden: apóstoles.

— expulsar demonios: Ver nota a Mat 8:16.


Lucas 9,1Mat 10:2.
Lucas 9,2Luc 10:7.
Lucas 9,5— el polvo pegado a sus pies. Ver nota a Mat 10:14.
Lucas 9,5Luc 10:10-11; Hch 13:51, (ver Luc 9:43; Luc 16:15; Luc 17:16; Luc 18:6).
Lucas 9,6— anunciando el mensaje de salvación: Lit. evangelizando. Ver notas a Mar 1:1 y Rom 1:1.
Lucas 9,7— Herodes, que gobernaba en Galilea: Lit. el tetrarca Herodes. Ver tercera nota a Luc 3:1.
Lucas 9,7Luc 9:19 y par.; Mat 3:1; Mat 11:14; Mat 16:14.
Lucas 9,10Luc 6:13.
Lucas 9,10— Betsaida: Ver nota a Mat 11:21.
Lucas 9,14— cinco mil hombres: Ver nota a Mar 6:44.
Lucas 9,18Luc 3:21.
Lucas 9,19— Elías: Ver nota a Mat 16:14.
Lucas 9,19Luc 9:7-8.
Lucas 9,20— el Mesías: Ver nota a Mat 1:16.
Lucas 9,21— a nadie dijeran nada: Ver notas a Mar 1:34 y Mat 8:4.
Lucas 9,22— el Hijo del hombre: Ver nota a Mat 8:20.
Lucas 9,22Luc 9:44 y par. Luc 18:31-33 y par.
Lucas 9,23Luc 5:11, Luc 14:27; Mat 4:19; Mat 10:38; Jua 12:26.
Lucas 9,24Luc 17:33; Mat 10:39; Jua 12:25.
Lucas 9,26— el Hijo del hombre: Ver nota a Mat 8:20.
Lucas 9,26Luc 12:9; Mat 10:23; Mat 10:33; Mat 16:27; Mat 25:31; 2Ti 2:12.
Lucas 9,30Deu 18:15; Deu 18:18; 2Re 2:11-12.
Lucas 9,31— de lo que estaba a punto de sucederle en Jerusalén: Lit. de su éxodo, es decir, de su salida, de su partida, aludiendo sin duda a los acontecimientos de la pasión, muerte, resurrección y ascensión de Jesús en Jerusalén.
Lucas 9,31Éxo 34:29-35; 2Co 2:7-11.
Lucas 9,32Jua 1:14; 2Pe 1:16.
Lucas 9,34— nube: Ver nota a Mat 17:5.
Lucas 9,35Mat 3:17 y par.; (ver Isa 49:7); 2Pe 1:17-18.
Lucas 9,36— no contaron a nadie: Ver notas a Mar 1:34 y Mat 8:4.
Lucas 9,39— espíritu maligno... espíritu impuro: Ver nota a Mat 8:16.
Lucas 9,39— espuma por la boca: Ver nota a Mar 9:18.
Lucas 9,42— espíritu maligno... espíritu impuro: Ver nota a Mat 8:16.
Lucas 9,44— el Hijo del hombre: Ver nota a Mat 8:20.
Lucas 9,45Luc 18:34; Mat 8:17; Mat 8:21.
Lucas 9,46Luc 22:24; Luc 22:26-27.
Lucas 9,48— el Hijo del hombre: Ver nota a Mat 8:20.
Lucas 9,48Luc 10:16; Mat 10:40; Jua 13:20.
Lucas 9,49Hch 16:18; Hch 19:13.
Lucas 9,50Luc 11:23; Mat 12:30.
Lucas 9,51Luc 9:51-62; Luc 10:1-42; Luc 11:1-54; Luc 12:1-59; Luc 13:1-35; Luc 14:1-35; Luc 15:1-32; Luc 16:1-31; Luc 17:1-37; Luc 18:1-43; Luc 19:1-28 : camino hacia Jerusalén: Para esta sección central de Lc, que comienza aquí y termina en Luc 19:28, ver Introducción general a este evangelio.
Lucas 9,51— Pascua: Lit. ascensión. Ver nota a Luc 9:31.
Lucas 9,52— Samaría: Ver nota a Mat 10:5.
Lucas 9,522Re 17:24-41; Sir 50:25-26; Jua 4:9; (ver Luc 10:33; Luc 17:16).
Lucas 9,542Re 1:10-12.
Lucas 9,59Mat 4:19; Mat 9:9 y par.; Jua 21:22.
Lucas 9,60— a sus muertos: Ver nota a Mat 8:22.