Hechos 16 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 40 versitos |
1 Pablo llegó luego a Derbe y más tarde a Listra, donde había un discípulo llamado Timoteo, hijo de una judía convertida a la fe y de padre pagano.
2 Timoteo gozaba de buena fama entre los hermanos de Listra y de Iconio.
3 Pablo quería llevarlo consigo, y por eso lo hizo circuncidar en consideración a los judíos que había allí, ya que todo el mundo sabía que su padre era pagano.
4 Por las ciudades donde pasaban, transmitían las decisiones tomadas en Jerusalén por los Apóstoles y los presbíteros, recomendando que las observaran.
5 Así, las Iglesias se consolidaban en la fe, y su número crecía día tras día.
6 Como el Espíritu Santo les había impedido anunciar la Palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y la región de Galacia.
7 Cuando llegaron a los límites de Misia, trataron de entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.
8 Pasaron entonces por Misia y descendieron a Tróade.
9 Durante la noche, Pablo tuvo una visión. Vio a un macedonio de pie, que le rogaba: "Ven hasta Macedonia y ayúdanos".
10 Apenas tuvo esa visión, tratamos de partir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba para que la evangelizáramos.
11 Nos embarcamos en Tróade y fuimos derecho a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis.
12 De allí fuimos a Filipos, ciudad importante de esta región de Macedonia y colonia romana. Pasamos algunos días en esta ciudad,
13 y el sábado nos dirigimos a las afueras de la misma, a un lugar que estaba a orillas del río, donde se acostumbraba a hacer oración. Nos sentamos y dirigimos la palabra a las mujeres que se habían reunido allí.
14 Había entre ellas una, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara las palabras de Pablo.
15 Después de bautizarse, junto con su familia, nos pidió: "Si ustedes consideran que he creído verdaderamente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa"; y nos obligó a hacerlo.
16 Un día, mientras nos dirigíamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha poseída de un espíritu de adivinación, que daba mucha ganancia a sus patrones adivinando la suerte.
17 Ella comenzó a seguirnos, a Pablo y a nosotros, gritando: "Esos hombres son los servidores del Dios Altísimo, que les anuncian a ustedes el camino de la salvación".
18 Así lo hizo durante varios días, hasta que al fin Pablo se cansó y, dándose vuelta, dijo al espíritu: "Yo te ordeno en nombre de Jesucristo que salgas de esta mujer", y en ese mismo momento el espíritu salió de ella.
19 Pero sus patrones, viendo desvanecerse las esperanzas y de lucro, se apoderaron de Pablo y de Silas, los arrastraron hasta la plaza pública ante las autoridades,
20 y llevándolos delante de los magistrados, dijeron: "Esta gente está sembrando la confusión en nuestra ciudad. Son unos judíos
21 que predican ciertas costumbres que nosotros, los romanos, no podemos admitir ni practicar".
22 La multitud se amotinó en contra de ellos, y los magistrados les hicieron arrancar la ropa y ordenaron que los azotaran.
23 Después de haberlos golpeado despiadadamente, los encerraron en la prisión, ordenando al carcelero que los vigilara con mucho cuidado.
24 Habiendo recibido esta orden, el carcelero los encerró en una celda interior y les sujetó los pies en el cepo.
25 Cerca de la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban alabanzas de Dios, mientras los otros prisioneros los escuchaban.
26 De pronto, la tierra comenzó a temblar tan violentamente que se conmovieron los cimientos de la cárcel, y en un instante, todas las puertas se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron.
27 El carcelero se despertó sobresaltado y, al ver abiertas las puertas de la prisión, desenvainó su espada con la intención de matarse, creyendo que los prisioneros se habían escapado.
28 Pero Pablo le gritó: "No te hagas ningún mal, estamos todos aquí".
29 El carcelero pidió unas antorchas, entró precipitadamente en la celda y, temblando, se echó a los pies de Pablo y de Silas.
30 Luego los hizo salir y les preguntó: "Señores, ¿qué debo hacer para alcanzar la salvación?".
31 Ellos le respondieron: "Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y toda tu familia".
32 En seguida le anunciaron la Palabra del Señor, a él y a todos los de su casa.
33 A esa misma hora de la noche, el carcelero los atendió y curó sus llagas. Inmediatamente después, fue bautizado junto con toda su familia.
34 Luego los hizo subir a su casa y preparó la mesa para festejar con los suyos la alegría de haber creído en Dios.
35 Cuando amaneció, los magistrados enviaron a los inspectores para que dijeran al carcelero: "Deja en libertad a esos hombres".
36 El carcelero comunicó entonces a Pablo" "Los magistrados me mandan decir que los deje en libertad; por lo tanto, salgan y vayan en paz".
37 Pero Pablo respondió a los inspectores: "Ellos nos hicieron azotar públicamente sin juicio previo, a nosotros que somos ciudadanos romanos, y nos pusieron en la cárcel. ¡Y ahora nos quieren hacer salir a escondidas! ¡De ninguna manera! Que vengan ellos en persona a dejarnos en libertad".
38 Los inspectores repitieron estas palabras a los magistrados; estos, al enterarse de que eran ciudadanos romanos, se asustaron
39 y fueron a tratar amigablemente con ellos. Luego los pusieron en libertad y los invitaron a alejarse de la ciudad.
40 Cuando salieron de la prisión, Pablo y Silas fueron a la casa de Lidia, donde volvieron a ver a los hermanos y los exhortaron. Después partieron

