Gálatas 5 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 26 versitos |
1 Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud.
2 Yo mismo, Pablo, les digo: si ustedes se hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada.
3 Les vuelvo a insistir: todos los que se circuncidan, están obligados a observar íntegramente la Ley.
4 Si ustedes buscan la justicia por medio de la Ley, han roto con Cristo y quedan fuera del dominio de la gracia.
5 Porque a nosotros, el Espíritu, nos hace esperar por la fe los bienes de la justicia.
6 En efecto, en Cristo Jesús, ya no cuanta la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por medio del amor.
7 ¡Ustedes andaban tan bien...! ¿Quién les impidió mantenerse fieles a la verdad?
8 ¡No habrá sido a instancias de aquel que los llama!
9 "Un poco de levadura hace fermentar toda la masa".
10 Yo espero en el Señor que ustedes no cambiarán de parecer. En cuanto a aquel que los está perturbando, será castigado, sea quien sea.
11 Hermanos, si yo predicara todavía la circuncisión, no me perseguirían. ¡Pero entonces, habría terminado el escándalo de la cruz!
12 En cuanto a los agitadores, ojalá que llegaran hasta la mutilación total.
13 Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales" háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor.
14 Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
15 Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros.
16 Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne.
17 Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren.
18 Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.
19 Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje,
20 idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones
21 y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.
22 Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza,
23 mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está demás,
24 porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos.
25 Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él.
26 No busquemos la vanagloria, provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente.

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Introducción a Gálatas


CARTA A LOS GÁLATAS

Los gálatas evangelizados por Pablo durante su segundo viaje misionero, hacia el año 50, eran descendientes de los celtas o galos, un pueblo extremadamente belicoso que en el siglo III a. C. se había instalado en la meseta central de Asia Menor. La estadía de Pablo en Galacia se prolongó por algunos meses, debido a una enfermedad que lo obligó a permanecer allí hasta su curación (4. l3-l5). Fuera de esto, no conocemos otros detalles sobre la actividad del Apóstol en esa región y sobre las Iglesias allí fundadas.
Las circunstancias que motivaron la intervención de Pablo están suficientemente expresadas en la Carta. Las comunidades de Galacia habían sido perturbadas por algunos predicadores cristianos venidos de Jerusalén. Estos, erróneamente, se consideraban respaldados por Santiago, "el hermano del Señor" (1. 19), que era una de las "columnas de la Iglesia" junto con Pedro y Juan (2. 9). Según ellos, los fieles convertidos del paganismo debían someterse a la Ley de Moisés y a la práctica de la circuncisión, para llegar a ser verdaderos hijos de Abraham y herederos de las promesas divinas. Al mismo tiempo, trataban de desacreditar la persona y la autoridad apostólica de Pablo, mostrándolo en desacuerdo con los demás Apóstoles. La crisis provocada por estos "judaizantes" en Galacia es una de las expresiones típicas de la dificultad que tuvo la Iglesia para desvincularse cada vez más del Judaísmo y adquirir su fisonomía propia.
La CARTA A LOS GÁLATAS, escrita probablemente en el año 56, es uno de los más espontáneos y vehementes escritos de Pablo. Su tema central es la libertad del cristiano, llamado a recibir la salvación como un don de Dios que se alcanza por la fe en Jesucristo, y no por el sometimiento a las exigencias de la Ley. Para comprenderla debidamente, es conveniente leerla a la luz de la Carta a los Romanos, que fue escrita un tiempo después y vuelve sobre los mismos temas de una manera más completa y sistemática.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Gálatas 5,1-26

12. Como los judaizantes exigían que los gálatas convertidos del paganismo recibieran la circuncisión, Pablo alude irónicamente a la castración ritual practicada por los sacerdotes de la diosa Cibeles.

13. Ver Stg_2:12; 1Pe_2:16.

14. Lev_19:18. Ver Mat_22:34-40; Rom_13:9; Stg_2:8.