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Introducción a Hechos


HECHOS DE LOS APÓSTOLES

En el Prólogo al libro de los HECHOS DE LOS APÓSTOLES, su autor remite expresamente a un "primer Libro" escrito por él mismo, donde se narra lo que hizo y enseñó Jesús desde el comienzo hasta el momento de su Ascensión al cielo (1. 1-2). El Libro a que alude es el tercer Evangelio, y el autor es el evangelista san Lucas, que concibió y compuso estos dos Libros como partes integrantes de una única obra. Sólo hacia el año 150, cuando los cristianos reunieron los cuatro Evangelios en un mismo volumen, estas dos partes quedaron separadas.
Los "hechos" relatados en el Libro muestran cómo los Apóstoles dieron cumplimiento al programa que el Señor resucitado les fijó antes de su partida: "Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra" (1. 8). En el Evangelio de Lucas, el ministerio terreno de Jesús comienza en Nazaret ( Luk_4:16-21 ) y culmina en Jerusalén con la Pascua del Señor ( Luk_9:51 ). Y es precisamente de Jerusalén, de donde el mismo Lucas hace partir la acción evangelizadora de la Iglesia narrada en el libro de los Hechos.
Para escribir este Libro, Lucas empleó una abundante documentación: las tradiciones de la Iglesia de Jerusalén y de la comunidad de Antioquía, el testimonio personal de Pablo y, en particular, un "diario de viaje" que narraba la actividad misionera del Apóstol, donde el empleo del "nosotros" indica que su autor era un testigo presencial de los acontecimientos. Esto hace que el libro de los Hechos de los Apóstoles sea una fuente de información imprescindible para conocer los primeros tiempos de la Iglesia.
Sin embargo, Lucas no es un simple cronista que pretende escribir la historia completa de los orígenes cristianos, o presentar la penetración del Cristianismo en el mundo pagano como un fenómeno puramente histórico. Su finalidad es poner de manifiesto la acción del Espíritu, que va edificando la Iglesia por medio de la predicación de los Apóstoles y hace fructificar la Palabra de Dios en lugares cada vez más lejanos.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Hechos 16,1-40

1. A partir de este momento, Timoteo aparece constantemente asociado a la obra evangelizadora de Pablo. Ningún otro discípulo mereció tantos elogios del Apóstol a causa de su fidelidad ( Flp_2:19-22). Pablo le dirigió dos Cartas. Ver 2Ti_1:5.

3. Pablo se oponía a que los cristianos venidos del paganismo fueran circuncidados. Sin embargo, para facilitar su obra evangelizadora entre los judíos, hizo una excepción con Timoteo, porque su madre era judía. Ver nota Gal_2:3.

6. "Galacia" era una provincia romana situada en el centro de Asia Menor. A ella estaba anexada una parte de Frigia.

8. "Tróade" era una ciudad situada a unos cuarenta kilómetros de la antigua Troya.

9. "Macedonia" es la región que se encuentra al norte de Grecia.

10. La redacción pasa repentinamente a la primera persona del plural (vs. 10-17). Esto demuestra que el autor del relato acompañaba a Pablo. Ver notas 20. 5; 21. 1.

12. "Filipos" era una colonia romana de la provincia de Macedonia. Pablo fundó allí una comunidad, a la que dirigió una de sus Cartas.

13. Los judíos de Filipos no tenían sinagogas. Por eso se reunían junto al río, lo que les permitía cumplir con la práctica de las abluciones rituales.

20. "Son unos judíos": los acusadores de Pablo no hacían distinción entre judíos y cristianos. Si bien el Judaísmo era tolerado en el Imperio Romano, no se veía con buenos ojos su actividad proselitista. Esto es lo que motiva la denuncia y el arresto de Pablo.

37. La Ley penaba severamente a los que azotaban a un ciudadano romano. Ver 22. 25.